08/04/2020, 13.36
SIRIA
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Pascua, vicario de Alepo: la esperanza de Cristo resucitado, después del Sábado Santo del coronavirus

En Siria las iglesias también están cerradas, con misas y celebraciones prohibidas a los fieles, que siguen las funciones, “y son miles” por internet. La ilusión de la finalización del conflicto y la nueva emergencia sanitaria, ahora “todo se detuvo de nuevo”. Redescubrir el valor de la “domus ecclesiae” y la centralidad de los sacramentos.

 

Alepo (AsiaNews) - Iglesias cerradas, misas y celebraciones prohibidas a los fieles como en gran parte del mundo, pero seguidos con atención y participación a través de internet y el temor de una difusión de la pandemia que podría provocar un “desastre” en una nación al décimo año de guerra. El relato a AsiaNews sobre la Semana Santa del vicario apostólico de Alepo de los latinos, Mons. Georges Abou Khazen, es un mixto de temor por la amenaza coronavirus y el deseo de vivir el momento más importante del calendario litúrgico cristiano. “La situación en la ciudad, como en Siria, es similar a la del resto del mundo. Precauciones y directivas-agrega el prelado- para contener la difusión: por el momento los datos oficiales dicen que hay 19 contagios, 3 víctimas y otros curados”.

Para contrarrestar la epidemia de Covid-19, el gobierno dispuso el toque de queda desde las 6 de la tarde a la misma hora por la mañana. Las únicas actividades abiertas son farmacias, hornos y panaderías, negocios alimenticios y taxis para viajar entre las ciudades y las regiones, que quedan aisladas las unas de las otras.

La población, narra Mons. Georges Abou Khazen,, “ha respirado después de la liberación y la finalización de bombardeo a la ciega contra los barrios civiles. Por un breve arco de tiempo “habían reabierto el aeropuerto y la autopista entre Alepo y Damasco, pero ahora todo está cerrado a causa del virus. En el momento en el cual se podía volver a vivir, todo s detuvo de nuevo”.

El temor de una difusión es “elevado”, prosigue el prelado, porque 10 años de guerra han afectado al sistema sanitario “y el 50% de los hospitales no funcionan. Un país en estas condiciones no está preparado” para la lucha contra el virus. “Sería un desastre- afirma- y esperamos no se extienda”.

n el pasado, también durante los años peores del conflicto, las celebraciones de Semana Santa, el domingo de Ramos, la misa de Pascua “estaban llenas de fieles”. “Este año las personas están obligadas a permanecer en casa, en un infinito Sábado Santo donde la oscuridad parece haber tomó control y el Cristo encerrado en la oscuridad del Santo Sepulcro”. Pero, agrega, “como narra san Pedro él descendió a los infiernos para anunciar la resurrección… esta es la buena noticia, esta es la fuente de nuestra esperanza”. 

El vicario, cuenta cómo los fieles desean “ir a la iglesia, pero no es posible”. “Celebramos las funciones a puertas cerradas y las difundimos por internet, donde hay un gran seguimiento: miles de contactos, hasta 6 mil por vez lo cual confirma la gran participación. Cada tanto-prosigue- abrimos las iglesias para las confesiones y visitas de pequeños grupos” manteniendo las distancias. Esta, como se dice en árabe, es realmente “una semana de dolores”. La separación, confirma, “es la cosa más difícil: es feo celebrar en un iglesia cerrada, cuando estábamos acostumbrados a verlas llenas también en tiempo de guerra. Somos como un padre que perdió a los hijos, pero no es así… es sólo una separación temporánea”.

Diez años de guerra, luego la emergencia del coronavirus son una invitación a pensar “el país, las vidas y la iglesia: debemos dar-agrega- más valor a la “domus ecclesiae”, más fuerza a la Iglesia local, poner los sacramentos en el centro de nuestra fe. En muchas familias se siente la sed de sacramentos, este virus no ha unido sólo a nosotros sino al mundo y abatió muchos muros”. “Me sorprendió la solidaridad de nuestra gente hacia Italia, las muchísimas oraciones por las víctimas de la pandemia y por todo el pueblo italiano. El mensaje de Cristo resucitado-concluye el prelado-es una invitación a no perder la esperanza, sino a vivir momentos con alegría no obstante las dificultades”.  

 

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