21/12/2022, 13.16
TIERRA SANTA
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Patriarca Pizzaballa: Una Navidad de misericordia como respuesta a la 'sangre y la violencia' en Tierra Santa

de Dario Salvi

El prelado destaca el "silencio" con respecto a las muertes relacionadas con el conflicto palestino-israelí. Preocupación por el lenguaje que han utilizado altos funcionarios del próximo gobierno israelí, cuyas perspectivas "no son alentadoras". Las primeras celebraciones "abiertas" tras las restricciones impuestas por el Covid-19 y la "sorprendente explosión" de peregrinaciones.

 

Milán (AsiaNews) - Un "año de sangre que ha pasado en silencio" y "preocupación" por el lenguaje "violento" que han utilizado algunos miembros de la futura coalición de gobierno, con el regreso al poder del veterano primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, son algunos de los temas a los que se refirió en la entrevista con AsiaNews el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, a su regreso de una visita pastoral a Gaza y en vísperas de las celebraciones navideñas. El primado habla de una celebración "sin restricciones, abierta" tras los confinamientos impuestos por la pandemia de Covid-19 y caracterizada por la "sorprendente" llegada de un gran número de peregrinos, especialmente de Asia, donde predomina el "elemento devocional". Por último, se refirió a las migraciones, que corren el riesgo de vaciar Tierra Santa del componente cristiano. A continuación, la entrevista con el patriarca Pizzaballa:

Beatitud, ¿cómo será esta Navidad para los cristianos de Tierra Santa?

Será una Navidad sin restricciones, abierta, con la presencia de numerosos peregrinos. Hemos vuelto a una situación de normalidad [pre-pandemia de Covid], sin particulares problemas.

¿Se esperaba una recuperación tan importante de las peregrinaciones?

Los números son emocionantes y sorprendentes. Sabíamos que habría una recuperación pero, escuchando las previsiones de los ministerios, pensamos que sería gradual. En cambio, estamos asistiendo a una verdadera explosión. Además, el origen ha cambiado: Europa es menos numerosa, mientras que Estados Unidos, las Américas en general, Asia e incluso África están creciendo mucho.

¿Cuál es la diferencia entre los que llegan hoy, sobre todo de Asia, en comparación con el pasado?

En el pasado, tanto por los visados ​​como por motivos económicos, la peregrinación era mucho más fácil desde los países occidentales, Europa y EE.UU. sobre todo. Ahora la situación ha cambiado, tanto económicamente como en términos de apertura y visados internacionales, después de la pandemia. Todo eso ha facilitado el acceso de los cristianos -no solo católicos- comenzando por Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, que hoy es precursor de Asia. Además, hay una diferencia en la forma de abordar la peregrinación: la europea es más cultural, turística, mientras que en los países asiáticos predomina el elemento religioso y devocional.

Otro tema recurrente es la migración, que afecta de manera especialmente grave a los cristianos…

Siempre insisto en decir que los cristianos no somos un mundo aparte sino que vivimos la misma realidad que los demás. No hay un problema cristiano, pero podemos hablar de un problema de los cristianos palestinos vinculado sobre todo a la cuestión palestina. La mayor dificultad es económica y está relacionado con el tema político, con la fragilidad de las perspectivas, con las tensiones. Luego están las familias preocupadas por el futuro. La migración es una tentación para todos, no sólo para los cristianos, pero como somos pocos, nos afecta más que a los musulmanes, que siguen creciendo.

Hablando de migraciones, ha provocado ira y desató protestas en Gaza el incidente en el mar de un barco que transportaba migrantes palestinos y dejó un saldo de ocho victimas. ¿Un elemento nuevo?

El Mediterráneo no es sólo un espacio de intercambios comerciales, de energía y riquezas, sino que también se ha convertido en una cuenca de emigración, de flujos de población del sur del mundo hacia el norte, y este fenómeno incluye también a la Franja, como hemos visto en Chipre con el tráfico de seres humanos. [En el caso de Gaza] hay que añadir una cuestión política más, porque los palestinos -y sobre todo los de la Franja- no tienen otra manera de salir.

Patriarca Pizzaballa, termina un año de ataques y víctimas en Israel y Palestina, que en muchos casos han pasado en silencio: ¿cómo explica esta deriva cada vez más violenta, ante la indiferencia general?

Es cierto que este año muchos eventos sangrientos pasaron en silencio. Los obispos católicos también lo hemos denunciado: este año tuvimos el mayor número de palestinos muertos debido al contexto político en los Territorios. Ya no se habla de eso, aunque casi todos los días muere alguien. También sabemos que la cuestión palestina ya no es el centro de atención de la política internacional ni de los medios de comunicación, cuyo interés se concentra en Ucrania y otras partes del planeta. La cuestión palestina parece haber cansado a la mayoría. A esto se suma una complejidad de la situación que no se adapta a la comunicación actual, cada vez más acelerada y que no deja tiempo ni espacio para un análisis en profundidad.

El fin de año marca, entre otras cosas, el regreso de Benjamin Netanyahu al cargo de primer ministro y el gobierno más derechista de la historia de Israel. ¿Cuál es la posición de la Iglesia?

Hablar de perspectivas con este gobierno es complicado y ya hemos expresado nuestra preocupación por el lenguaje violento de algunos miembros de la coalición. Una tendencia que se debería excluir tanto dentro de la sociedad judía como hacia los no judíos en el Estado de Israel, además de la cuestión palestina de la que realmente no quieren oír hablar. Las perspectivas no son alentadoras y amenazan el ya delicado equilibrio entre las diversas comunidades que componen nuestra sociedad: cristianos, judíos, musulmanes, árabes, palestinos, israelíes. Como Iglesia seguiremos sin bajar la guardia y siendo muy claros.

En estos días usted publicará el mensaje de Navidad. ¿Cuál es el tema central?

En un contexto de violencia, en todos los sentidos y a todos los niveles, el mensaje de Navidad es un mensaje de misericordia, que sin embargo también espera nuestra respuesta. Es el juicio de Dios sobre el pueblo, que requiere nuestra respuesta.

 

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