Poola: primer cardenal dalit de la India, al servicio de los pobres y marginados
Nacido en una familia mixta, de padre católico y madre hindú, desde pequeño experimentó en primera persona las dificultades – la marginación – de los parias. Pudo completar sus estudios solo gracias a hombres de Iglesia, con quienes fortaleció su fe y descubrió su vocación. Hyderabad es una ciudad cosmopolita, multicultural y con diversas lenguas. El “desafío” consiste en anunciar el Evangelio.
Delhi (AsiaNews) - “Nací cristiano, mi padre era católico bautizado aunque mi madre era hindú, y su matrimonio se celebró según el rito católico. Mi padre era catequista de los Misioneros de Mill Hill y crecí bajo la guía del padre Boone, un misionero de Mill Hill”, la Sociedad misionera de San José de Mill Hill, cuenta a AsiaNews el cardenal Anthony Poola, arzobispo metropolitano de Hyderabad, capital del Estado de Telangana, en el sur de la India, uno de los purpurados que participará en el Cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco. Recorriendo los orígenes de su fe y el contexto familiar, no oculta las dificultades que vivió desde su infancia. “Mi aldea es pequeña, pero debido al sistema de castas – nosotros somos dalit – vivíamos en la periferia y no formábamos parte del asentamiento”. Nos manteníamos “a unos quinientos metros de distancia de las casas de las castas superiores, ni siquiera se nos permitía sacar agua de sus pozos”. “Cuando teníamos sed –cuenta– íbamos a la casa de personas de casta superior donde había un pozo, y ellos nos echaban agua desde lejos en nuestras manos extendidas para que debiéramos. Pero eso no me cansaba ni era doloroso. Aceptábamos este estigma social”.
“Según el gobierno, cuando nos bautizamos perdemos todos los derechos y beneficios concedidos a los dalit, como la educación, las becas, las reservas de trabajo, etc.”, añade el cardenal Poola, para explicar las dificultades que enfrentan las personas que viven al margen de la sociedad. Al terminar la escuela primaria tuvo que abandonar los estudios debido a las estrecheces económicas de la familia, porque su padre no podía permitirle estudios más allá del tercer año de la escuela media. Estuvo en casa un año, y en un campamento de verano conoció a misioneros holandeses que reconocieron su potencial y se ofrecieron a ayudarlo a seguir estudiando. Esa posibilidad no estaba exenta de sacrificios, como los kilómetros diarios que debía recorrer, a menudo descalzo, para llegar al colegio.
No obstante, pudo asistir a la escuela superior y a la universidad, donde estudió Economía, y precisamente en esos años habló con su mentor sobre su deseo de ingresar al seminario. “Cuando terminé los tres años de la escuela media –recuerda– tuve que hacer una pausa debido a la pobreza. Pensé que mi educación había terminado allí. Pero los misioneros se interesaron por mí, me llevaron a Kadapa y me ayudaron a continuar los estudios. Después de graduarme, pensé que no tenía ningún vínculo con estos misioneros. Pero ellos me cuidaron, me ayudaron a asistir al colegio y me hicieron madurar. Esa es la razón –explica– por la que quise entrar al seminario”.
Como obispo escribe letras, dirige coros, produce música devocional en telugu y publica un boletín diocesano, “Kurnool Vani”, además de supervisar la institución de 11 nuevas parroquias y apoyar la educación de los indigentes. También proporciona educación básica y superior a los niños pobres con becas instituidas para ellos. Su lema de vida es: “Buenas noticias para los pobres”, una visión que le ha valido la admiración de los dalit, que son el 75% de la Iglesia católica en la India.
“Estos lugares –explica– son muy pobres y es una zona de sequías. Cuando tenemos que ir a las aldeas, sólo podemos hacerlo por la noche, porque la gente trabaja durante el día. Tocamos la campana de la iglesia, reunimos a los niños y enseñamos el catecismo. Y la gente a veces tiene que cocinar y venir a la iglesia. Es maravilloso observarlo. Esto me ha llenado de compasión y amor, y sobre todo de una gran responsabilidad hacia los niños, para darles el don de la educación, porque no tienen dinero ni bienes para vender”. En este sentido, reflexiona, es como si “estuviera mirando la historia de mi vida”.
El cardenal Anthony Poola, arzobispo metropolitano de Hyderabad, nació el 15 de noviembre de 1961 en Poluru, en la diócesis de Kurnool. Tras asistir al seminario menor en Nuzvid, estudió en el St. Peter’s Pontifical Seminary de Bangalore y recibió la ordenación sacerdotal el 20 de febrero de 1992; posteriormente fue incardinado en la diócesis de Cuddapah. Tras los primeros años como vicepárroco, el futuro cardenal fue párroco entre 1994 y 2003 en Tekurpet, Badvel y Veerapalli. Posteriormente obtuvo una maestría en Pastoral Sanitaria y en Teología en los Estados Unidos. Entre 2004 y 2008 fue director de la Christian Foundation for Children and Aging, secretario para la Educación y viceadministrador de las escuelas diocesanas. El 8 de febrero de 2008 fue nombrado obispo de Kurnool y el 19 de noviembre de 2020 arzobispo metropolitano de Hyderabad. Una ciudad, explica, “cosmopolita, multicultural y con diversas lenguas, pero los dalit no son muchos, solo 5 o 6 de 141 sacerdotes, la mayoría es de casta superior”. El capelo cardenalicio le fue entregado en el consistorio de agosto de 2022; actualmente es miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
“El desafío para mí –confiesa– es anunciar el Evangelio, sobre todo en los santuarios e instituciones (escuelas, colegios, hospitales, etc.) donde tenemos tanto la Sagrada Biblia como el Bhagwat Gita […]; para nosotros es un gran desafío salir con valentía y proclamar el Evangelio”. “En nuestras escuelas –añade– tenemos una clase de religión para los alumnos católicos, donde se enseña el catecismo, y una clase de moral para los niños de otras religiones”. “Los pobres son generosos, donan sus talentos, ofrecen tiempo y recursos, vienen voluntariamente a ayudar. Como decía el Papa Francisco, son los pobres los que son generosos o, como decía la Madre Teresa, dan hasta que duele. Deberíamos ser buenos samaritanos, misioneros de la compasión, personas dispuestas –concluye el cardenal– a ayudar y a poner a disposición tiempo, talentos y energías”.
17/12/2016 13:14
22/01/2021 12:55