03/05/2023, 14.59
COREA DEL SUR
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Seúl, el amargo retorno de los 'fantasmitas' tailandeses

de Steve Suwannarat

Después de las restricciones impuestas por la pandemia, el fenómeno de los trabajadores ilegales procedentes de Tailandia ha vuelto a crecer en Corea del Sur. Es el efecto de un mercado laboral que necesita mano de obra para la industria y la agricultura, pero que por razones políticas impone restricciones muy estrictas a la inmigración que se convierten en un estímulo a la ilegalidad (y al abuso).

Seúl (AsiaNews) - Parecía que la pandemia y la lucha contra la irregularidad y los abusos habían acabado efectivamente con este fenómeno, pero, por el contrario, los "fantasmitas" volvieron a Seúl y en gran cantidad. Este término se utiliza para referirse a los tailandeses que, con el espejismo de salarios varias veces superiores a los de su país, intentan emigrar a Corea del Sur, que necesita abastecer de mano de obra a sus industrias, su producción agrícola y un amplio abanico de servicios.

No bastaron las campañas de sensibilización, la repatriación de emigrantes detenidos por incumplir las leyes de inmigración o laborales, ni siquiera la mano dura de la policía de ambos países: en cuanto se reabrieron las fronteras, se reanudó el flujo de tailandeses hacia el país del Lejano Oriente, muchas veces en excursiones organizadas de las que luego algunos se separan, dejando caducar sus visados de turista y quedando a merced de la explotación, el subempleo y los abusos. Son sobre todo las mujeres las que sufren, ya que están menos demandadas para los trabajos pesados y agotadores que suelen delegarse en los inmigrantes y, por tanto, se las arrastra más fácilmente a la sombra de la clandestinidad y también se las orienta hacia actividades que implican servicios de índole sexual.

Según los datos publicados por las autoridades de Seúl, a 31 de enero había 2,41 millones de trabajadores inmigrantes en Corea del Sur. Entre ellos había 195.000 tailandeses, de los que se calcula que algo menos de la mitad carecía de papeles en regla para residir y trabajar.

El rigor de las normas impuestas por la parte surcoreana ayuda a explicar por qué muchos tailandeses se arriesgan a ser detenidos, deportados e incluidos en la "lista negra" de indeseables en lugar de acceder regularmente al mercado laboral surcoreano, como estipulan los acuerdos intergubernamentales. Entre los requisitos para figurar en una lista de la que los empresarios pueden elegir están tener una edad de entre 18 y 39 años y pasar un examen obligatorio de coreano. Y al cabo de dos años, si no los convocan, tienen que repetir el trámite.

Por otro lado, a los potenciales empleadores surcoreanos se les pide que se inscriban en la lista sólo si no han podido conseguir trabajadores de su país y pueden documentarlo; también deben poder demostrar su legitimidad, así como la seguridad y calidad de sus lugares de trabajo.

A pesar de esto, en la práctica, las empresas que solicitan regularmente trabajadores de Tailandia suelen incumplir la ley; además, hay organizaciones y empresas que contratan directamente mano de obra extranjera a través de la web con costos que oscilan entre el equivalente a 4.000 y 5.000 euros. Para un tailandés es una pesada deuda que, al aumentar constantemente por el gasto en comida y alojamiento, tarda años en saldarse. Esto deja a los trabajadores en manos de empleadores sin escrúpulos, con la amenaza constante de que los expulsen de la empresa o los denuncien ante las autoridades.

 

 

Foto: Flickr/Tigersigh

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