25/03/2024, 12.31
MALASIA
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Sin techo por una noche: iniciativa de Cuaresma en Kuala Lumpur

Un grupo de 17 cristianos participó en el gesto promovido por la oficina diocesana para el desarrollo humano. En Chow Kit convivieron con personas de la calle, durmiendo a su lado en cajas de cartón. "Experimentamos su amor por el prójimo", cuenta al Herald Malasia uno de los participantes. El contacto con la pobreza en una de las mayores economías del sudeste asiático.

 

Kuala Lumpur (AsiaNews) - "Una lección conmovedora sobre la fraternidad humana, vivida entre los últimos". Así describía el semanario católico local Herald Malaysia la iniciativa "Ser sin techo por una noche" vivida por 17 cristianos de entre 17 y 79 años, en el marco de la campaña de Cuaresma de la Oficina arquidiocesana para el desarrollo humano (AOHD) en las calles de Chow Kit, un suburbio de Kuala Lumpur. Fueron a dormir con personas sin hogar, para conocerlas y mostrarles cercanía. "En cada interacción experimentábamos su amor por el prójimo: nos ayudaban con palabras y hechos", explica Melina Yeoh, una de las participantes, en un reportaje compartido por el diario católico.

El grupo, formado por personas de ocho parroquias de la archidiócesis de Kuala Lumpur, se reunió para iniciar la experiencia con una misa en la capilla de Cardijn House, presidida a las 17.00 horas por el padre Albet Arockiasamy, asistente eclesiástico de la AOHD. 

A la celebración siguió una reunión de coordinación a las 19. "Luego nos fuimos sólo con la ropa que llevábamos puesta, los trozos de cartón metidos bajo los brazos (que sirven para tirarse por la calle, ed) y nuestros documentos de identidad para los controles policiales", prosigue Melina Yeoh.

El primer lugar visitado fue el comedor social Medan Tuanku, pero ya había pasado la hora de cierre. Así pues, el grupo se dirigió a una calle situada en la parte trasera de la guardería KL Krash Pad. Aquí se produjo el primer encuentro con los sin techo, que hacían cola para recibir una ración de nasi lemak (plato tradicional malayo), agua y un paquete de té de crisantemo. Las primeras interacciones fueron advertencias. Una persona nos contó que le habían robado mientras dormía en la zona del Banco de Bangkok", añade el participante en la iniciativa, "y nos dijo que nos turnáramos para dormir, que vigiláramos. Ahora tiene una habitación, pero va allí todas las noches para quedarse con sus amigos". Siguieron más consejos sobre cómo conseguir comida; aunque es muy abundante durante el Ramadán, y el grupo no tuvo mayores dificultades en toda la experiencia.

En el país, sexta economía del sudeste asiático, la pobreza está oculta pero muy extendida, incluso las madres con sus hijos viven en la calle. "Llegó un camión para entregar ropa usada y juguetes", cuenta Melina Yeoh. El grupo fue testigo de gestos de ayuda sencillos e incondicionales, como el de un benefactor que ofreció un helado a un grupo de niños. "Lo sorprendente fue que la mitad de los niños optaron por fideos instantáneos en lugar de helado", recuerda Melina Yeoh..Tras la primera fase de ambientación, el grupo se separó. Incluso para el alojamiento nocturno, acudieron en ayuda de los cristianos los consejos de quienes no son ajenos a dormir a la intemperie. Instrucciones para evitar los mosquitos, los bancos (donde los guardias no permiten dormir) y los lugares sin refugio contra la lluvia. Solidaridad en la calle. 

El grupo de Melina Yeoh conoció a un "hermano de la calle" con el que se pararon a hablar, decidiendo acostarse en su propio pasillo, cerca de una tienda que abriría a las 8.30 de la mañana. "Fred (nombre ficticio, ed.) era una persona muy animada", recuerda, "cuando abría la tienda, solía ir a una ONG que había más adelante para comer y ducharse". El jersey que llevaba era de allí. Nos aconsejó que pusiéramos todas nuestras pertenencias debajo del cartón, porque si no nos las robarían". No fue fácil afrontar la noche para los participantes, acostumbrados a las comodidades del hogar, un lugar seguro y protegido. Algunos consiguieron dormir unas horas, otros ni siquiera una. Para garantizar su seguridad, fueron seguidos de cerca por un "equipo" de la AOHD. "Pasaban las horas, era difícil dormir con el calor y la humedad", cuenta Melina Yeoh, "si hubiera estado sola en la calle, habría sentido el peligro de estar expuesta a todos los riesgos. Yo sólo lo hice una noche; Fred y sus amigos lo hacen todos los días". 

Fue una experiencia breve, pero que tuvo la capacidad de entrar en el corazón de los participantes y hacerles crecer en empatía hacia las personas que viven en la calle. 

"Cada vez que veo a alguien caminando por la calle con una caja de cartón, me siento más unido a él, porque hemos compartido una experiencia", admite el participante. A las 6 de la mañana del día siguiente, el grupo se reunió cerca del KL Krash Pad, para desayunar y vivir un momento de restitución dirigido por Fr. Andrew Manickam OFM Cap. "Rezamos para que, a través de esta actividad, cambiemos nuestra forma de vida y apreciemos más lo que tenemos, viendo qué podemos hacer para ayudar a más personas necesitadas", concluye Melina Yeoh.

 

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