22/10/2015, 00.00
VATICANO
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Sínodo: la familia es corresponsable de la misión de la Iglesia, y sobre los divorciados vueltos a casar interviene el Papa

La misión de las familias, la preparación al matrimonio, la formación de los sacerdotes, el valor de la indisolubilidad, el acogimiento y acompañamiento de las familias en dificultades y de las personas homosexuales, matrimonios mixtos como valor en las relaciones de los 13 Círculos menores.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La misión de las familias, la preparación al matrimonio, la formación de los sacerdotes, el valor de la indisolubilidad, acogida y acompañamiento para las familias en dificultad y para las personas homosexuales, matrimonios mixtos como valor. Son algunas de las principales indicaciones dadas en las últimas relaciones de los 13 Círculos menores, en vista de la preparación de la relación final que será presentada y votada el sábado próximo. Le tocará luego al Papa decidir si hacerla pública o no.

¨Partiendo del hecho que la Evangelización es tarea de todo el pueblo cristiano - escribe el grupo italiano C - en la confrontación entre los Padres, surgió la necesidad que las familias, por fuerza de la gracia del sacramento nupcial, se conviertan siempre más en sujetos de pastoral, expresión de una misión que se expresa a través de la vida concreta, no algo solamente teórico sino experiencia de fe radicada en los problemas reales de las personas”. “La familia- se lee en la relación del grupo B - en cuánto elemento constitutivo del cuerpo eclesial tiene una responsabilidad propia que asumir en relación de las otras familias, de la comunidad cristiana y de la misión de la Iglesia. La familia, sujeto de pastoral es un actor a pleno título de la evangelización y debe ser reconocida como tal”.

Fundamental, prácticamente en todas las relaciones, la preparación al matrimonio. “Realmente importante - escribe el grupo inglés A - es la preparación de las parejas al matrimonio, como también la formación de ellas que debe ser permanente y de apoyo. Esta formación necesita tener fundamento en la teología bíblica, la antropología cristiana y las enseñanzas de la Iglesia. De nota particular fue nuestra discusión sobre una correcta educación sexual basada sobre una comprensión auténticamente cristiana de la sexualidad. Los programas de educación sexual deben subrayar la formación de la conciencia, el sentido de la responsabilidad, el valor del autocontrol, la modestia y la virtud de la castidad. Además, fue subrayado el rol de los padres en la educación sexual de sus hijos”.

Formación que se debe extender también a los sacerdotes. “En la formación de los futuros sacerdotes y religiosos - afirma el grupo francés B - es importante permitir tener una conciencia concreta de las realidades familiares y tomar real conciencia de la complementariedad de las diversas vocaciones cristianas”.

Está luego ligado al tema de la indisolubilidad, el examen de los matrimonios en dificultad.

“Queremos reafirmar en primer lugar - escriben los franceses del grupo A - el apego de todos a la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio. Recibimos también como buena la noticia la misericordia de Dios revelada en Jesucristo y la importancia concedida a la formación de la conciencia personal. Agregamos que delante a las situaciones consideradas irregulares, queremos que sean enunciadas vías con las cuales aquellos que las viven estén seguros que un camino, una acogida y un acompañamiento están abiertos. Y al final que los obispos, cada uno en su diócesis y en la comunión de toda la Iglesia, están llamados a un discernimiento responsable”.

La cuestión, vista en particular en lo que se refiere a los divorciados vueltos a casar, suscita opiniones también muy diversas. Comunes los principios de la acogida y el acompañamiento, diferentes las opciones sucesivas. Para los italianos del grupo A “Respeto de la situación de aquellos que han experimentado el fracaso del matrimonio, los miembros del círculo se encontraron de acuerdo sobre la exigencia de enfrentarlos teniendo particular atención en distinguir la variedad de las situaciones, promoviendo por lo tanto itinerarios de fe, de reconciliación y de integración en la comunidad eclesial. Se afirmó la importancia que estos itinerarios comprendan un atento y prudente discernimiento pastoral bajo la autoridad final del obispo; las Conferencias Episcopales están llamadas a madurar criterios comunes adecuados a las situaciones de las respectivas Iglesias particulares”.

Pero, en el grupo inglés A, “una mayoría sin pleno consenso afirmó que la práctica pastoral en lo que se refiere a la recepción del sacramento de la Eucaristía por parte de aquellos que están divorciados y vueltos a casar civilmente no deberían ser dejadas a las Conferencias Episcopales individuales. Hacer esto arriesgaría un daño a la unidad de la Iglesia católica, la comprensión de su orden sacramental y el testimonio visible de la vida de los fieles”. Y un obispo del grupo inglés D “dijo que la cuestión de admitir a la comunión a divorciados vueltos a casar, sin la nulidad, era una cuestión tan vital de la substancia doctrinal que podía ser gestionada sólo por un concilio ecuménico y no por un sínodo”. Sin llegar a tanto, numerosos grupos han expresado la convicción que la cuestión sea remitida al Papa. “La cuestión del acceso al sacramento, sobre todo a la Eucaristía - escribe por ejemplo el grupo español B - no puede y no debe ser el centro o el punto focal de atención a estas situaciones. Estamos convencidos que lo mejor que podemos hacer es confiar al Santo Padre y no tenemos dudas sobre el hecho que él puede, con la ayuda del Espíritu, indicar a la Iglesia y al mundo, el camino”.

En concreto, existe quien propone la creación de una apropiada comisión de estudio. Así el grupo inglés B: “En materia de admisión de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos, el grupo pediría al Santo Padre, teniendo en cuenta del rico material surgido durante este proceso sinodal, prevea la creación durante al Año jubilar de la Misericordia de una comisión especial para estudiar en modo profundizado los modos en los cuales las disciplinas de la Iglesia que nacen de la indisolubilidad del matrimonio se aplican a la situación de las personas en uniones irregulares, incluidas las situaciones que derivan de la práctica de la poligamia”.

Otro punto evidenciado por la mayor parte de las Relaciones, el del lenguaje: la Iglesia debe renovarlo, transformarlo de estático en dinámico, para hacer más accesible a todas sus enseñanzas, sin desnaturalizarlas y abrir así un nuevo diálogo con las familias. Por ejemplo: para los divorciados vueltos a casar no se hable más de “exclusión” del Sacramento eucarístico, sino más bien de “abstención”. Y “algunos padres - escribe el grupo italiano A - han solicitado la atención sobre la fachada deconstructiva que poseen hoy algunos conceptos inherentes al matrimonio y las familias; para otros padres permanece prioritario, en un contexto secularizado, evitar lenguajes condicionados por una sensación de asedio y comunicar el Evangelio con lenguaje permeado por la esperanza, que haga leva sobre la obra que el Señor seguramente está cumpliendo en las personas, también en aquellas que viven en situaciones familiares lejanas de la propuesta cristiana”. Y, al final, el grupo italiano C señala. “una indebida presión económico-legislativa para introducir leyes que equiparan las uniones civiles la matrimonio”.

Asimismo, sobre el tema de las personas con tendencia homosexuales se registran acercamientos diversos: hasta donde sabemos, la necesidad de acoger a tales personas sin discriminarlas y la negación de cualquier equiparación con el matrimonio y las uniones homosexuales. El grupo inglés A, a este propósito escribe: “Hemos hablado de la importancia de la atención pastoral hacia las personas con tendencias homosexuales, con particular atención a las familias en las cuales una persona con la misma atracción sexual es miembro. La Iglesia como Esposa de Cristo debe modelarmodele su comportamiento al Señor Jesús, cuyo amor es ofrecido a todas las personas sin ninguna exclusión ni excepción. Padres y hermanos de los miembros de la familia con tendencias homosexuales están llamados a aceptar a estos miembros de sus familias con un corazón indiviso y con comprensión. Pedimos al Sínodo afirmar y re-proponer la totalidad de la enseñanza de la Iglesia sobre el amor y la castidad”

Pero también está quien, como el grupo inglés C, registra que “algunos piensan que la cuestión debería ser eliminada de la discusión del Sínodo sobre la familia” y que “es más bien importante una reunión específica sobre la cuestión”. “Nos faltó tiempo - escribe el grupo francés B. por reflexionar sobre la situación de las personas homosexuales en las diferentes sociedades y sobre las diversas sociedades y sobre las diversas dimensiones de una pastoral de la Iglesia hacia ellos”.

Fue muy discutido también el tema de los matrimonios mixtos. A propósito de este tema, el grupo inglés C subraya que ellos “al mismo tiempo que presentan desafíos, implican también grandes oportunidades”. “La disparidad de culto puede representar grandes desafíos en algunas situaciones - con mayor razón con algunas religiones- pero dichos matrimonios pueden ser un lugar importante para un diálogo interreligioso fundado sobre la realidad. Esto es un valor en sí”. (FP).

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