28/11/2014, 00.00
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Vicario apostólico de Alepo: los jóvenes cristianos, testigos de fe en una ciudad herida

Mons. Georges Abou Khazen cuenta el trabajo de "decenas" de muchachos y muchachas que "ven en el otro a Cristo" y deciden servirlo. Desde la distribución de ayudas, a las actividades escolares y lúdicas para los niños. Matrimonios y bautismos signos de una vitalidad de la Iglesia. Adviento, "tiempo de espera y esperanza" de un pueblo "martirizado", que recibe en oración "la llegada del Salvador".

Alepo (Asianews)- Jóvenes voluntarios, cristianos pero no solo, que se dedican a los otros "con un verdadero sentido de fe"; "decenas de muchachos y muchachas" de la comunidad que "ven en el otro a cristo, y que deciden servirlo" para reconstruir en los mismos lugares en los cuales la guerra ha sembrado división y devastación. Es cuánto cuenta a AsiaNews el vicario apostólico de Alepo de los latinos, mons. Georges Abou Khazen, que en una realidad de conflicto y violencia ve ejemplos y testimonios de renovada esperanza. Para el prelado, estos jóvenes "han dado un salto en adelante", por la obra de ellos no es sólo una "simple ayuda humanitaria", sino qqueconlleva un significado más profundo que deriva de la propia fe cristiana. Y son muchas las actividades que desarrollan para una comunidad, la de Alepo, martirizada por 3 años de guerra: muchachos y muchachas, cada día, dedican parte de su tiempo en el "sostener a los más necesitados", participando en "la distribución de las ayudas", idearon programas e iniciativas para los niños, ayudándolos "a soportar una situación siempre más difícil, enseñándoles las materias escolares". "Son jóvenes- comenta mons. Khazen- formidables"

La comunidad cristiana de Alepo, como toda la población, vive una situación de "dificultad e inseguridad"; se está en peligro hasta en el interior de las propias casas, explica el obispo, por un "imprevisto" golpe de "mortero, un cohete o una explosión". No obstante todo, la gente continúa a ir a la iglesia, los estudiantes a la escuela, quien tiene un trabajo va a la oficina, en el tentativo de enfrentar y superar "las dificultades de la vida" en una condición de guerra. Entre los problemas mayores, advierte el prelado, "la tasa de desocupación en muy alta, poca gente logra todavía trabajar, el dinero lo toman sólo los jubilados y los empleados el gobierno, mientras que los otros se quedaron a pie"

Mientras tanto, hay un compromiso constante y profundo para mantener una apariencia de normalidad, en un contexto excepcional. "Quien puede ir al trabajo- explica mons. Khazen- las escuelas están abiertas, los jóvenes frecuentan las superiores y las universidades....y ¡ya esto es mucho! Y también en lo que concierne a nosotros los cristianos, en los últimos tiempos retomaron las actividades que estaban paralizadas desde hacía tiempo: los scouts, los encuentros de las asociaciones religiosas, las clases de catecismo que se habían interrumpido por el miedo. También estos son pequeños signos de esperanza, unidos a las celebraciones de matrimonios y bautismos"

Este año, la comunidad cristiana de rito romano celebró 21 matrimonios y una cuarentena de bautismos, para el obispo son "fuente de gran consolación, porque demuestran que no hay sólo personas llenas de miedo que quieren escapar. Estos cristianos reivindican la pertenencia a esta tierra, que es de nuestros antepasados, y son fuente de coraje para nosotros"

Si del lado político se esperan posibles desarrollos por la iniciativa de las Naciones Unidas - "no creemos, pero esperamos..." comenta el obispo- que debería partir justamente de Alepo, la comunidad cristiana se prepara para vivir el inicio del Adviento y la festividad de la navidad. "No se podrán hacer grandes ceremonias- explica el prelado- pero será seguramente una ocasión de fiesta religiosa y espiritual. Con los jóvenes estamos preparando actividades pensadas para los niños, hemos invitado a la gente a a animar las Novenas de Navidad y luego cada domingo, en una iglesia distinta, tenemos pequeñas iniciativas". "Queremos que nuestros fieles- concluye- no piensen sólo en las dificultades o en los dramas de la guerra. Y el Adviento coincide justo con nuestro sentimiento de espera y de esperanza, con las expectativas de un pueblo martirizado que recibe en oración la llegada de nuestro Salvador". (DS).

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