18/03/2020, 11.57
VATICANO
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​Papa: una oración especial por los médicos fallecidos por socorrer a los enfermos de coronavirus

“Nuestro Dios está cerca y nos pide que estemos cerca unos de otros, que no nos alejemos entre nosotros. Y en este momento de crisis por la pandemia que estamos viviendo, esta cercanía nos pide que la expresemos en mayor medida, que hagamos que se vea más. Quizás no podamos acercarnos físicamente, por miedo al contagio, pero sí puede despertar en nosotros una actitud de cercanía: con la oración, con la ayuda, con tantas formas de cercanía”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Papa Francisco, al celebrar la misa esta mañana en Santa Marta, hizo una oración especial por los miembros del personal médico que han fallecido socorriendo a los enfermos de coronavirus. Al introducir la celebración, dijo: “Recemos hoy por los difuntos, por aquellos que han perdido la vida a causa del virus; y especialmente, quisiera que recemos por el personal médico que ha muerto en los últimos días. Han entregado la vida en el servicio a los enfermos”. 

En la homilía, al comentar el pasaje del Evangelio (Mt 5,17-19), en el cual Jesús dice que no ha venido derogar la Ley, dijo que el tema de las Lecturas es “la Ley que el Señor ha querido darnos y que Jesús ha querido llevar a su máxima perfección. Pero hay una cosa que llama la atención: el modo en que Dios entrega la Ley.  Moisés dice: ‘¿Qué nación tiene dioses tan cercanos como el Señor nuestro Dios, que está cerca toda vez que lo invocamos?’ El Señor entrega la Ley a su pueblo con una actitud de cercanía. No son las prescripciones de un gobernante, que puede estar lejos, o de un dictador… No: es la cercanía; y nosotros sabemos, por la revelación, que es una cercanía paternal, de padre, que acompaña a su pueblo dándole el regalo de la Ley. El Dios cercano.‘¿Qué nación tiene dioses tan cercanos como el Señor nuestro Dios, que está cerca toda vez que lo invocamos?’”.

“Nuestro Dios – prosiguió - es el Dios de la cercanía, es un Dios cercano, que camina con su pueblo. Es esa imagen en el desierto, en el Éxodo, la nube, la columna de fuego para proteger al pueblo: camina con su pueblo. No es un Dios que deja las prescripciones por escrito, y dice ‘avanza’.  Elabora las prescripciones, las escribe de puño y letra sobre la piedra, se las da a Moisés, las entrega a Moisés, pero no deja las prescripciones y se va: Él camina y está cerca. ‘¿Qué nación tiene un Dios tan cercano?’ Es la cercanía. El nuestro es un Dios de la cercanía”.  

La respuesta del hombre, en las primeras páginas de la Biblia, “siempre es alejarse”. Así, Adán y Eva se esconden, “sienten vergüenza, porque han pecado, y el pecado nos lleva a escondernos, a no querer la cercanía. Y muchas veces, a hacer una teología que piensa solamente ‘en el juez’, y por eso me escondo: tengo miedo”. 

 

“La segunda actitud, humana, en relación con la propuesta de esta cercanía de Dios, es matar. Matar al hermano. ‘Yo no soy el custodio de mi hermano’. Dos actitudes que eliminan toda cercanía. El hombre rechaza la cercanía de Dios, él quiere ser el dueño de las relaciones, y la cercanía siempre conlleva alguna debilidad. El ‘Dios cercano’ se hace débil, y cuanto más cerca está, más débil parece. Cuando se nos cerca, cuando viene a vivir con nosotros, se hace hombre, uno de nosotros: se hace débil y lleva esta debilidad consigo hasta la muerte, y la muerte más cruel, la muerte de los asesinos, la muerte de los pecadores más grandes. La cercanía humilla a Dios. Él se humilla para estar con nosotros, para caminar con nosotros, para ayudarnos”. 

“El ‘Dios cercano’ nos habla de la humildad. No es un ‘Dios grandioso’, allí arriba…. No. Él está cerca. Es uno de nuestra casa. Y esto lo vemos en Jesús, Dios hecho hombre, cerca hasta la muerte, con sus discípulos: los acompaña, les enseña, los corrige con amor… Pensemos, por ejemplo, en la cercanía de Jesús con los discípulos de Emaús, que estaban angustiados, abatidos, y Él se acerca lentamente, para hacerles entender el mensaje de la vida, de la resurrección”. 

“Nuestro Dios está cerca, y nos pide estar cerca, unos de otros, no alejarnos entre nosotros. Y en este momento de crisis por la pandemia que estamos viviendo, esta cercanía nos pide que la expresemos más, que la hagamos ver más. Quizás no podamos acercarnos físicamente por el medio al contagio, pero sí puede despertar en nosotros una actitud de cercanía entre nosotros: con la oración, con la ayuda, con tantas formas de cercanía. ¿Y por qué debemos estar cerca unos de otros? Porque nuestro Dios está cerca nuestro y ha querido acompañarnos en la vida. El es el Dios de la proximidad. Por eso, no somos personas aisladas: estamos cerca, porque la herencia que hemos recibido del Señor es la proximidad, es decir, el gesto de la cercanía”.

“Pidamos al Señor la gracia de estar cerca entre nosotros; no escondernos los unos de los otros; no lavarse las manos, como hizo Caín, como si el problema fuera ajeno a nosotros: no. Cerca. Proximidad. Cercanía. ¿Qué nación tiene dioses tan cercanos como el Señor nuestro Dios, que está cerca toda vez que lo invocamos?’”.

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