"Preguntémonos si nuestro corazón está abierto para acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. Preguntémonos si en nosotros las rocas de la pereza son todavía muchas y grandes; identifiquemos y llamemos por nombre a los espinos de los vicios. Encontremos el valor de hacer un bello saneamiento del terreno, llevándole al Señor en la Confesión y en la oración, nuestras rocas y espinos".
| 16/07/2017
| VATICANO