En el Ángelus en la Plaza de Armas, el Papa Francisco dijo a los jóvenes que sigan a Jesús con todo sí mismo, sin desalentarse, siguiendo el ejemplo de San Martín de Porres, el santo mestizo. La oración silenciosa por la paz en la República del Congo. A los obispos, el ejemplo de san Toribio de Mogrovejo, un infatigable evangelizador: “Hoy lo llamaríamos un obispo “de las calles”. A las religiosas contemplativas, la invitación a rezar por la unidad de la Iglesia peruana.
En la celebración mariana en Trujillo, Francisco habla de María. “Madre mestiza, porque en su corazón encuentran lugar todas las razas”. A los sacerdotes y consagrados, recomendó recordar el momento de su vocación para ser, como los apóstoles, portadores de alegría y constructores de comunidad.