04/05/2018, 12.52
LIBANO
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Líbano, primeras elecciones parlamentarias después de 9 años

Los ciudadanos son llamados a las urnas para elegir 128 diputados: 64 cristianos, 64 musulmanes y drusos. Los votantes son 3,5 millones; hay más de 600 candidatos, distribuidos en 77 listas. La atención se centra sobre el nuevo sistema proporcional, que sustituye al mayoritario. La economía y la emergencia provocada por los refugiados son los temas centrales de la campaña electoral. El peso de Irán y Arabia Saudita sobre el voto.

Beirut (AsiaNews/Agencias)- Habiendo pasado 9 años de los últimos comocios, y tras haber superado una serie de crisis políticas e institucionales, entre ellas, el largo período en que permaneció vacante  el cargo de presidente, los libaneses son llamados a las urnas el domingo 6 de mayo para las elecciones parlamentarias. Según los datos brindados por la Comisión electoral, al menos 3,5 millones de votantes habilitados a ejercer su voto deberán optar para cubrir los escaños de 128 diputados (64 cristianos y 64 musulmanes y los drusos), por un nuevo período cuatrienal; los candidatos son más de 600, distribuidos en 77 listas presentes en las 15 circunscripciones electorales -de medianas y grandes dimensiones- que subdividen el país. Poco menos de 83.000 votantes ejrcerán su voto en el extranjero.

La novedad absoluta está representada por el sistema proporcional, que sustituye al mayoritario, que hasta ahora se venía utilizando en los comicios electorales. Los electores podrán expresar dos preferencias, una para la coalición y una por candidato individual.

A nivel histórico, la tasa de participación rara vez supera el 50% de los votantes habilitados. Y en algunas regiones, entre ellas, Beirut, la capital, el ausentismo llega a tocar el 80% de los votantes.

Uno de los elementos de mayor interés en la votación del 6 de mayo se refiere justamente al dato relacionado con la participación, para entender si la nueva ley electoral proporcional favorecerá una disminución de la cifra de ausentismo. De hecho, en el pasado, era difícil que un candidato cristiano pudiese ser elegido en una circunscripción de mayoría musulmana. En cambio, hoy el nuevo sistema debería -el condicional es obligatorio- garantizar una mayor representatividad.

En las últimas elecciones, celebradas en 2009, el dato relativo a la participación se detuvo en un 54% en el contexto del voto parlamentario más polarizado y controvertido de la historia del país. Sobre la desafección de los electores pesaba también el sistema del voto, percibido como un obstáculo para el cambio y la verdadera expresión de la voluntad popular.

Analistas y expertos, más allá de los ambientes del mundo diplomático, esperan con particular interés el resultado del dúo chií formado por Amal (guiado por Nabih Berri) y Hezbolá (las milicias filo-iraníes). A éstos se agregan pequeños partidos y movimientos cercanos a Siria. Libres de cualquier vínculo con coaliciones participan el movimiento cristiano CPL (Movimiento Patriótico Libre), cuyo líder es el actual presidente de la República, Michel Aoun) y el movimiento de orientación cristiano-democrática Maranda. Entre los partidos cristianos, las Fuerzas libanesas apuntan a obtener cuando menos una decena de escaños.

Quedan por evaluarse los pesos e influencias de los actores externos al país y que, en mayor o menor grado, influyen igualmente sobre la política local. En particular nos referimos ar a Irán (chií) por Hezbolá y a Arabia Saudita (sunita) por el Premier saliente Saad Hariri. Sin embargo, siendo que el Líbano sigue siendo objeto de presiones externas regionales, el cuadro político parece haber cambiado en comparación al pasado y hay una redistribución demográfica que ha cambiado la geografía de muchas zonas, otrora consideradas bastiones de una confesión o de un partido.

Y si bien es cierto que los partidos tienen una naturaleza confesional,  ellos no se limitan a expresarse con candidatos de la misma comunidad religiosa, algo que debe agradecerse, en parte, a un sistema político pensado justamente para reducir al mínimo las tensiones sectarias y tendiente a favorecer la cooperación. Entonces, quien compite por un escaño reservado a los sunitas, por ejemplo, se enfrenta con otros candidatos sunitas pero que pueden a su vez beneficiarse con el apoyo de partidos cristianos o chiíes.

Entre los temas que han animado la campaña electoral y que parecen encontrar mayor interés entre los electores está la crisis económica, alimentada por la emergencia de refugiados provenientes de la vecina Siria, una nación en guerra desde hace más de 7 años. A éstos se agregan las crónicas carencias en tema de suministros energéticos y el problema ligado a la eliminación de residuos, que fue un problema que perduró en los últimos meses y que ha generado malestar y descontento entre los ciudadanos, sobre todo en la capital. Por último, está el tema recurrente de la corrupción, que continúa creciendo en Líbano como en otros países de la región a pesar de los eslóganes y promesas de combatirla.  (DS)  

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