15/04/2017, 11.46
PAKISTAN
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Obispo de Faisalabad: La Pascua, seguir a Cristo a través de la “puerta estrecha” para llegar a la vida eterna

de Joseph Arshad

La Pascua “viento de frescura”, en memoria de la Pasión, Crucifixión y Resurrección. Jesús elige el sacrificio para nuestra salvación, leal al Padre Celestial. Quien lo sigue hasta la muerte tendrá la vida eterna.

Faisalabad (AsiaNews)- Mons. Joseph Arshad, obispo di Faisalabad, envía los augurios de Pascua en memoria de la Pasión, Crucifixión y Resurrección de Jesucristo, afirmando que quién será fiel hasta el final a Dios conocerá la Vida eterna.

 ¡Queridos hermanos y hermanas en Jesucristo!

La fiesta de la Pascua, trayendo viento de frescura, felicidad y un enorme cantidad de alegres emociones es el más importante evento en la vida de los fieles de Nuestro Señor glorioso Jesucristo. Este sagrado evento es celebrado cada año con fervor religioso, euforia y alentador confortación espiritual. Cuanto adhieren a Nuestro Señor Resucitado son bendecidos con alegría serenidad y explosiones de exaltación espiritual en esta gran fiesta.

La Santa Pascua es la conmemoración de la gloriosa Resurrección de los muertos de Nuestro Señor Jesucristo, que sigua a la Cuaresma, memoria de la Pasión del Sacrificio en la Cruz. En particular, expresamos nuestra fe en la Pasión, Crucifixión y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo durante el tiempo de Cuaresma y de la Pascua, creyendo que Cristo lavó las manchas de nuestro pecado original con su pasión y Muerte en la Cruz y confirmó nuestra fe en la resurrección del cuerpo y la vida eterna.

La verdad de la Pasión, Crucifixión y Resurrección de Cristo son los pilares de nuestra fe. Cristo anunció con claridad a sus discípulos el acercarse de su Pasión, Crucifixión y Resurrección, como cumplimiento del plan de Salvación decidido por el Padre celestial para la humanidad pecadora. Jesús deseaba que sus Apóstoles y seguidores creyesen en el plan de Salvación de Dios. Por esta razón Jesús reprochó a S. Pedro cuando deseó con compasión la seguridad de su Maestro de cualquier doloroso evento.

San Pablo afirma en su Carta a los Romanos 5:8 que “Dios demuestra su amor hacia nosotros porque, mientras éramos aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Pues que, cierto del hecho de la Resurrección, en la 1 carta a los Corintios (15:14), Pablo nos explica que “si Cristo no resucitó, entonces es vana nuestra predicación y también es vana nuestra fe”. Por lo tanto, el recordar la Pasión, Crucifixión y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo es una necesaria demostración de nuestra fe. Hablando en la Última Cena de Nuestro Señor, S. Pablo proclama en 1-Corintios (11:26): “Cada vez que de hecho comeréis de este pan y beberéis de este cáliz, vosotros anunciaréis la muerte del Señor hasta que Él vuelva” y en el Evangelio de S. Lucas (22:19) está escrito “Hagan esto en memoria mía”.

Ya desde el inicio de su misión, los fariseos, los escribas y los saduceos se opusieron a Jesús de derecha a izquierda. Ello quería que Él se mantuviese en el “status quo” de la autoridad dictatorial de ellos. Pero habiendo fracasado en el disuadirlo de su objetivo, decidieron librarse de Él, agazapados para captúralo, como leones hambrientos con la presa.

Al final aprovecharon la oportunidad de capturarlo comprando los servicios de uno de Sus discípulos, el traidor, Judas Iscariote. Cuando lo entregó a ellos, ellos lo torturaron sin misericordia, los flagelaron duramente, con corazón duro le pusieron una corona de espinas sobre su cabeza, saludándolo y burlándose de Él. También lo cargaron sin piedad sobre sus espaldas una pesada cruz que tenía que llevar hasta el Monte Calvario. Aquí los clavaron con crueldad en la cruz, donde los dejaron morir en modo sin piedad. Ellos no se detuvieron allí, fueron hasta la tumba y le colocaron una piedra para sellarla, para que no surgiese como lo había anunciado la profecía. Pero Dios destruyó sus intrigas malvadas y abatió sus sueños ‘haciendo surgir a su Hijo de entre los muertos con una gloriosa potencia’.

Signos increíbles se manifestaron en el momento de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Un terremoto hizo rodar la pesada piedra del ingreso del sepulcro, como una paja llevada por el viento. “Y el velo del templo se rasgó de arriba abajo, la tierra tembló, los sepulcros se abrieron y muchos cuerpos santos resucitaron. Y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección, entraron en la ciudad y se aparecieron a muchos. El centurión y aquellos que había realizado la guardia a Jesús…se atemorizaron y decían: “¡Este realmente era el Hijo de Dios!” (Mt.27:51-54).

La sagrada ocasión de la Pascua es un signo de la gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Es la recompensa por los Sufrimientos y el Sacrificio en la Cruz para cumplir el plan de Salvación del Padre. Cristo recibió su recompensa por elección, no casualmente, llevando el peso del intenso dolor y del sacrificio de la vida. Él permaneció ‘fiel al Padre Celestial hasta la muerte y muerte de cruz’, demostrando que aquellos que permanecen leales hasta el final, obtendrán la vida eterna. Eligió la puerta estrecha para alcanzar su ideal. Y, en la ocasión propicia de Pascua, nos recuerda todavía una vez más para invitarnos a seguirlo y entrar ‘en la puerta estrecha’. En Mt. 16:24 Él sugiere: “Si alguno quiere seguirme reniegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”.

¡Queridos hermanos y hermanas!

En el bendito acontecimiento de la Pascua, el triunfo de Jesús sobre la muerte indica que alcanzar la madurez espiritual y el suceso en la vida depende siempre de la confianza de cada uno en lo potencial que tenemos, en la determinación de la propia fuerza de voluntad y de la capacidad de persistir en el seguir los propios objetivos. Comprometámonos en esto. Sagrado evento que hay que continuar sin parar hacia la madurez y la duración de nuestra fe cristiana. ‘Ninguna dificultad, ninguna angustia, ninguna persecución, ninguna falta de comida o ropa, ninguna amenaza de violencia no alejará del amor de Dios por la humanidad; Dios nos amó tanto que dio a Su Hijo único para que todos podamos vivir en Él. Nosotros cristianos somos testigos vivientes y tenemos el deber de proclamar la Resurrección de Cristo para que todos puedan recibir su amor y la vida en Él.

¡Ruego por vosotros y os auguro una alegre y Santa Pascua!

(Ha colaborado Shafique Khokhar)

 

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