Arzobispo de Manila: que el Simbang Gabi sea el rostro de una Iglesia acogedora
Comenzaron en las comunidades filipinas de todo el mundo los nueve días de Misas al amanecer en preparación para la Navidad. El card. Advincula advirtió a los fieles: "No es una devoción de los perfectos: todos deben poder encontrar un lugar aquí". El arzobispo dedicó un pensamiento especial para aquellos que regresan a la iglesia después de mucho tiempo y para los que sienten el peso de dudas o heridas.
Manila (AsiaNews) – Entre los católicos filipinos - los que viven en el país y los de las diásporas de trabajadores migrantes en todo el mundo – estos son los días del Simbang Gabi, las Misas de la novena de Navidad que se celebran al amanecer (“al canto del gallo”, como sugiere el nombre) para prepararse para el nacimiento de Jesús. En la solemne inauguración de estas celebraciones en la catedral de Intramuros de Manila, el cardenal arzobispo José Advincula invitó a los católicos del país a vivir este momento tan arraigado en la devoción popular como un momento de acogida abierto a todos.
El Simbang Gabi no está reservado solo para los devotos - dijo el purpurado - sino que acoge a cualquiera que esté en busca de la fe, de la sanación o de una relación renovada con Dios. «Lahat kasali dito. Todos tienen un lugar aquí», afirmó Advincula.
Durante la celebración - informó la agencia de la Conferencia Episcopal Filipina CbcpNews – el arzobispo dio la bienvenida a todas las personas que participaban por primera vez, a los católicos que regresan a la iglesia y a todos aquellos que llevan el peso de dudas o heridas, y afirmó que la Iglesia no es para los perfectos, sino para todos los que buscan. Advirtió contra la aceptación selectiva y los juicios, que crean divisiones en las familias, en los lugares de trabajo y en las parroquias, alimentando la percepción de que la Iglesia excluye a los filipinos comunes o con dificultades. “Algunos piensan que la Iglesia es solo para los perfectos. Otros se mantienen alejados porque se sienten juzgados por los que participan en la Misa. Esto debería preocuparnos”, afirmó.
El arzobispo de Manila exhortó a los fieles a prestar atención a las personas son ignoradas en la escuela, en el trabajo o en la vida parroquial, y a responder con compasión, escucha y gestos concretos de bienvenida. “Convirtámonos en una Iglesia que acoge en vez de excluir - concluyó -, que escucha en vez de juzgar, que refleja la misericordia de Cristo”.
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