Beijing inaugura en Hong Kong la corte de arbitraje de la 'pax china'

Cerca de 30 países firmaron en la metrópolis "normalizada" por China un documento que instituye la IOMed, un nuevo organismo internacional impulsado por China para la mediación de conflictos. Símbolo de un multilateralismo a la medida de Beijing, que ignora las sentencias de los Tribunales de la ONU en su contra. Vuelve a la memoria la advertencia que hizo desde la cárcel la abogada Chow Hang-tung sobre los efectos, mucho más allá de Hong Kong, del vaciamiento de palabras como derechos, democracia y paz.

Hong Kong (AsiaNews/Agencias) – Un mediador internacional "made in China" para delegar la solución de las controversias internacionales. Con sede (obviamente decidida por Beijing) en Hong Kong, un territorio cuyos tribunales en los últimos cinco años no han brillado precisamente en cuanto a los estándares del derecho internacional. Sin embargo, es precisamente aquí donde, en pocos meses, debería comenzar a operar la Organización Internacional para la Convención de Mediación (IOMed), un nuevo organismo que inauguró esta mañana Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de la República Popular China.

La inauguración se llevó a cabo en una ceremonia en la que firmaron la convención que da vida a este organismo multilateral cerca de 30 países, desde Serbia y Pakistán hasta Papúa Nueva Guinea y Venezuela. "El nacimiento de la IOMed ayudará a superar la mentalidad de 'ganar o perder', promover la resolución amistosa de las disputas internacionales y construir relaciones internacionales más armoniosas", dijo el ministro de Relaciones Exteriores chino, quien presidió la firma.

La idea es que el organismo actúe como una "tercera parte neutral" en las controversias, para ayudar a negociar una solución aceptable para ambas partes. Según las intenciones que expresó el jefe del gobierno de Hong Kong, John Lee, el nuevo organismo mediará en disputas entre países, entre países e individuos de otro país, y entre entidades privadas internacionales. Y estará "a la par" de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas y del Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya, explicó el gobierno de Hong Kong.

Todo maravilloso, evidentemente. Si no fuera por dos pequeños detalles: lo promueve la República Popular China, que ignora deliberadamente este tipo de veredictos, como ocurrió con el arbitraje del Tribunal de La Haya respecto al contencioso con Filipinas sobre las reivindicaciones territoriales en el Mar de China Meridional. El hecho de que se hayan elegido Hong Kong y John Lee –los protagonistas de la represión del movimiento prodemocrático en 2019, con miles de personas que siguen en la cárcel por delitos de opinión– como sede y rostro de este nuevo organismo para la "mediación de conflictos" plantea más de una duda sobre los métodos de "mediación" que adoptará este organismo, nacido fuera del marco de las Naciones Unidas.

No por casualidad Paul Lam —secretario de justicia de Hong Kong— escribió hoy en un artículo que la creación de la IOMed llega precisamente cuando "fuerzas externas hostiles están intentando desinternacionalizar y desfuncionalizar" Hong Kong. Esto muestra la verdadera idea que subyace a la iniciativa: relanzar la antigua colonia británica, devuelta a la República Popular en 1997 y obligada al silencio con la eliminación de todo impulso prodemocrático, como un "modelo" y una "encrucijada" de la "pax china".

Precisamente por esto —a modo de comentario sobre la institución de la Organización Internacional para la Convención de Mediación—, vale la pena releer algunas palabras que escribió el año pasado Chow Hang-tung, abogada encarcelada en Hong Kong por ser miembro del movimiento prodemocrático, que en pocos meses será juzgada en virtud de la draconiana ley de seguridad nacional y podría ser condenada a cadena perpetua en la futura sede de la "mediación de conflictos".

"El poder del Partido para redefinir las palabras y subvertir su significado no se detiene en la frontera china —escribió desde la cárcel en diciembre de 2023—. Y así como durante la Guerra Fría se podía identificar y contrastar una ideología y una fraseología comunista característica, la China de hoy, en cambio, habla el mismo lenguaje liberal de los derechos, la democracia y la paz. Naturalmente, todavía existen diferencias sustanciales, pero están camufladas bajo una serie de frases tranquilizadoras. Los que viven bajo el dominio del Partido saben que algunos términos familiares tienen significados muy diferentes en el lenguaje del Partido. Los derechos no se refieren a lo que los individuos pueden hacer valer frente al Estado, sino a conceder al Estado el poder de salvaguardar los 'derechos' del pueblo. La democracia no se trata de que los ciudadanos pidan cuentas a los líderes a través de la libre asociación, la expresión y las elecciones, sino a los líderes que 'gentilmente' escuchan la voz del pueblo a través de canales controlados. Y la paz consiste en garantizar la sumisión al orden del Partido por cualquier medio, no en el rechazo de la guerra o el odio".

"Es indiscutible —concluía Chow Hang-tung— que el actual orden internacional está fuertemente dominado por Occidente y, por lo tanto, todavía dista mucho del ideal del derecho como valor. Pero la manera de mejorarlo no es dar más voz a los dictadores no occidentales, que solo pueden aumentar el silencio de aquellos que no tienen voz. La gente común debe, más bien, ser puesta en condiciones de participar en la conversación sobre los valores a través de la construcción de la democracia en todas partes. Esta también es una tarea difícil y no exenta de controversias, a menudo tildada de 'injerencia' cuando tales esfuerzos y solidaridad se extienden más allá de las fronteras. Pero si abandonamos la búsqueda de la democracia, no tendremos ninguna esperanza de construir un orden internacional justo y basado en valores".