30/05/2025, 15.58
CAMBOYA-VATICANO
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Budistas y cristianos desde Phnom Penh: 'Reconciliación y resiliencia, caminos para la paz'

La reflexión de 150 delegados de numerosos países de Asia y del resto del mundo reunidos en la capital de Camboya para el octavo Coloquio organizado por el dicasterio para el Diálogo Interreligioso. Se recordó el ejemplo de Maha Ghosananda, el venerable maestro Theravada que siempre estuvo cerca de las víctimas del genocidio. "A través del amor, la justicia y la solidaridad humana duradera construimos un mundo donde la paz sea más que la simple ausencia de conflicto".

 

Phnom Penh (AsiaNews) - "Imaginamos la paz como la presencia activa del amor, la justicia y la solidaridad humana duradera", dice el mensaje que dirigieron al mundo los 150 representantes de comunidades budistas y cristianas, reunidos en Phnom Penh del 27 al 29 de mayo en la capital de Camboya para participar en el VIII Coloquio Budista-Cristiano. El encuentro fue organizado por el dicasterio vaticano para el Diálogo Interreligioso junto con la Universidad Budista Preah Sihanouk Raja y la Iglesia Católica del Reino de Camboya.

Representantes de Camboya, Hong Kong, India, Italia, Japón, Laos, Malasia, Mongolia, Myanmar, Singapur, Corea del Sur, Sri Lanka, Taiwán, Tailandia, Vietnam, Estados Unidos y la Santa Sede —junto con dos delegados de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC)— abordaron juntos el tema "Budistas y cristianos trabajan juntos por la paz a través de la reconciliación y la resiliencia".

Se trata de un tema particularmente significativo en un país como Camboya, que en estas mismas semanas ha conmemorado los 50 años del ascenso al poder de los Jemeres Rojos, que marcó el comienzo del terrible genocidio. No es casualidad que durante la reflexión se haya hecho referencia en varias ocasiones al testimonio de Maha Ghosananda (1913-2007), el venerable maestro budista de la tradición Theravada a quien se considera el "Gandhi de Camboya" por su cercanía a las víctimas de la violencia y su compromiso con la reconstrucción del país tras el horror de los Jemeres Rojos.

"Nos reunimos en Phnom Penh – escriben los participantes cristianos y budistas en una nota final difundida por el dicasterio para el Diálogo Interreligioso – para reflexionar sobre nuestros textos sagrados, enseñanzas espirituales y experiencias vividas como fuentes de sanación y esperanza para un mundo herido por la violencia, la injusticia y la explotación. En estos días hemos orado, hemos visitado nuestros respectivos lugares de culto, hemos estudiando y nos hemos encontrado en un espíritu de respeto y amistad mutua. Nuestras conversaciones se han caracterizado por una escucha atenta y el descubrimiento de una sabiduría compartida, porque ambas tradiciones invitan a la transformación de los corazones y las sociedades a través de la compasión y la verdad".

Juntos citan dos versículos muy significativos de sus respectivas tradiciones religiosas: "'El odio no cesa con el odio, sino sólo con el amor; esta es la ley eterna' (Dhammapada 5) y 'Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios' (Mateo 5,9). Afirman que "las prácticas de Metta (bondad amorosa), Karuna (compasión) y desapego consciente" animan a emprender "caminos que cultivan la paz interior y fomentan la armonía en la sociedad. La vida y el testimonio de innumerables practicantes budistas". Y precisamente el testimonio de Maha Ghosananda y de tantos mártires que vivieron la palabra de Jesús muestra "que incluso las heridas más dolorosas de la historia pueden ser transformadas a través de la compasión, la sabiduría y la resiliencia espiritual".

Sobre la base de todo esto, los participantes en el Coloquio de Phnom Penh se unieron para afirmar cuatro principios:

-la reconciliación no es la cancelación de la memoria, sino un proceso valiente de verdad, sanación y restablecimiento de las relaciones;

-la resiliencia se nutre de la fuerza interior, arraigada en la fe y sostenida por comunidades que defienden la dignidad de cada persona;

-construir la paz requiere abordar las causas más profundas del conflicto: pobreza, degradación ambiental, injusticia social y negación de los derechos humanos;

-nuestras respectivas tradiciones religiosas ofrecen profundos recursos éticos y espirituales para afrontar los desafíos de hoy con compasión, coraje y esperanza.

Los participantes en el Coloquio reconocen "el papel esencial de la educación en la formación de las nuevas generaciones en los valores de la no violencia, el diálogo y la cooperación interreligiosa". Señalan también "la responsabilidad de los líderes religiosos y de las comunidades de encarnar la reconciliación de manera concreta: ayudando a  los que sufren, promoviendo la justicia y cultivando la paz interior". Por eso, al regresar a su experiencia diaria, cada uno lleva consigo de este encuentro "un compromiso renovado de caminar juntos como amigos y compañeros espirituales; una mayor apreciación de las tradiciones y la sabiduría del otro y una firme determinación de ser instrumentos de paz, sanación y esperanza en un mundo herido".

Los delegados budistas y cristianos expresan su agradecimiento a las comunidades de Camboya que acogieron este evento —el vicariato apostólico de Phnom Penh, los referentes budistas, las autoridades nacionales y los demás organizadores—, y recordando "a todos los que han sufrido y continúan superando las adversidades mediante la resiliencia", invitan a dedicar "los frutos de este Coloquio al florecimiento de un mundo en el que la paz sea más que la simple ausencia de conflicto".

 

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