Caritas Internationalis premiada en Nagoya por la defensa de la humanidad
La red solidaria católica recibió el cuarto Human Dignity Award de la Universidad Católica de Nanzan. Fue entregado al cardenal Kikuchi, su presidente y arzobispo de Tokio, exalumno de la institución. Se recordó el origen misionero de la organización, su expansión en 162 sedes nacionales y su labor en emergencias actuales, como Gaza, Ucrania y Myanmar. Se afirmó una vez más que "no actúa para los pobres, sino con ellos". Nunca es "extranjera", sino "parte de la comunidad".
Tokio (AsiaNews) - "En un mundo donde a menudo la religión puede ser utilizada como instrumento político, el trabajo de Cáritas demuestra que aún puede desempeñar un papel significativo en la protección de la dignidad humana más allá de las fronteras, a través de esfuerzos serios en áreas específicas de dificultad". Con esta motivación Caritas Internationalis recibió el 7 de junio la cuarta edición del Human Dignity Award que entrega la Universidad Católica Nanzan de Nagoya. El cardenal Tarcisio Isao Kikuchi, arzobispo de Tokio, de 66 años, y también presidente de la red global de Cáritas, recibió el premio en la institución donde él mismo fue estudiante.
"Hominis Dignitate (por la dignidad humana) es el lema de la Escuela de Cooperación Nanzan y, como ex alumno desde la escuela media hasta la Escuela de Teología, ha quedado profundamente grabado en mi corazón", afirmó el purpurado. Kikuchi, miembro de la Sociedad del Verbo Divino y ex misionero en las zonas rurales de Ghana, fue nombrado presidente de Caritas Internationalis en 2023. En mayo de este año participó en el Cónclave que eligió al papa León XIV, después de haber sido creado cardenal en el último consistorio de Bergoglio. El arzobispo comenzó a trabajar en Cáritas en 1995, como voluntario en un campo de refugiados en Bukavu, en la República Democrática del Congo. Posteriormente llegó a Cáritas Japón con el cargo de director ejecutivo y presidente, y luego a Cáritas Asia.
La Universidad de Nanzan, fundada por la congregación misionera de los verbitas, instituyó el premio en 2021, cuando se preparaba para celebrar su 75º aniversario. Su objetivo es honrar a personas u organizaciones que trabajan para proteger la dignidad humana, como afirma el lema, lo que refleja el compromiso con la integridad personal y el respeto mutuo. Kikuchi dijo que aceptaba el premio "en nombre de todos los que participan en el trabajo de Cáritas en todo el mundo". También explicó que el Human Dignity Award de este año no está dedicado a una simple "institución", sino a un mandato "que se extiende desde hace más de siete décadas, ha llegado a todos los continentes y ha tocado la vida de millones de personas". Un servicio, por lo tanto, que, antes de ser un trabajo, es en primer lugar una misión "que se funda en la convicción de que cada persona, independientemente de su origen o circunstancias, tiene una dignidad sagrada e inviolable", dijo.
En la ceremonia de entrega del prestigioso premio se recorrió la trayectoria de Caritas Internationalis, nacida oficialmente en 1951 "en un mundo posbélico sediento de curación". "Cáritas nació como un gesto de misericordia pero rápidamente evolucionó hacia un movimiento global de amor y justicia", explicó el cardenal Tarcisio Isao Kikuchi. Con el paso de las décadas se convirtió en una comunidad global integrada por 162 Cáritas nacionales. "Ha crecido no solo en tamaño, sino también en responsabilidad espiritual y moral", siguió diciendo el cardenal. "Hemos caminado junto a las personas en medio de hambrunas en África, guerras civiles en Líbano, tsunamis en Asia, pandemias, desastres naturales y complejas crisis humanitarias". En estos lugares, Cáritas nunca ha sido "extranjera", sino "parte de la comunidad".
"No actuamos para los pobres, actuamos con ellos. Escuchamos antes de responder. Aprendemos antes de orientar. Porque la dignidad humana requiere más que comida o un refugio. Requiere presencia, participación y colaboración", afirmó Kikuchi. También se recordaron los objetivos a alcanzar para 2030 que se habían presentado en la 22ª asamblea, de lo que "es más que una ONG". Es "la caricia de la Iglesia a su pueblo", como decía el Papa Francisco. En resumen, Caritas Internationalis no es un "accesorio", sino el corazón de la misión de la Iglesia. Trabaja de manera sinodal con obispos, laicos y religiosos. Responde a las crisis humanitarias con intervenciones rápidas y dignas, promueve economías inclusivas, invierte en el liderazgo de mujeres y jóvenes, y da voz a las comunidades más afectadas por guerras, desigualdades y cambios climáticos.
Kikuchi también repasó algunas de las emergencias a las que Cáritas ha hecho frente en el mundo en los últimos años. Los nombres de muchos países – entre ellos Haití, Gaza, Ucrania, Turquía, Siria, Etiopía – constituyen una larga "lista", pero sobre todo refleja "comunidades en las que nuestros equipos acompañan a las personas en sus momentos de mayor vulnerabilidad", explicó. Para el año en curso están previstas ocho nuevas intervenciones de emergencia en Myanmar, Sudán del Sur, Tierra Santa, República Democrática del Congo, Ucrania, Bangladés y Yemen. "Por un total de más de 29 millones de euros de ayuda", afirmó el presidente. En diciembre del año pasado Caritas Internationalis lanzó la campaña "Transforma la deuda en esperanza". "Busca reformular la narrativa sobre la deuda en los países más endeudados del mundo", explicó. Otro esfuerzo hacia ese compromiso reconocido por la Universidad Nanzan. "Este premio puede llevar nuestro nombre –afirmó el arzobispo de Tokio– pero honra la dignidad de otras innumerables personas".
(Colaboró Nirmala Carvalho)
07/05/2021 12:50