Comienza el Cónclave. Card. Re: 'Comunión y unidad, las tareas del Papa'
Esta mañana, sobre la tumba de Pedro, se celebró la Misa pro eligendo Pontifice, primer acto del Cónclave que elegirá al nuevo papa. El cardenal decano dijo en la homilía: "Que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo". Por la tarde, se realizará la procesión desde la Capilla Paulina hasta la Sixtina, con la pronunciación del "extra omnes". El cardenal Pietro Parolin presidirá la asamblea electiva. Alrededor de las 19 de hoy se llevará a cabo la primera fumata.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Sobre el pavimento de la Basílica Vaticana los cardenales dieron esta mañana los primeros pasos del Cónclave que llevará a la elección del 267º Pontífice. El proceso comienza con la Misa pro eligendo Pontifice de las 10, primer acto de la asamblea electiva más fascinante del mundo. Los purpurados avanzan en dos filas paralelas a lo largo de la nave central: visten la casulla roja y la mitra puntiaguda sobre la cabeza, y se ubican alrededor del baldaquino de Bernini en un abrazo al lugar donde reposan los restos de san Pedro. Es el mismo lugar donde estuvo el cuerpo del Papa Francisco antes de las exequias hace ya más de diez días, donde más de 250 mil fieles le rindieron homenaje.
Pero ahora ha llegado el momento de mirar al futuro y designar al heredero del Papa venido “del fin del mundo”, sucesor del discípulo elegido por Jesús para "apacentar su rebaño". Cierran la procesión el cardenal Pietro Parolin - el más anciano por nombramiento entre los cardenales electores del orden de los obispos, que presidirá el Cónclave - y el celebrante, el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años, decano del colegio cardenalicio. A Re se le ha confiado la homilía en este último acto público antes del “extra omnes” que esta tarde precederá al aislamiento de los 133 cardenales electores (24 de Asia y Medio Oriente) en la Capilla Sixtina. “Percibimos que todo el pueblo de Dios está unido a nosotros con su sentido de fe, su amor al Papa y su confiada esperanza”, afirma Re. “Estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo”.
La invocación del Espíritu Santo y la oración es la actitud “correcta y debida” en este momento de espera. En efecto, cuando votan al próximo pontífice a los cardenales se les pide - recuerda Re - “un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial, y una decisión de gran importancia”. En el cual “se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón sólo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad”. El cardenal decano - en referencia al pasaje del Evangelio según Juan - recuerda las palabras que Jesús entrega a los discípulos en el Cenáculo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”. Y por lo tanto la centralidad del amor, que es el mandamiento “nuevo” que “no conoce límites y debe caracterizar los pensamientos y la acción de todos sus discípulos”. “La única fuerza capaz de cambiar el mundo”, añade en la homilía. Cristo nos dejó un ejemplo de ello con un “gesto sorprendente”, “lavando los pies a los Apóstoles, sin discriminaciones, sin excluir a Judas que lo iba a traicionar”, continúa Re.
El celebrante recuerda luego algunos de los “cometidos de cada sucesor de Pedro”, que han sido ampliamente discutidos - junto con temas como la lucha contra los abusos, la transparencia económica, la sinodalidad, el compromiso por la paz - durante las doce Congregaciones generales de los cardenales (electores y no) que se han celebrado desde los funerales de Francisco hasta hoy. En primer lugar, el de “hacer crecer la comunión”. “No una comunión autorreferencial, sino totalmente orientada a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas”, afirma el decano. Luego, el de “mantener la unidad de la Iglesia”. “Deseada por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una sólida y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio”, dice. Subraya también la continuidad con el apóstol Pedro, piedra angular designada por Jesús: cada Papa “es la roca sobre la que está edificada la Iglesia". Y "la elección del nuevo Papa no es una simple sucesión de personas, sino que es siempre el apóstol Pedro que regresa”, añade el anciano cardenal.
Las oraciones y las esperanzas de estos momentos son por un nuevo Papa “que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios”, continúa. El decano Re se refiere luego a lo que espera a los cardenales electores en las próximas horas, es decir, la votación en la Capilla Sixtina, donde “todo concurre a alimentar la conciencia de la presencia de Dios - afirma, citando la constitución apostólica Universi dominici gregis del Papa Juan Pablo II - ante cuyo tribunal cada uno deberá presentarse un día para ser juzgado”. La celebración concluye con el rezo del Regina Caeli, después de la bendición impartida por el celebrante. Dos guardias suizos preceden la procesión que avanza en sentido inverso. Las casullas rojas púrpura en movimiento, algún saludo de los cardenales a los fieles presentes. Los últimos pasos ante el mundo.
A las 15 horas se desactivan en el Vaticano todos los sistemas de transmisión de teléfonos celulares. A los purpurados - que prestan juramento de secreto - se les retiran teléfonos, ordenadores y tabletas. Hasta la elección está prohibido cualquier contacto con el exterior. A las 16:15 los cardenales partirán en procesión desde la Capilla Paulina - en el Palacio Apostólico Vaticano - hacia la Capilla Sixtina, invocando al Espíritu Santo: “Veni, creator Spiritus”. A las 16:30 comienza el “extra omnes”, pronunciado por el maestro de liturgias pontificias, el arzobispo Diego Ravelli. El cardenal capuchino Raniero Cantalamessa, ex predicador de la Casa Pontificia, pronuncia una meditación. Bajo las obras maestras de Miguel Ángel comienza entonces el Cónclave. Más allá de los rumores y los pronósticos, es allí, en ese lugar aislado del mundo, donde se desarrolla una vez más la historia de la Iglesia católica. El quórum para elegir al nuevo pontífice se ha fijado en 89 cardenales, dos tercios más uno de los 133 electores.
Alrededor de las 19 horas de hoy - si se decide votar - se realiza el primer escrutinio, el único del día. Después de la votación, los cardenales rezan las Vísperas. Afuera, ojos fijos en la chimenea de la Sixtina para la primera fumata, que tendrá lugar “no antes de las 19”, según anunció la Oficina de Prensa de la Santa Sede. El Cónclave continúa mañana, con el rezo de Laudes a las 9. Siguen dos votaciones por la mañana (10:30 y 12), y dos por la tarde (17:30 y 19), si no se alcanza el quórum. Después de 34 escrutinios sin mayoría de dos tercios, se realiza un balotaje entre los dos cardenales más votados. Después de tres días sin resultado, los escrutinios se suspenderían por un día, con una pausa de oración. Aparte de hoy, las papeletas se queman cada dos escrutinios: las fumatas están previstas alrededor de las 12 y las 19. Después de los pasos públicos que se dieron esta mañana, sigue la inmovilidad secular del techo de la Sixtina, la espera. Volverá el movimiento, cuando se eleve el humo: negro, si no hubo elección, y blanco, por el “gaudium magnum”, que será acompañado por una fiesta de campanas en el Vaticano.