03/07/2018, 12.40
RUSIA
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El Sínodo ruso recuerda el martirio del zar Nicolás II, siguen las dudas sobre los despojos

de Vladimir Rozanskij

El patriarca de Moscú, Kirill celebrará junto a los obispos el centésimo aniversario de la muerte del último zar y emperador de Rusia. La memoria de los “mártires reinantes” y el fusilamiento ordenado por Lenin.

Moscú (AsiaNews)- El patriarca de Moscú Kirill (Gundjaev) oficialmente confirmó la convocación del Sínodo de los obispos de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Ekaterinburgo, en los días del centésimo aniversario de la trágica muerte del último zar, Nicolás II y de los miembros de su familia (v Foto), exterminados por los bolcheviques bajo orden de Lenin.

La sesión se realizará del 14 al 17 de julio y el patriarca consagrará también la iglesia de los Santos Mártires Reinantes (Tsarstvennye Strastoterptsy) en Alapaev, siempre en la misma zona de los Urales donde fueron asesinados los otros miembros d la familia Romanov. Entre ellos estaba también la santa princesa Isabel Fedorovna, fundadora de benemérito instituto caritativo de Marta y María en Moscú, a cuya congregación adhirieron otras mujeres de la familia imperial. La princesa fue canonizada ya en 1992, inmediatamente después de la caída del comunismo.

La noche entre el 176 y el 17 de julio el patriarca guiará una peregrinación nocturna con los obispos y los fieles, que desde la iglesia-monumento “Sobre la sangre” (lugar del asesinato del zar) se moverá para alcanzar el monasterio d los “Santos Mártires Reinantes en el bosque de la cueva de Ganina”, lugar donde se encontró el cuerpo del zar Nicolás II, de su esposa, de los cinco hijos y de los tres servidores (entre los cuales el famoso Botkin), todos canonizados en el Sínodo jubilar del año 2000. Justamente en aquella noche de hace 100 años se realizó el fusilamiento, decidido en secreto por Lenin mientras se esperaba el proceso al zar en Petrogrado.

La definición de “mártires reinantes” es muy específica en la espiritualidad rusa y encuentra pocas analogías en otras tradiciones del cristianismo oriental y occidental. Podemos recordar a los santos Tomás Moro y John Fischer, que en 1535 se opusieron a las miras absolutistas de Enrique VII de Inglaterra: ellos son mártires no directamente “por la fe”, sino más bien por motivos políticos, que supieron dar en la circunstancia un fúlgido testimonio de fe. Nicolás II, hombre pío y culto, pero demasiado desafortunado e indeciso en sus responsabilidades como soberano, no habría merecido la palma de la santidad, si no hubiese enfrentado los últimos meses con un profundo espíritu cristiano.  

A lo largo del tiempo, de hecho su canonización fue muy cuestionada a causa de la mancha terrible de ese “Domingo de sangre” del 22 de enero de 1905, cuando hizo matar bajo los muros de su palacio a centenares de manifestantes guiados por el cura-sindicalista Georgij Gapon y sobre todo por la “sacrílega” abdicación del 14 de marzo dl año 1917, cuando abandonó el país a la tormenta de la revolución.

En la historia rusa existen diversos ejemplos de mártires “políticos”, casi todos príncipes y zares, llamados con un término exclusivo del cristianismo ruso: los “strastoterptsy”, “aquellos que sufrieron la pasión”, una modalidad de “martirio pasivo” sin explícita profesión de fe. Los primeros santos canonizados, en 1205, fueron los hijos de Vladimir de Kiev, los príncipes Boris y Gleb, asesinados por el hermano Svjatopolk por cuestiones dinásticas. La narración de sus martirios es uno de los textos fundamentales de la espiritualidad rusa. Solo algunos años después fueron canonizados también el padre Vladimir y la abuela Olga, protagonistas del Bautismo de la Rus´de Kiev: es el grupo de los antiguos santos rusos reconocidos también por la Iglesia católica, antes del cisma de 1054.

La elección del patriarca y de los obispos rusos de ir en peregrinación a los Urales no es por lo tanto un homenaje a la memoria de los tiempos revolucionarios y de los “nuevos mártires” del 900, sino una ocasión para recorrer el camino del cristianismo ruso a través de los siglos.

Para la ocasión se tratará de concluir la disputa sobre los despojos de los “mártires reinantes”, reconocidos por el Estado, pero que ha dejado a la Iglesia la última palabra sobre la proclamación de su autenticidad. Los restos fueron encontrados en la zona de la sepultura de masa sobre la cual surge el nuevo monasterio de Alapaev, que se extiende por 3,8 Km cuadrados y los gobernantes en el momento de descubrimiento estaban presentes el presidente Eltsyn y el Premier designado Nemtsov, figuras hoy no queridas por la opinión pública más conservadora, que en esa época aprovecharon el descubrimiento para fines propagandistas.

Por esto y otros motivos más técnicos, el patriarca Kirill es más bien poco dispuesto al reconocimiento, en favor del cual está abiertamente colocado el nuevo metropolitano Pskov Tikhon (Ševkunov). Del Sínodo se espera una solución final al “amarillo de los despojos”, además también la confrontación entre los dos jerarcas de la Iglesia rusa.

 

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