El nuevo Kazajistán de Tokaev

de Vladimir Rozanskij

Se anuncian reformas políticas y constitucionales. El presidente kazajo quiere eliminar los peligros derivados del centralismo del poder. Después de los disturbios de enero, el país intenta superar el largo periodo del padre de la patria, Nazarbayev. El temor de que el cambio sea meramente "cosmético".

Moscú (AsiaNews) - En un mensaje dirigido a la nación, el presidente de Kazajistán, Kasym-Žomart Tokaev, presentó su programa de reformas, que prevé el paso del "superpresidencialismo" a una división de poderes entre el presidente y el parlamento, la prohibición de que el jefe de Estado participe en actividades partidistas y la prohibición de que sus familiares cercanos ocupen cargos públicos importantes. Además, el proyecto contempla el registro de los partidos políticos y la creación de un Tribunal Constitucional.

Según explicó el presidente, en Kazajistán, "algunas personas influyentes" intentaron usurpar el poder durante los disturbios de enero. El mandatario recordó los hechos que provocaron la muerte de al menos 238 personas, según las últimas cifras oficiales. Tokaev no nombró a los "traidores", pero dijo que los trágicos sucesos eran el efecto de un "estancamiento" en el sistema político nacional, una fase que, además, llevó a la instalación de todo el aparato de gobierno actual, empezando por el propio presidente.

El punto de partida del paquete de reformas anunciado es contrastar el centralismo del poder, para evitar la "excesiva influencia del círculo" que se crea junto a los autócratas. El solemne anuncio tuvo lugar tras la llegada de la comitiva presidencial al Parlamento, con la alfombra roja desplegada ante él, y toda la cúpula parlamentaria esperando frente a la entrada -en perfecto estado de revista, sin chaquetas ni abrigos, a pesar de las temperaturas bajo cero.

El Presidente fue recibido por los presidentes del Senado y de la Cámara Baja, Maulen Ašimbaev y Erlan Košanov respectivamente. Su mensaje fue difundido por cadena nacional, con matices escenográficos que marcan un “cambio de rumbo y de época” en la vida de Kazajistán. Es, en cierto modo, el verdadero comienzo de la presidencia de Tokaev, que en 2019 había sido puesto en lugar del "presidente eterno" Nursultan Nazarbaev sólo como sustituto del gran líder.

Ahora Nazarbayev, cuyo paradero sigue siendo bastante incierto, se describe a sí mismo como "un simple jubilado", y en los dos meses que siguieron a los disturbios de Almaty, se produjo un profundo rechazo de toda la clase dirigente vinculada al elbasy, el "padre de la patria" ahora definitivamente destronado.

Muchos esperaban que Tokaev diera un informe detallado sobre los hechos de enero, sobre las víctimas y la violencia policial e incluso sobre los instigadores de los disturbios. Tokaev se limitó a culpar a los "traidores" anónimos que querían arrebatarle el sillón presidencial, utilizando como justificación las protestas organizadas por "milicianos profesionales". Entre ellos, aclaró el presidente, se encontraban algunos dirigentes de los servicios especiales militares y civiles. Los acusados habrían "complicado la acción de las fuerzas de seguridad, difundiendo entre los dirigentes información falsa sobre lo que ocurría en las principales ciudades, incluso apoderándose del control de algunos canales de comunicación reservados al gobierno".

En este momento se encuentran detenidas numerosas personalidades de los servicios secretos, de la política y del mundo de los negocios. Se procura reparar los daños causados por los manifestantes en varios edificios administrativos de Almaty y otras ciudades, víctimas de la devastación y el saqueo. Tokaev también reconoció que durante los arrestos y detenciones de enero, la policía "manchó su nombre con el uso de la tortura, lo cual es absolutamente inaceptable, y los implicados tendrán que rendir cuentas ante la ley", aunque no mencionó posibles investigaciones por parte de organismos internacionales.

Para superar el trauma de los enfrentamientos de enero y salir del actual pánico a las agresiones bélicas (Tokaev no fue explícito en ese punto), se requiere una profunda "transformación política" de Kazajistán. Los observadores esperan que dicha transformación no sea meramente "cosmética" y que introduzca elementos de auténtica democracia en un mundo acostumbrado a la dictadura y el autoritarismo.