Energía, economía y diplomacia. Erhürman y el futuro de Chipre del Norte, entre Ankara y Bruselas
El presidente electo obtuvo más del 62% de las preferencias y derrotó al líder saliente Ersin Tatar, que contaba con el apoyo de Erdogan. La extrema derecha turca pide que se invalide la votación y presiona por la reunificación, el jefe de Estado muestra mayor cautela y un tono conciliador. El futuro de la isla y sus vínculos con Europa y Oriente Medio. El presidente turco estará tres días en el Golfo.
Milán (AsiaNews) - Colaboración con Ankara, a pesar de una clara ruptura con las políticas del pasado, que se caracterizaron por un marcado alineamiento con su protector turco. Las elecciones presidenciales en Chipre del Norte el fin de semana pasado decretaron la victoria del candidato moderado Tufan Erhürman, quien derrotó al líder saliente - y estrechamente vinculado a Recep Tayyip Erdogan, que lo había apoyado en la campaña electoral - Ersin Tatar. Una clara victoria incluso en las cifras, que vuelve a acercar la República Turca de Chipre del Norte a Europa pero sin romper con su padrino turco, aunque el futuro sigue siendo incierto debido a los numerosos asuntos pendientes. Según datos (no oficiales) del Alto Consejo Electoral Chipriota, el candidato de centro-izquierda y europeísta, líder del Partido Republicano Turco (CTP), ha obtenido el 62,76% de las preferencias, con una afluencia del 64,87% del total de los votantes y más de 218 mil votos válidos.
Las reacciones en Ankara
Inmediatamente después de confirmar su elección, el nuevo líder - quien recibió un cálido saludo del presidente de la República de Chipre, Nikos Christodoulides, que expresó el deseo de reunirse con él "lo antes posible" - ha señalado que la relación con Ankara es “vital” y que no se tomará ninguna decisión en política exterior sin contar con su consentimiento. Sus palabras, sin embargo, no han sido suficientes para aplacar la ira de la extrema derecha turca, que invita a desconocer el resultado de las urnas y a avanzar rápidamente hacia la unificación. Una de las voces más extremas y radicales es la de Devlet Bahçeli, jefe del Nationalist Movement Party (MHP) y estrecho aliado de Erdogan, quien afirmó que las elecciones han tenido “una afluencia muy baja” y "no se puede aceptar" el resultado. En una nota publicada en el sitio web oficial del partido, el dirigente nacionalista invitó al Parlamento a “reunirse de inmediato, declarar el rechazo de un retorno a la federación en la isla dividida y tomar la decisión de incorporarse a la República de Turquía”.
Por el contrario, los primeros comentarios del presidente turco están basados en la cautela. Al día siguiente de la votación, Erdogan felicitó a Erhürman y expresó su esperanza de que los resultados “sean en beneficio de nuestras naciones y de la región”. Un tono conciliador, a pesar del apoyo que el jefe de Estado turco mostró durante toda la campaña electoral a Tatar, que en los últimos meses había recibido la visita de varios políticos, entre ellos los exministros Süleyman Soylu y Hulusi Akar, cuya presencia agitó el debate siempre abierto sobre la influencia de Ankara en la política turco-chipriota. La victoria también provocó reacciones de la oposición turca; el líder del Partido Popular Republicano (CHP) Özgür Özel felicitó al “partido hermano”, el CTP, y elogió la decisión del pueblo turco-chipriota que ha “consolidado su democracia y ha enviado un mensaje a los que participaron en las elecciones para servir a sus propios intereses”. Özel también criticó lo que denomina la “campaña de propaganda” de Ankara a favor de Tatar, afirmando que los representantes y políticos turcos deberían respetar la voluntad de los turco-chipriotas.
El futuro de la isla
Lo cierto es que esta elección debería frenar las aspiraciones de todos aquellos que, en el Norte, pretenden una plena alineación - o anexión - con Ankara, y volver, por el contrario, a centrar la atención en Europa y en la posibilidad de una reunificación de la isla. El abogado de 55 años, de hecho, apoya las negociaciones bajo los auspicios de las Naciones Unidas, a diferencia de su rival - y saliente - Ersin Tatar, que quería la división permanente y trataba de convencer al mayor número posible de gobiernos para que reconocieran a Chipre del Norte, consolidando el eje con Turquía. A pesar de adoptar posiciones más moderadas, como la propuesta de una federación con dos regiones dotadas de un alto grado de autonomía, el presidente electo no reniega de los vínculos con Ankara. Uno de los primeros comentarios que hizo el mismo Erhürman después de ser elegido, en efecto, fue afirmar que se proponía llevar adelante su mandato - especialmente en política exterior - en “consulta” con Turquía. Añadió también que su primera visita como líder del Norte - donde, según las estimaciones, viven poco menos de 600 mil personas, en su mayoría turco-chipriotas - sería precisamente a Ankara para reunirse con Erdogan.
Según analistas y expertos, el objetivo a corto plazo no será invertir de manera radical las relaciones, sino calibrarlas de un modo nuevo y en la línea de una mayor autonomía de negociación con Ankara. E intentar reinsertar la realidad turco-chipriota en los circuitos internacionales, de los cuales se encuentra excluida desde hace demasiado tiempo. No obstante, Erhürman debe moverse con cautela, evitando perder el apoyo turco y, al mismo tiempo, convenciendo a Bruselas y Nicosia de que su gobierno puede garantizar estabilidad. “El futuro - declaró el presidente electo en las horas posteriores a la victoria - no se puede construir contra nadie, sino con todos”.
La cuestión de Chipre del Norte (y de la isla en general) no tiene solo un carácter exclusivamente político y diplomático, porque también están sobre la mesa factores igualmente importantes como el económico, y sobre todo el energético, con el control del gas en el Mediterráneo oriental. Hace pocos días el ministro de Energía de Nicosia, George Papanastasiou, dijo que "muy pronto" Chipre se convertirá en productor de gas natural; en este sentido se están estudiando “diversas opciones”, incluyendo la utilización de “infraestructuras” ya existentes en Egipto “para licuar el gas natural que se encuentra bajo el fondo del mar frente a la costa”. Los planes de desarrollo de hidrocarburos más prometedores en la zona se centrarían precisamente en las aguas profundas frente a la costa sur, en la parte vinculada a la Unión Europea, de la que es miembro. Después que se independizó del imperio británico en 1960, la isla se dividió en norte y sur en 1974. Los dos tercios inferiores quedaron bajo el control de la República de Chipre, reconocida a nivel internacional, y el tercio del norte en la República Turca de Chipre del Norte (TRNC). Esta entidad separatista solo es reconocida por Turquía, que supervisa sus intereses y economía. La alianza tripartita entre Grecia, Chipre e Israel - fortalecida en estos años de guerra en Gaza - es parte de un proyecto más amplio destinado a conectar el Mediterráneo con el Océano Índico para frenar la creciente influencia de China. Para Turquía, esta alianza representa una amenaza estratégica directa para sus ambiciones regionales e incluso para la seguridad nacional.
Erdogan en el Golfo
Tras el resultado de las elecciones en Chipre del Norte, el líder de Ankara sigue de cerca con atención - y preocupación - los numerosos frentes abiertos en la región, especialmente la frágil tregua en Gaza entre Israel y Hamás que varias veces ha amenazado con romperse. En este contexto se enmarca la visita a Kuwait, Qatar y Omán que se desarrollará desde hoy hasta el 23 de octubre. El jefe de comunicación presidencial, Burhanettin Duran, explicó que el objetivo central del viaje - que se llevó a cabo por invitación de los tres líderes del Golfo - es fortalecer la “cooperación política, económica y de defensa”, así como “alinear posiciones” sobre cuestiones regionales e internacionales clave. Según explica el mismo Duran en una nota en X, se espera que Erdogan firme acuerdos bilaterales “destinados a expandir el comercio, las inversiones y las alianzas energéticas” y consolidar los vínculos con los Estados del Golfo.
La última vez que el líder turco visitó la región fue en julio de 2023. Sin embargo, muchos elementos han cambiado desde entonces y se han producido graves convulsiones en Oriente Medio, comenzando por el ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre [2023] que desencadenó la guerra en Gaza con toda su carga de muerte y devastación. La primera etapa es Kuwait, donde Erdogan se reunirá con el emir Sheikh Meshal Al Ahmad Al Jaber Al Sabah y abordará las relaciones [comerciales] entre ambos países, la situación humanitaria en la Franja y la coordinación de las ayudas, así como el apoyo al proceso de paz. La visita de tres días continúa en Qatar, y también en este caso está prevista una cumbre con el emir local Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani en Doha. Aquí la mayoría de los temas estarán centrados en Gaza (y la situación humanitaria), ya que Qatar es un actor clave - gracias a los estrechos lazos con los dirigentes de Hamás - en la negociación con Israel (y Estados Unidos) para alcanzar la tregua. Omán es la última etapa, y el diálogo entre el líder turco y el sultán Haitham bin Tariq bin Taimur Al Said versará principalmente sobre el aspecto económico y la cooperación entre las dos partes, aunque sin descuidar la situación regional.
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