Inseminación de nubes: comienza la experimentación en Delhi
En la capital federal de la India, que lleva más de diez años encabezando la clasificación de las metrópolis más contaminadas del planeta, se han lanzado los primeros cohetes de yoduro de plata con el objetivo de provocar lluvias artificiales. El escepticismo del Centro de Ciencias Atmosféricas, que habla de una «aplicación inadecuada de la ciencia» con fines de propaganda política.
Milán (AsiaNews/Agencias) - El gobierno regional de Delhi ha puesto en marcha un experimento de siembra de nubes (cloud seeding) para provocar lluvias artificiales, con la esperanza de reducir los niveles de contaminación que desde hace años hacen que el aire de la capital india sea uno de los más irrespirables del mundo.
La iniciativa, promovida por el partido en el poder, el Bharatiya Janata Party (BJP), tiene como objetivo verificar si la intervención puede contribuir a mitigar la emergencia ambiental que asfixia a la ciudad, especialmente en los meses de invierno. El proceso consiste en dispersar, mediante aviones o drones, partículas de yoduro de plata en las nubes. Estas partículas actúan como núcleos alrededor de los cuales se agrupan las gotas de agua, aumentando la probabilidad de precipitaciones.
Tras meses de aplazamientos debido al clima inestable, el primer vuelo experimental se llevó a cabo a finales de octubre, pocos días después de que la calidad del aire cayera a niveles «peligrosos» tras las celebraciones del Diwali, el festival de las luces. El ministro de Medio Ambiente de Delhi, Manjinder Singh Sirsa, confirmó que se lanzaron cohetes de yoduro de plata y que, si las condiciones atmosféricas lo permiten, la ciudad podría asistir a su primera lluvia artificial.
Sin embargo, los expertos se muestran escépticos. De hecho, la técnica solo funciona en presencia de nubes densas, humedad suficiente y corrientes favorables: condiciones que rara vez se dan en Delhi, caracterizada en los meses de invierno por un aire seco y una baja humedad. Experimentos similares en otros estados indios, como Tamil Nadu y Karnataka, para estimular la lluvia en zonas afectadas por la sequía, han dado resultados dispares. También en el extranjero, países como China, Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos solo han tenido éxito cuando el momento y las condiciones meteorológicas eran ideales.
Varios estudiosos del Centro de Ciencias Atmosféricas de Delhi han calificado el proyecto de «artificio político», comparándolo con las torres antismog instaladas en el pasado y que resultaron ineficaces. En un editorial publicado en el diario The Hindu, los académicos denunciaron «la aplicación inadecuada de la ciencia y la ausencia de ética», advirtiendo también sobre los posibles riesgos medioambientales y sanitarios relacionados con el uso repetido de sustancias químicas como el yoduro de plata o el cloruro de sodio.
La oposición, formada por el Partido del Congreso, calificó la medida de «burla cruel», argumentando que las posibles mejoras temporales de la calidad del aire en áreas limitadas no justificarían los elevados costos de la operación. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la investigación en el campo de la modificación artificial del clima se encuentra todavía en una fase experimental. Así lo reiteró también M. Ravichandran, secretario del Ministerio de Ciencias de la Tierra, durante una conferencia sobre el tema celebrada en Pune. Ravichandran explicó que las pruebas realizadas en Delhi, en colaboración con el Instituto de Tecnología de Kanpur, «han sido puramente experimentales» y que solo a través de ellas se puede comprender si la tecnología puede aplicarse a mayor escala y de qué manera. «Cada experimento, añadió, puede tener resultados positivos o negativos, pero ambos ofrecen datos útiles para futuras investigaciones».
Delhi, que desde hace más de diez años ocupa el primer lugar en la clasificación de las ciudades más contaminadas del planeta, registró en 2024 un aumento del 6 % en los niveles de smog, debido a una combinación de quema agrícola, emisiones industriales y tráfico intenso. En los meses fríos, las concentraciones de partículas finas (PM2.5 y PM10) superan con creces las registradas durante el «airpocalypse» de Pekín en 2013. Si bien la lluvia artificial promete ser una solución rápida pero incierta, muchos expertos insisten en que solo las intervenciones estructurales, como la reducción de las emisiones, el control de la quema agrícola y una movilidad más sostenible, podrán devolver a Delhi un aire respirable.
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