Islamabad firma una tregua con los talibanes paquistaníes, pero las negociaciones de paz están estancadas.
Una jirga por la paz, compuesta por jefes de aldea y representantes de los talibanes, ha iniciado un diálogo entre Islamabad y Tehreek-i-Taliban Pakistan, que, sin embargo, exige el control de las zonas tribales fronterizas con Afganistán sin abandonar el país. El acuerdo de alto el fuego alcanzado hasta ahora es limitado y carece de garantías oficiales, pero, sobre todo, sigue siendo alta la desconfianza de la población local hacia el Gobierno.
Islamabad (AsiaNews) - Pakistán está tratando de llegar a un acuerdo con los talibanes paquistaníes (TTP) en un intento por resolver su problema de terrorismo interno. A partir del 31 de julio, en Bajaur, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, se celebró una «jirga por la paz», es decir, una asamblea compuesta por ancianos y jefes de aldea en la que también participaron representantes del grupo terrorista. «Hemos pedido a los grupos armados que regresen a Afganistán o, si pretenden luchar, que abandonen las zonas pobladas y se trasladen a las montañas», declaró un miembro de la asamblea en rueda de prensa.
Según el diario local en lengua inglesa Dawn, tras la reunión, en la que participaron 50 personas, las partes acordaron un alto el fuego hasta la resolución completa del conflicto mediante nuevas conversaciones, que se reanudaron ayer con el apoyo de varios líderes musulmanes tras una pausa de un día.
Según lo acordado hasta ahora, Tehreek-i-Taliban Pakistan habría prometido retirarse de las «zonas civiles», pero no abandonar completamente el distrito de Bajaur, que forma parte de las Áreas Tribales bajo Administración Federal de Pakistán (FATA). Se trata de regiones habitadas en su mayoría por poblaciones de etnia pastún que en 2018 se fusionaron con la provincia más grande de Khyber Pakhtunkhwa, pero que los talibanes reclaman para sí. El TTP pretende establecer en Pakistán un emirato islámico siguiendo el modelo que sus «primos» afganos han creado en Kabul, por lo que sus atentados se dirigen principalmente contra los representantes del Estado.
Sin embargo, según informa Khorasan Diary, la situación tras las conversaciones se encuentra en realidad en un punto muerto: «No ha sido posible tomar ninguna decisión», declaró un miembro de la jirga al periódico, añadiendo que informarían al Gobierno de las demandas del TTP. De hecho, los talibanes paquistaníes, tras consultar con sus líderes en Afganistán, afirmaron que no tienen intención de abandonar Pakistán para ir a Afganistán, añadieron que no atacarán si no son atacados, pidieron que las fuerzas del Gobierno no viajen en convoyes y concluyeron diciendo que no se permitirá el paso de armas a los distritos tribales, mientras que los suministros a las fuerzas de seguridad serán gestionados por las asambleas locales.
Según Friday Times, además, la situación es preocupante porque, a pesar de que han pasado varios días desde la conclusión de las conversaciones, no existe una declaración oficial del Gobierno al respecto. Por lo tanto, no se han dado a conocer los detalles del acuerdo, ni las medidas que se aplicarán para cumplir las decisiones tomadas hasta ahora. Además, el alto el fuego solo es válido para el distrito de Bajaur (donde el propio Gobierno de Islamabad lanzó hace una semana la Operación Sarbakaf a pesar de la oposición del gobernador local), pero la violencia terrorista del TTP ha afectado en los últimos años a varias zonas de Khyber Pakhtunkhwa que no parecen estar involucradas en los acuerdos.
La población local, en general, tiene dificultades para confiar en las propuestas que llegan de Islamabad: en el pasado se crearon «comités de paz» con sus propias milicias locales, pero estos no recibieron el apoyo necesario del Estado cuando llegó el momento de enfrentarse a los talibanes pakistaníes. Muchos temen que la creación de una jirga local pueda acabar de la misma manera, con los grupos terroristas atacando a los jóvenes que intentan (y han intentado en el pasado) oponerse al TTP. En los últimos 12 años, cientos de antiguos miembros de las milicias locales han sido blanco de ataques terroristas.
La región se ve afectada por una gran inseguridad: varios centros de investigación llevan tiempo registrando un aumento de la violencia en Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán, y la semana pasada algunos residentes locales pidieron a las fuerzas de seguridad que no abandonaran la región por temor a que estallaran nuevos conflictos armados.
17/12/2016 13:14
05/12/2016 17:00