Karawaci: radicales islámicos bloquean las funciones de la Iglesia Bethel Indonesia
En dos ocasiones, decenas de extremistas interrumpieron las oraciones dominicales de una comunidad protestante. Para los agresores, la vivienda-tienda no tendría los permisos necesarios para ser utilizada también como iglesia doméstica. Polémicas en la red y llamamientos a la libertad de culto. Una vez más, las prácticas urbanísticas se utilizan como pretexto para impedir que los cristianos recen.
Yakarta (AsiaNews) - Un grupo de al menos 20 autodenominados fundamentalistas islámicos irrumpió en una shop-house (edificio muy común en el sudeste asiático, utilizado tanto como local comercial que como vivienda) y dispersó por la fuerza a los fieles de la Iglesia Bethel Indonesia (Gbi) en medio de una función religiosa. El suceso se remonta al pasado 21 de septiembre, pero no ha salido a la luz hasta hace unas horas, y tuvo lugar en el barrio de Gerendeng Pulo, en la ciudad de Karawaci, regencia de Tangerang (provincia de Banten). Fuentes locales informan a AsiaNews de que no se trata de un incidente aislado, sino de un nuevo recordatorio de un contexto social e institucional en el que la intolerancia se ha «normalizado», por lo que es aún más urgente abordar el tema de la violencia confesional.
Un vídeo que se ha vuelto viral en la red muestra a un grupo de residentes musulmanes de la zona, vinculados al ala radical y extremista, que interrumpen por la fuerza las celebraciones dominicales de la GBI en Gerendeng Pulo, Karawaci, en el segundo incidente en pocos días. De hecho, un incidente similar ya había ocurrido el pasado 14 de septiembre: el vídeo muestra a un grupo de unas veinte personas que insultan y amenazan a los fieles de la comunidad protestante, que se reúne todas las semanas en la tienda de dos plantas de la calle Otista, en el subdistrito de Gerendeng, utilizada como lugar de culto.
Una persona grita que «no se pueden celebrar actividades [de culto] aquí: vayan a adorar a otra parte, pero no aquí». Un hombre vestido con chaqueta negra, identificado como jefe de barrio, amenazó con revocar los documentos de identidad de los residentes que han autorizado la iglesia doméstica. Sin embargo, según los representantes de la GBI, la congregación ya había recogido unas 20 firmas de apoyo y completado los documentos necesarios. El reverendo Melki informó que se trata de «la segunda interrupción» y que el servicio «se retrasó casi una hora hasta que la multitud se dispersó».
Mientras tanto, el incidente ha desencadenado críticas generalizadas en la red, y la mayoría de los usuarios han condenado el asalto y calificado de «infundada» la prohibición del culto. El incidente ha desencadenado una polémica política con el partido Gerindra, que ha llamado en causa al intendente y al vice intendente, mientras que un concejal se ha dirigido a la policía, pero hasta ahora no hay declaraciones oficiales ni medidas por parte de las fuerzas del orden sobre el asunto.
Este último suceso se suma a una lista cada vez mayor de casos de intolerancia religiosa en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo: los datos del instituto Setara muestran 260 incidentes y 402 violaciones de la libertad religiosa en 2024, mientras que la Comisión Nacional sobre la Violencia contra las Mujeres ha registrado ocho casos de intolerancia solo en la primera mitad de 2025.
En muchos casos, detrás de los ataques, la violencia y las interrupciones en la práctica del culto se encuentra el famoso Imb (Izin Mendirikan Bangunan), un procedimiento que regula la construcción de una iglesia, ya sea católica o protestante, a menudo complicado y que puede tardar entre 5 y 10 años en obtener los permisos. Se trata de una especie de resolución escrita que permite la apertura de una obra y que es expedida por las autoridades locales; sin embargo, el asunto se complica si se trata de un lugar de culto cristiano: se necesita la autorización de un determinado número de residentes de la zona y del grupo para el diálogo interreligioso local. A menudo surgen «motivos» que empujan a los funcionarios a bloquear los proyectos, bajo la presión de grupos extremistas.
Este último suceso también supone un duro golpe para quienes reivindican con orgullo los Pancasila (principios fundadores del Estado) y el lema de la nación, «Bhinneka Tunggal Ika», que afirma la unidad en la diversidad. Aún hoy son demasiado frecuentes los casos de fieles y comunidades cristianas (y de otras confesiones) que, reunidos para rezar, sufren persecuciones, acosos e incluso violencia. Ya sea con el pretexto de la Imb u otro, el resultado es que una parte de los ciudadanos se ve privada de sus derechos constitucionales y se convierte en víctima de mafias que operan bajo el manto de la religión y en silencio, o con la connivencia, de las autoridades. Incluso con la presidencia de Prabowo Subianto, líder con experiencia en las fuerzas armadas, no hay certeza de que la libertad religiosa sea plenamente respaldada.
17/12/2016 13:14
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