24/09/2025, 16.11
PAQUISTÁN
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Islamabad: la pobreza ha vuelto a crecer y afecta al 25% de la población

Después de veinte años de continuos avances, el nuevo informe del Banco Mundial retrata una situación dramática: uno de cada cuatro paquistaníes vive hoy en la pobreza, con picos del 42,7% en Baluchistán. El origen del fenómeno es un modelo de crecimiento frágil, basado en el trabajo informal, que ha dejado a millones de personas expuestas a las crisis que se han sucedido a partir de 2020. La vulnerabilidad climática, la inflación récord y los servicios públicos deficientes agravan las desigualdades.

 

Islamabad (AsiaNews) - Tras casi veinte años de continuos avances, se ha estancado en Paquistán el proceso de reducción de la pobreza y ha vuelto a registrar una tasa del 25,3% para el año fiscal 2023-24. El dato supone un aumento de aproximadamente siete puntos porcentuales en los últimos tres años y un crecimiento que ha empujado a cerca de 13 millones de personas más por debajo del umbral de pobreza. El nuevo informe "Reclaiming Momentum Towards Prosperity" (Recuperando el impulso hacia la prosperidad) que publicó ayer el Banco Mundial, muestra que las crisis económicas y ambientales que se han sucedido en los últimos años han erosionado los avances que se habían logrado en el pasado.

Entre 2001 y 2018 la tasa de pobreza se redujo del 64,3% al 21,9% (con una caída anual de 3 puntos porcentuales hasta 2015 y luego de menos de 1 punto porcentual por año), sobre todo gracias a la salida de millones de personas de la agricultura de subsistencia y a la expansión del empleo masculino en sectores informales como los servicios y la construcción, así como al aumento de la emigración y la contribución de las remesas del exterior, aunque esto no se indica como un factor directamente relacionado con la reducción de la pobreza, porque las personas que emigran fuera del país por razones económicas no pertenecen a los segmentos más pobres de la población.

El informe subraya que este modelo de desarrollo se ha basado en dinámicas frágiles y no en una transformación estructural de la economía del país. Entre 2001 y 2015, el 95% de los empleos informales fueron ocupados por personas de la franja más pobre de la población y ofrecían un ingreso ligeramente superior al del sector agrícola, pero sin garantías ni perspectivas.

Esto permitió a millones de personas salir temporalmente de la pobreza, pero sin consolidar su situación. Entre 2011 y 2021 los salarios reales crecieron apenas un 2-3% debido a la baja productividad en todos los sectores. Todas estas fragilidades surgieron con la sucesión de varias crisis a partir de 2020: la pandemia de covid-19, la inestabilidad económica y política, las devastadoras inundaciones de 2022 y una inflación récord que en 2023 superó el 27%. El informe señala que ya en 2018 el 14% de la población era "vulnerable" y corría el riesgo de volver a caer en una condición de pobreza ante la primera crisis.

La debilidad del modelo económico paquistaní, por tanto, es sistémica, reitera el Banco Mundial. No se trata sólo de la dependencia de sectores informales de baja productividad, sino que las desigualdades en términos de oportunidades, la baja calidad de los servicios públicos, la apropiación de los recursos por parte de las élites y la fragilidad de respuesta a las devastaciones ambientales también contribuyen a alimentar la tasa de pobreza. Pakistán sigue estando entre los países más vulnerables al cambio climático: las inundaciones de 2022 devastaron un tercio del territorio y afectaron especialmente a las comunidades rurales, que sufren una tasa de pobreza que duplica con creces la de la población urbana, con una tasa del 28,2% frente al 10,9%. Las disparidades geográficas también son marcadas a nivel de provincias: Baluchistán, por ejemplo, registra el dato más alto con una tasa de pobreza del 42,7% y alrededor del 70% de la población por debajo del umbral de indigencia.

La situación se ha convertido en una crisis del desarrollo humano debido a las inversiones insuficientes en servicios públicos esenciales. El informe destaca que casi el 40 % de los niños menores de cinco años sufren de raquitismo y una cuarta parte de los niños en edad escolar no asiste a la escuela primaria, mientras que el 75% de los que la asisten no es capaz de leer y comprender un texto simple. En 2018 sólo la mitad de las familias tenía acceso "seguro" al agua potable y el 31% carecía de instalaciones higiénico-sanitarias para la gestión segura de los residuos humanos.

En el frente macroeconómico, las perspectivas ya no son alentadoras. El modelo de crecimiento, basado en el consumo público y privado y no en la inversión y las exportaciones, ha llevado a la repetición de ciclos de expansión y recesión. El PIB creció apenas un 0,3% en 2023 y las previsiones para 2024 hablan de un 1,6%, una cifra demasiado baja para un país con una población en rápido crecimiento. Mientras tanto, la deuda pública ha subido al 78% del PIB, dejando poco margen para inversiones productivas, mientras que la presión fiscal sigue siendo una de las más bajas de la región.

Según el Banco Mundial, para salir de esta espiral se requieren reformas profundas: fortalecer la base fiscal y la eficiencia del gasto público, invertir en capital humano e innovación, diversificar la economía y acelerar la transición energética. Pero sobre todo, es necesario fortalecer las redes de protección social, que hoy son en gran medida insuficientes, para proteger a la población más vulnerable de las futuras crisis.

Aunque las transferencias directas a las familias más pobres, como el programa BISP (Benazir Income Support Programme), tienen un impacto positivo en la reducción de la brecha de pobreza (haciendo que los pobres sean menos pobres pero sin que salgan del todo de una condición de indigencia), a menudo este efecto queda anulado por la acción de todo el sistema fiscal, que, por lo tanto, tiene un impacto casi nulo en la reducción de las desigualdades. El informe recomienda eliminar los subsidios ineficientes (a menudo sobre combustibles o energía) que tienden a beneficiar de manera desproporcionada a las familias más ricas desvienado recursos valiosos que podrían ser reorientados hacia el 40% más pobre de la población.

 

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