Jornada Mundial de los Pobres, el Papa: "La pobreza es un escándalo"

Bergoglio durante la celebración en San Pedro: "Compartamos nuestro pan". Pidió pensar en los "pobres invisibles" y rezar para estar cerca de ellos

Un pensamiento para los pueblos de Myanmar, Ucrania, Palestina e Israel: "¡La paz es posible!"

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Hay en el mundo una "inmensa multitud de pobres". Lo afirmó el Papa Francisco durante la homilía de la Santa Misa celebrada esta mañana a las 10 en la Basílica de San Pedro con ocasión de la VII Jornada Mundial de los Pobres, con el tema "No apartar la mirada de los pobres" (Tb 4, 7). "La pobreza es un escándalo", dijo ante los más de 5.000 fieles presentes. "El mensaje del Evangelio (la parábola de los talentos, ed.) es claro: ¡no enterremos los bienes del Señor! Pongamos en circulación la caridad, compartamos el pan, multipliquemos el amor!".

El Pontífice, que este domingo compartió el almuerzo en el Aula Pablo VI con los pobres alojados en el Vaticano, les pidió que piensen en las muchas pobrezas de nuestro mundo, "materiales, culturales y espirituales". Pero también a esos "pobres que se han vuelto invisibles" por la indiferencia de "una sociedad ocupada y distraída". Y de nuevo: "Pensemos en los oprimidos, en los fatigados, en los marginados, en las víctimas de las guerras y en los que abandonan su tierra arriesgando la vida; en los que están sin pan, sin trabajo y sin esperanza". Refiriéndose a la Palabra de hoy (Mt 25, 14-30), que habla de un hombre que entrega sus bienes a sus tres siervos, el Papa pidió rezar para que, "según el don recibido", cada uno se comprometa en favor de la caridad, "para estar cerca de algún pobre".

Comentando durante su homilía la parábola de los talentos, el Papa Francisco se detuvo en dos caminos: "el camino de Jesús y el camino de nuestra vida". El primero representa el "misterio mismo de Cristo", "que bajó del seno del Padre al encuentro de la humanidad". Después de su vida terrena hace el "viaje de regreso al Padre". Antes de partir, Jesús entregó sus bienes a la humanidad, un verdadero "capital" que hay que poner en valor, explicó Francisco. A este viaje seguirá otro: el "que Jesús hará al final de los tiempos, cuando vuelva en gloria y quiera reencontrarse con nosotros". Es importante, pues, preguntarse: "¿Cómo nos encontrará el Señor cuando vuelva? ¿Cómo me presentaré a la cita con Él?".

El segundo camino se refiere al modo en que el hombre se sirve de ese "capital" recibido, que indica "el amor del Señor, fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino", dijo el Pontífice. Hay dos caminos a seguir: "podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de la vida una ofrenda de amor a los demás, o podemos vivir bloqueados por una falsa imagen de Dios y por miedo esconder bajo tierra el tesoro que hemos recibido". Por eso hay que preguntarse: "¿Qué hago con un regalo tan grande en el camino de mi vida?".

Al final de la celebración, los fieles acudieron en masa a la Plaza de San Pedro para asistir al Ángelus. Tras concluir el rezo de la oración mariana, el Santo Padre recordó la beatificación ayer en Sevilla de Manuel Gonzalés-Serna Rodríguez, "sacerdote diocesano", y de sus 19 compañeros, "asesinados en 1936 en el clima de persecución religiosa de la Guerra Civil española", explicó. "Que su ejemplo consuele a tantos cristianos discriminados por su fe en nuestro tiempo". Siguieron largos aplausos.

A continuación, expresó su cercanía al pueblo de Myanmar, "que desgraciadamente sigue sufriendo violencia y abusos". Les pidió que recen "para no desanimarse y confiar siempre en la ayuda del Señor". A continuación, recordó también a los pueblos de Palestina e Israel, que están pagando las consecuencias del actual conflicto en Tierra Santa, que comenzó el pasado 7 de octubre. "¡La paz es posible!", repitió dos veces. "Hace falta buena voluntad. No nos resignemos a la guerra. Y no olvidemos que la guerra es siempre, siempre, una derrota. Sólo ganan los fabricantes de armas", prosiguió.

Tampoco se le escapó un pensamiento para la "atormentada Ucrania". "Veo las banderas aquí", dijo Bergoglio desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, señalando la plaza. "Sigamos rezando", pidió.