La «diplomacia nuclear» de Astana
Kazajistán firmará antes de fin de año el acuerdo con Moscú para la construcción de la primera central nuclear, pero ya tiene previsto construir una segunda junto con la Chiona National Nuclear Corporation, que podría realizarse más rápidamente. Y Tokaert deja la puerta abierta también a consorcios occidentales para una tercera central.
Astana (AsiaNews) - Las autoridades de Kazajistán han comunicado que prevén firmar antes de finales de año el acuerdo con Rusia para la construcción de una central nuclear, según ha afirmado ante los periodistas el presidente de la Agencia Kazaja de Energía Nuclear, Almasadam Satkaliev. Para alcanzar este objetivo, deberán concluir las negociaciones de la comisión intergubernamental específica, que luego transmitirá las facultades al Consejo de Asuntos Energéticos. El trabajo de estos organismos se está llevando a cabo a un ritmo muy intenso y se prevé un gasto necesario de no menos de 14 000 millones de dólares.
El experto en asuntos relacionados con Asia Central de Radio Svoboda, Merkhat Šaripžanov, intenta hacer balance de la «diplomacia nuclear» de Kazajistán, también a la luz de la reciente visita a Astana del presidente chino Xi Jinping, durante la cual se debatieron las cuestiones energéticas como instrumento no solo del desarrollo económico, sino también del equilibrio geopolítico entre las potencias mundiales.
La decisión de construir la central nuclear se tomó durante el referéndum del 6 de octubre de 2024, con un consenso de más del 70 % de los votantes. La campaña del referéndum se llevó a cabo bajo un régimen de control bastante estricto, con la detención de 30 activistas contrarios a la propuesta, la prohibición de manifestaciones públicas y evidentes manipulaciones del resultado de las votaciones. En la ciudad políticamente más activa de Kazajistán, la capital meridional de Almaty, solo el 25 % de los votantes acudió a las urnas, como forma de protesta por la represión. Sin embargo, el resultado se utilizó como legitimación definitiva del proyecto, con el objetivo declarado de reducir la dependencia de las fuentes de carbón y disminuir las tarifas eléctricas para todos los ciudadanos.
Finalmente, se decidió cerrar el acuerdo con Rusia para construir la central antes de 2036, confiando la realización a la empresa estatal Rosatom, que asumirá el control de todo el proyecto a finales de este año, pero durante la visita de Xi Jinping también se declaró que posteriormente se construirá una segunda central nuclear, junto con la China National Nuclear Corporation. El propio Satkaliev subrayó que China, al igual que Rusia, forma parte del «restringido número de Estados capaces de llevar a cabo todo el ciclo de la energía atómica, desde el diseño hasta la plena operatividad».
De este modo, comenta Šaripžanov, «Kazajistán ha superado su papel de objeto de influencias externas para convertirse en sujeto de diplomacia nuclear activa», dejando la primacía en manos de Rusia, pero dando a entender que el liderazgo de facto puede pasar posteriormente a China. Más allá de las fases de diseño, la operación puede desarrollarse más rápidamente desde Pekín, teniendo en cuenta las dificultades económicas de Moscú, relacionadas con los gastos militares de la guerra en Ucrania. Este proyecto energético se convertiría así en la proclamación simbólica del dominio chino en Eurasia, dejando a los rusos solo una ilusión de poder.
No en vano, el presidente Kasym-Žomart Tokaev había declarado desde el principio que Kazajistán tiene la intención de construir no una, sino tres centrales nucleares, y tras el referéndum habló de la necesidad de constituir un «consorcio internacional» que reúna a las empresas más importantes del mundo, con las tecnologías más avanzadas. También se han mencionado empresas surcoreanas y francesas, dejando así espacio a los occidentales después de los rusos y los chinos, lo que otorga a Kazajistán un papel central en el futuro de la «geopolítica atómica».
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