23/05/2022, 11.01
RUSIA
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La catástrofe del mundo académico ruso

de Vladimir Rozanskij

Después de la invasión de Ucrania, todos los profesores "no alineados" han sido expulsados ​​de los institutos superiores. Muchos de ellos renuncian espontáneamente y abandonan el país. En la época soviética, la vida universitaria en Rusia era mucho más libre y abierta que ahora.

 

Moscú (AsiaNews) - Una de las peores consecuencias de la guerra en Ucrania, y de la represión contra todos aquellos que en Rusia se atreven a criticar la operación militar, es la expulsión de los institutos superiores de todos los profesores "no alineados", lo que empobrece la cultura rusa aún más que la imposición del patriotismo estatal en las escuelas medias y secundarias.

Muchos profesores son destituidos aunque no hayan asumido posiciones pacifistas explícitas e incluso solo por sus puntos de vista demasiado liberales sobre diversos temas y sobre todo por la colaboración con instituciones extranjeras, que en estos 30 años se habían desarrollado en todos los campos del saber. Otros renuncian voluntariamente porque consideran imposible crear cultura en ese ambiente.

Una investigación de Sever.Realii trató de documentar esta situación y habló con numerosos representantes del mundo universitario de San Petersburgo, la ciudad tradicionalmente más abierta al diálogo entre culturas. La bióloga Julia Bojarinova dejará la cátedra cuando termine este curso académico y confiesa que "me siento mal pensando cuántos profesores, incluido el decano de nuestra facultad, han firmado los pronunciamientos de apoyo a las decisiones de Putin, y más cuando veo estudiantes excluidos de la universidad por participar en manifestaciones contra la guerra... Yo apoyé a mis alumnos y no creo que haya un 80% a favor de la guerra, todo lo contrario”.

Por otra parte muchos profesores se han adherido a la "Carta abierta de los académicos y periodistas científicos de Rusia" contra la "operación especial" en Ucrania, como la profesora de historia universal Ljudmila Khut de la Universidad de Adygeja en el Cáucaso del Norte, quien inmediatamente después presentó su renuncia y escribió en su página de Facebook, "¡Soy libre!". La académica explicó por qué había dejado la universidad donde trabajaba desde 1979: “Me voy por voluntad propia, espontánea y consciente; es el precio que pago por decir lo que creo que es correcto sin poner a nadie en el medio, aunque no puedo imaginar cómo voy a vivir sin mis alumnos”, explica Ljudmila.

A menudo la salida es cualquier cosa menos voluntaria, como lo atestigua Elena Bandyševa, activista de derechos humanos y profesora de derecho internacional, a quien se le negó cualquier contrato, incluso a distancia, a pesar de tener tener derecho a ello después de 16 años ininterrumpidos de trabajo universitario. Elena enseñaba en la Escuela Superior de Economía, una de las instituciones más prestigiosas de las últimas décadas, con sedes en Moscú y San Petersburgo, donde se hizo una limpieza general. "Justificaron la negativa por mi traslado temporal a Georgia para alejarme de la guerra", dice Bandyševa, "y encontraron todo tipo de excusas para decapitar a los departamentos de la Escuela más comprometidos con el diálogo internacional".

Los periodistas le preguntaron a la profesora si hablaba de temas de actualidad con sus alumnos, y Elena contestó que “no se puede enseñar derecho internacional sin hacer referencia a lo que está pasando en el mundo. El último curso que dicté fue sobre 'estrategias políticas anticorrupción', comparando distintos países”. No se trata solo de temas políticamente delicados, la expulsión de docentes también tiene mucho que ver con las materias históricas y humanísticas, donde se pretende imponer la interpretación oficial de la cultura rusa en todos sus aspectos.

Se han suprimido todas las materias que tocan el tema de los derechos humanos, como la del popular Dmitry Dubrovskij, en la misma Escuela de Economía, en cuyo curso “Introducción a los derechos y libertades” trataban de participar estudiantes de todo el país. "Mi despido se decidió en las salas secretas, sin dar explicaciones", dice Dubrovsky. “Estamos presenciando el triunfo del oscurantismo en todas las instituciones académicas de Rusia, que han quedado bajo el control directo de la política… Me echaron porque dictaba clases exclusivamente en inglés y porque había recibido el premio al mejor docente de 2021".

Hasta en la época soviética la vida universitaria en Rusia era mucho más libre y abierta que ahora. Aunque sometida a la línea oficial del partido, estaba bien considerada en la URSS la capacidad de colaborar con países extranjeros, y en muchos campos de la educación tanto científica como humanista esto dio grandes resultados, mientras que ahora la ciencia rusa se está aislando, perdiendo la mayoría de sus socios internacionales. "Se está agostando el capital intelectual de Rusia", advierte Dubrovsky, que describe este proceso como "la transición de la 'kultura' a la 'kulturka', una degradación del conocimiento... no educamos a los jóvenes para afrontar el futuro si solo les enseñamos a presumir de Gagarin y la Victoria sobre los Nazis”.

 

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