León XIV: "En Gaza hay cuerpos sin vida de niños. Detengan el fuego"
En la segunda audiencia de los miércoles en San Pedro, el Papa Prevost recordó la Franja: "Es cada vez más intenso el llanto de las mamás y los papás". Y también Ucrania: "Detener la guerra y apoyar todas las iniciativas de diálogo y paz". Catequesis sobre la parábola del buen samaritano: "Es simplemente una persona". "Ante el otro podemos decidir: cuidarlo o hacer como si nada".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Ucrania y Gaza. Un pensamiento que "va a menudo al pueblo ucraniano, golpeado por nuevos y graves ataques contra civiles e infraestructuras". Y el recuerdo del "cada vez más intenso [...] llanto de las mamás y los papás" que en la Franja de Gaza "estrechan contra sí los cuerpos sin vida de sus hijos". Al terminar la audiencia general de esta mañana, el Papa León XIV volvió a pedir una vez más la paz y recordó los dos conflictos que se prolongan desde hace ya demasiado tiempo. Luego - ante miles de personas que acudieron a una soleada plaza de San Pedro para escucharlo - hizo un llamamiento a los "responsables" de la violencia y los "bombardeos" en el enclave: "Detengan el fuego, que se liberen todos los rehenes, que se respete plenamente el derecho humanitario".
En Gaza las personas, incluso los padres de los niños asesinados, se ven "continuamente obligadas a desplazarse en busca de un poco de comida y de un refugio más seguro", añadió. En las últimas horas, los puntos de distribución de ayuda en el primer día de actividad de la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza fueron asaltados por multitudes hambrientas tras casi tres meses de bloqueo. "Aseguro mi cercanía y mi oración por todas las víctimas, en particular por los niños y las familias", afirmó Prevost, y recordó también a Ucrania. Mientras se esperan nuevas fechas para las próximas conversaciones entre Moscú y Kiev, después de las de Estambul y las recientes afirmaciones de Trump sobre la responsabilidad de Putin en el estancamiento del diálogo. "Renuevo con fuerza el llamamiento a detener la guerra y a apoyar toda iniciativa de diálogo y paz", afirmó el pontífice. "Pido a todos que se unan en la oración por la paz en Ucrania y en todos los lugares donde las personas sufren por la guerra".
Antes de los saludos en los diferentes idiomas a los fieles y peregrinos procedentes de todo el mundo, y de los llamamientos por la paz, el Papa León XIV leyó la catequesis, que forma parte del ciclo para el Jubileo que inició Francisco y continuó su sucesor la semana pasada, cuyo tema central es "Jesucristo nuestra esperanza". La reflexión de hoy estuvo referida a la parábola del Samaritano (Lc 10, 25-37). Las parábolas son "una oportunidad para cambiar de perspectiva y abrirnos a la esperanza", explicó Prevost. A continuación, se refirió al doctor de la Ley que interroga a Jesús sobre el modo de "heredar la vida eterna": "Detrás de esta pregunta quizás se esconde precisamente una necesidad de atención: la única palabra sobre la que pide explicaciones a Jesús es el término «prójimo», que literalmente significa 'el que está cerca'. Por eso, Jesús cuenta una parábola que es un camino para transformar esa pregunta, para pasar del '¿quién me quiere?' al '¿quién es el que ha querido?'", continuó el Papa. La primera es una pregunta inmadura, la segunda es la pregunta del adulto.
El camino en el que se ambienta la historia, "difícil y accidentado", representa la "vida". El hombre que pasa por allí, de camino a Jerusalén, "es asaltado, golpeado, robado y abandonado medio muerto". "Pero la vida está hecha de encuentros, y en estos encuentros nos revelamos tal y como somos. Nos encontramos frente al otro, frente a su fragilidad y su debilidad, y podemos decidir qué hacer: cuidar de él o hacer como si nada", explicó. Un sacerdote y un levita pasan e ignoran al herido: "La práctica del culto no lleva automáticamente a ser compasivos. En efecto, antes que una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad!". Esos dos primeros hombres que pasaron sienten la "prisa" por volver a casa. Esa prisa se encuentra "tan presente en nuestra vida, que muchas veces nos impide sentir compasión", dijo.
El único "capaz de detenerse" es precisamente el Samaritano, "que pertenece a un pueblo despreciado". Prevost subrayó que el evangelista Lucas no precisa hacia dónde se dirige; solo dice que está de viaje. "La religiosidad aquí no tiene nada que ver. Este samaritano se detiene simplemente porque es un hombre ante otro hombre que necesita ayuda. La compasión se expresa a través de gestos concretos". Estamos acostumbrados a llamarlo "bueno", pero en realidad es "simplemente una persona", añadió el Papa. "El samaritano se acerca, porque si quieres ayudar a alguien, no puedes pensar en mantenerte a distancia, tienes que implicarte, ensuciarte, quizás contaminarte". Y, además, después de llevarlo a un albergue, "se compromete a volver y, si es necesario, a pagar más, porque el otro no es un paquete que hay que entregar, sino alguien que hay que cuidar". El Papa León XIV concluyó la catequesis diciendo: "Queridos hermanos y hermanas, ¿cuándo seremos capaces nosotros también de interrumpir nuestro viaje y tener compasión? Cuando hayamos comprendido que ese hombre herido en el camino nos representa a cada uno de nosotros".