León XIV: defensa de los débiles y ley natural, vías para una buena política.
El pontífice recibió a políticos y administradores de 68 países que acudieron al Vaticano para el Jubileo de los gobernantes. La promoción de la libertad religiosa y los retos que plantea la inteligencia artificial figuran entre las prioridades señaladas. La referencia a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, «un texto siempre actual para devolver la dignidad a quienes no se sienten respetados».
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – «La ley natural, universalmente válida más allá y por encima de otras convicciones de carácter más discutible, constituye la brújula que nos orienta a la hora de legislar y actuar, en particular en cuestiones éticas delicadas que hoy se plantean de manera mucho más apremiante que en el pasado, tocando la esfera de la intimidad personal». Así lo ha afirmado hoy el papa León XIV al recibir en la Sala de las Bendiciones a una delegación de miembros del Gobierno, parlamentarios y administradores públicos que han acudido al Vaticano para el Jubileo de los gobernantes, que se celebra hoy y mañana en el Vaticano. Una ocasión preciosa para reiterar que la Iglesia considera la acción política como la «forma más elevada de caridad», pero precisamente por eso pide a los políticos que sean en sus decisiones «testimonio concreto de la acción de Dios en favor del hombre».
Una actitud que León XIV ha destacado en su discurso a través de tres puntos. El primero: la exhortación a promover el bien de la comunidad defendiendo ante todo a los más débiles y marginados. «Se trata de esforzarse —dijo— para superar la inaceptable desproporción entre la riqueza que poseen unos pocos y la pobreza excesiva. Los que viven en condiciones extremas claman para que se escuche su voz y, a menudo, no encuentran oídos dispuestos a escucharlos. Este desequilibrio genera situaciones de injusticia permanente, que fácilmente desembocan en la violencia y, tarde o temprano, en el drama de la guerra. Una buena acción política, en cambio, al favorecer la distribución equitativa de los recursos, puede ofrecer un servicio eficaz a la armonía y la paz, tanto a nivel social como internacional».
Junto a esto, el papa Leon ha indicado luego el camino de la promoción efectiva de la libertad religiosa, con los valores que ello conlleva. «Creer en Dios —explicó citando a san Agustín, pero también a Cicerón— es en la vida de las personas y de las comunidades una fuente inmensa de bien y de verdad. Para tener entonces un punto de referencia unitario en la acción política, en lugar de excluir a priori, en los procesos de toma de decisiones, la consideración de lo trascendente, convendrá buscar en él lo que nos une a todos. Para ello, una referencia imprescindible es la ley natural, no escrita por manos humanas, pero reconocida como válida universalmente y en todo tiempo, que encuentra en la propia naturaleza su forma más plausible y convincente». En esta dirección va la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948. «Ese texto, siempre actual —comentó el Papa—, puede contribuir en gran medida a situar a la persona humana, en su inviolable integridad, como fundamento de la búsqueda de la verdad, para devolver la dignidad a quienes no se sienten respetados en lo más íntimo de su ser y en las exigencias de su conciencia».
Con una tercera consideración, León XIV volvió al tema de los retos que plantea hoy en día la inteligencia artificial. «La vida personal —advirtió— vale mucho más que un algoritmo y las relaciones sociales necesitan espacios humanos muy superiores a los esquemas limitados que cualquier máquina sin alma pueda preconfeccionar. La política no puede ignorar una provocación de esta magnitud. Al contrario, se ve llamada a responder a tantos ciudadanos que, con razón, miran con confianza y preocupación los retos de esta nueva cultura digital».
Recordando, por último, la decisión tomada por San Juan Pablo II en el Jubileo del 2000 de ofrecer a los políticos como modelo e intercesor la figura de Santo Tomás Moro, León XIV concluyó: «El valor con el que no dudó en sacrificar su propia vida para no traicionar la verdad lo convierte aún hoy, para nosotros, en un mártir de la libertad y del primado de la conciencia. Que su ejemplo sea también para cada uno de vosotros fuente de inspiración y de proyectos».
17/12/2016 13:14
02/05/2017 13:54