31/08/2016, 16.19
SRI LANKA
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Madre tamil: volví a tener fe en Dios gracias a la Madre Teresa

de Melani Manel Perera

Patricia se convirtió al hinduismo para casarse con el hombre del cual estaba enamorada. Pero a causa de este “amor auto-impuesto renegué del amor de Dios”. Después de la muerte del marido ella se quedó sola y con tres hijos. Fue acogida por las Misioneras de la Caridad. Recientemente se confesó y recibió el sacramento de la Eucaristía. 

Colombo (AsiaNews)- Las misioneras de Madre Teresa “son las únicas que me han consolado, perdonado y que me han vuelto a recibir en la Iglesia católica”. Es lo que dice a AsiaNews, Patricia Kilominda, una madre tamil de 48 años, que abandonó su fe y rechazó el amor de Jesús cuando encontró a su marido hindú. Su mayor error, dice, “fue haber alabado a mi marido como a mi Dios. Pero luego, cuando él murió, me quedé sola, nadie quería ayudarme. Mi vida se convirtió en una depresión. Sólo las hermanas de la Madre Teresa escucharon mi dolor."

Patricia cuenta la historia de su vida, llena de sufrimientos y de dolor, pero que fue llenada de nuevo por el amor de Dios gracias al encuentro con las Misioneras de la Caridad. La mujer es originaria de Negombo, a unos 30 km de Mannar (provincia septentrional del país), mientras que su padre hindú -y administrador de una finca- nació en la India. A causa del inicio de la guerra civil en 1983, la familia fue obligada a escapar a la India, a Rameshwaran (en Tamil Nadu), donde Patricia comenzó a estudiar. Allí conoce a un joven de Batticaloa, que también se había visto obligado a escapar. Ambos se enamoran e inician una relación.

La familia de Patricia y en particular uno de sus hermanos, se opone a la relación porque el joven es de credo hindú. En 1989 vuelve a Sri Lanka y se establece en Mannar, la localidad nativa de la madre de Patricia. En aquel período el hermano organiza el matrimonio para la joven, no obstante ella rechace casarse con un hombre que no ama.

Una semana antes de la boda, Patricia recibe una postal del novio hindú y escapa a Colombo, donde él se mudado. Juntos van a Batticaloa y ella decide enviar una carta a la familia, en la que escribe que ya no volvería más a casa.

Llegado ese punto, Patricia cuenta que los padres del muchacho ponen una condición para su boda: ella debe convertirse al hinduismo. Enceguecida por el amor que había idealizado, la mujer accede a su conversión, a la cual define como “artificial”. “Estudié el hinduismo durante seis meses- narra-, luego hubo una simple ceremonia. Después de casarme, nos mudamos a Colombo”.

Los años pasan y Patricia viene a saber que la familia de origen quemó todas sus pertenencias, incluso su documento de identidad y su certificado de nacimiento y que ésta volvió a la India. Al igual que sucedió con sus parientes, al morir su marido, la mujer es abandonada también por la familia de éste. “Era una buena católica-afirma-, pero abandoné a mi Dios para dar prioridad a una amor auto-impuesto”.

La mujer se queda sola con los tres hijos y durante tres años enfrenta numerosos problemas. Hasta que un día, hace cuatro meses, mientras lloraba por haber abandonado a Dios y se atormentaba por los errores cometidos, encuentra a las hermanas de la Madre Teresa. Cuenta: “Estoy segura de que fue Madre Teresa quien quiso este encuentro”.

Las Misioneras escuchan su historia y la reciben a ella y a sus hijos en Shanthi Niwasa, el instituto de las hermanas en Colombo. La ayudan a encontrar un trabajo y a recosntruir su vida. "Pero, ante todo, me ofrecen una nueva posibilidad de volver a la verdadera vida cristiana”. Sor M. Johannes, superiora regional, refiere: “Junto a las actividades para la canonización de Madre Teresa, hemos preparado un recorrido espiritual para recibir nuevamente a Patricia en la Iglesia”.

Habiendo pasado 27 años desde que abandonara su fe, el 23 de agosto pasado Patricia volvió a confesarse y recibió el sacramento de la Eucaristía. Junto a las hermanas fue al santuario de Nuestra Señora de Lanka en Tewatte para recibir la bendición de María.

El encuentro con las hermanas trajo nueva alegría a la vida de Patricia, la cual comparte ahora con los hijos, para quienes desea que un día también ellos puedan descubrir la fe. A AsiaNews dice: “No abandonen nunca a Jesucristo, a aquel que dio Su vida por nosotros”.

 

 

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