20/11/2017, 11.47
RUSIA
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Moscú, en la educación patriótica también deberán participar las religiones tradicionales

de Vladimir Rozanskij

En una nueva ley, queda delineada la figura del patriota: ama a su país; lleva adelante un estilo de vida sano; no fuma ni bebe alcohol; es capaz de formar una familia numerosa. Los actores de dicha educación son: las autoridades públicas, las organizaciones del tercer sector, las familias y las confesiones religiosas tradicionales. La ley debiera implementarse antes de enero de 2018, mes en el que se inicia la campaña electoral presidencial (siendo Putin el ultra-favorito). El escepticismo del sociólogo Leontij Byzov.

Moscú (AsiaNews) – La educación de los patriotas rusos también debe ser cultivada por las confesiones religiosas tradicionales del país. Es lo que surge del texto del proyecto de ley “Sobre la educación en el patriotismo en la Federación Rusa”, presentado ante la Duma de Estado el 15 de noviembre pasado. En el documento, no sólo se introduce una definición de “patria”, sino que también se describe cómo debe ser una persona que ama su país: debe mantener un estilo de vida sano, que excluye el hábito de fumar y el abuso de de bebidas alcohólicas, y sobre todo, debe tender a formar una familia numerosa.

La ley sobre patriotismo es propuesta por un grupo de diputados del partido del presidente Putin “Rusia Unida”, y en la misma se explica que con el término “patriotismo” ha de entenderse “un principio moral, un sentimiento social, cuyo contenido expresa el amor a Rusia, el amor hacia el propio pueblo, la conciencia de no poder concebirse separado del mismo, la disponibilidad para servir con las propias acciones a los intereses [de la patria], la capacidad de ser fieles al deber de defender la Patria”. Este mismo término, en la versión eslava de otechestvo, señala a “Rusia, país natal para una persona que pertenezca al mismo en virtud de una comunidad social, nacional o regional, y que considere que dicha condición es indispensable para la dignidad de su existencia y para la plena realización de sí mismo”.  Lo “comunal” (obschnost) conlleva, por lo tanto, una verdadera “comunión” de propósitos y sentimientos (sobornost), según marca la doctrina eslavófila de la Iglesia Ortodoxa, que señala como algo connatural del pueblo ruso esta “capacidad natural” de unión en el espíritu.

La educación patriótica, según el texto de la ley, se subdivide en varias direcciones de desarrollo. Ante todo, se consideran las vertientes moral y espiritual, que tienen como fin el ideal del servicio prestado a Rusia, para luego detenerse en su aspecto civil y propiamente patriótico, que cita entre sus objetivos la manifestación y la consolidación “del orgullo de una participación común en las grandes conquistas de sus antepasados y en sus tradiciones”. La tercera dimensión se refiere a la esfera patriótico-militar, comenzando por la devoción eterna a los combatientes caídos en la defensa de la patria, y el orgullo por la grandeza del ejército ruso.

En el texto también se especifican los objetivos y cualidades necesarias para ser un “patriota bien formado”. En particular, se resalta que todo buen ciudadano ruso debe tener una relación positiva con su trabajo, “uno de los valores más importantes de la existencia, para poder contribuir activamente al bien de la patria y del Estado. Las medidas educativas en su conjunto llevarán al ciudadano a confirmar la exigencia  de un “desarrollo moral y espiritual. Llevando un estilo de vida impecable, cultivando la vida familiar, educando al mayor número posible de hijos, sin descuidar la atención brindada a los ancianos y al prójimo, contribuyendo a mantener un clima de serenidad en el colectivo de los trabajadores”.

Para sostener el esfuerzo de la educación patriótica, se llama no sólo a las autoridades públicas en todos los niveles, sino también a las organizaciones del tercer sector, a las familias mismas y a las “confesiones religiosas tradicionales de Rusia”. Esta tarea, según el documento, presupone “la perseverancia y un espíritu de iniciativa en la obra de transformación de la mentalidad de los ciudadanos”, así como “de sus sistemas de valores, orientándolos hacia los intereses de la sociedad, de la familia y del Estado”.

Como ejemplos de lo que es una buena acción educativa, en el proyecto de ley se mencionan el cuidado de los monumentos que consagran la gloria de la patria militar; la formación del orgullo nacional entre los adolescentes por las conquistas de las generaciones precedentes; una mayor difusión del estudio de la historia militar rusa y de las fechas conmemorativas.  En efecto, la reciente celebración nacional del 4 de noviembre ha mostrado un escaso conocimiento por parte de la población en lo que concierne al heroísmo de las armadas voluntarias rusas que en el año 1612 expulsaron al invasor polaco, salvando a Rusia e inaugurando la dinastía de los zares Romanov.

En el documento también se subraya que, cualquiera sea el método con el cual se inculque el amor patrio, lo que al fin y al cabo cuenta es el resultado.  Siempre se tienen en cuenta las “características regionales y locales particulares” y se llama a no desatender la opinión “de las asociaciones públicas de ciudadanos y de las organizaciones religiosas inspiradas por las confesiones tradicionales”, así como de tantas confraternidades y uniones patrióticas, que actualmente abundan en el país.

 

Patriotas y electores

Se prevé que ley será aprobada hacia fin de año, y que ésta comenzaría a regir a partir del 1ero de enero de 2018, inaugurando, de hecho, la campaña electoral del presidente Putin en vista de las elecciones presidenciales del 18 de marzo, y de su casi certera reelección para un cuarto mandato presidencial (con lo cual permanecería en el cargo hasta el 2024, superando el cuarto de siglo en el poder). A las autoridades centrales y regionales les serán concedidos poderes especiales para desarrollar la propaganda patriótica, y se introducirá una terminología oficial que habrá de incorporarse en todos los niveles referidos a temáticas inherentes a dichas cuestiones.  También se prevé la posibilidad de sostener de algún modo a aquellas organizaciones que se destacan en la obra de educación en favor del patriotismo, valiéndose de financiamientos adecuados y desgravaciones fiscales.  

Algunos comentaristas, como el sociólogo Leontij Byzov, han criticado la propuesta de ley, considerando el exceso de celo manifestado por algunos diputados, que buscan exhibirse. Según Byzov, el espíritu patriótico de los rusos se reduce a poco más que un cierto conformismo generalizado que carece de grandes pretensiones, excepto la de obtener el agrado de las autoridades. Por otro lado, no hay dudas de que la propaganda patriótica ha ido asumiendo un tono mucho más intenso desde que se inició el conflicto con Ucrania en el año 2014, y con la anexión de Crimea el 18 de marzo de 2014, al punto de elegir justamente este fecha como “día solemne de las elecciones” para toda Rusia, en honor al referéndum de Crimea.   A esta iniciativa también se une la confirmación de la política presidencial de los últimos años, pero también la insistencia de la Iglesia Ortodoxa, partiendo del patriarca Kirill, al incorporar como objetivo de sus programas sociales  la elevación de la moral de la población, a través de la cual se busca  distinguirse del secularismo de tipo occidental, tan difundido en la misma Rusia. 

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