17/04/2023, 09.32
RUSIA
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Moscú busca amistades en el Golfo Pérsico

de Vladimir Rozanskij

Su principal objetivo es eludir las sanciones occidentales impuestas tras la agresión a Ucrania. La sinergia para mantener altos los precios del petróleo. Para los países de la región, "Rusia también tiene derecho a afirmar su zona de influencia". Europa y Estados Unidos parecen resignados a esta redefinición de los equilibrios.

 

Moscú (AsiaNews) - El politólogo y orientalista ruso Nikolaj Kožanov es profesor en el Centro de Investigación de los Países del Golfo Pérsico en Doha, y en diálogo con los periodistas de Radio Svoboda comentó su sorpresa al ver una tienda de Matreshka en las afueras de la ciudad: "No podía creer lo que veían mis ojos, una tienda de comestibles rusa por aquí". Las noticias de este tipo son cada vez más frecuentes en países árabes como Emiratos, Arabia Saudita y otros -incluido Irán- a los que Rusia intenta reclutar como aliados explícitos o encubiertos, principalmente para eludir las sanciones occidentales.

En las calles de Doha es cada vez más habitual oír hablar ruso, dice Kožano. Crecen los negocios y se intensifican los intercambios de delegaciones -el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Lavrov, se desplaza como una peonza por estas latitudes. "Es casi imposible encontrar un pasaje de avión para viajar desde Moscú a Qatar hasta dentro de un mes y medio", todos los vuelos están repletos. Doha es también una parada intermedia en el camino hacia otros destinos de Oriente, donde se están abriendo complejos turísticos exclusivos en varios países, para los rusos ricos que no saben dónde disfrutar de las fortunas que acumularon durante tantos años de explotación de la globalización.

El vuelco de Rusia a Oriente se centra sobre todo en países como Indonesia y Vietnam, India y Sri Lanka, además de China, Irán y Turquía. Los rusos no descuidan a los países africanos y sudamericanos: desde Sudáfrica hasta Brasil y Argentina, ninguno de los cuales aplica sanciones contra Rusia, aunque se mantienen formalmente neutrales en relación con el conflicto de Ucrania. Algunos Estados son más que amigos del Kremlin, hasta el punto de convertirse en partidarios de facto, como los Estados petroleros del Golfo Pérsico y otros relacionados con ellos, como Egipto y Sudán.

Irak y Arabia Saudita cierran acuerdos con Moscú para gestionar el mercado del petróleo, y en Sudán - donde se propaga la compañía Wagner- se planea construir una gran base militar marítima rusa en el Mar Rojo. A pesar de que el gobierno lo niega, Egipto piensa producir misiles para los ejércitos rusos y, con la ayuda de Rosatom, está construyendo su primera central nuclear en Ed Dabaa, por no hablar de los drones de Teherán, donde se reparan los aviones de Aeroflot que se han quedado sin piezas de repuesto. EAU es ahora uno de los principales lugares donde se deposita y blanquea el dinero ruso, además de ser el destino favorito para el turismo de élite.

Como comenta Kožanov, "los países musulmanes del Golfo, cada uno a su manera, no sólo no se han distanciado de la Rusia ortodoxa, sino que intentan explotar la situación en su propio beneficio, ofreciendo ayuda de todo tipo, emitiendo quizás declaraciones de apoyo a Ucrania, pero las palabras acaban demostrando su inutilidad”. 

El mundo ruso extiende su sombra hasta las alturas de los rascacielos de Doha, donde la población local no puede entender las razones del conflicto entre rusos y ucranianos. Haciendo un parangón con las acciones de Estados Unidos en el pasado, consideran que "Rusia también tiene derecho a afirmar su zona de influencia", como argumentan algunos en conversaciones con Kožanov.

Ahora la atención se centra sobre todo en las consecuencias sobre la economía mundial, y las repercusiones en los países árabes, donde todavía se siente el efecto de la inflación y la subida de los precios. A los menos ricos les preocupa sobre todo el abastecimiento de granos ucranianos; en general, la región no es muy estable y las tensiones pueden generar o reavivar otros conflictos locales. La cuestión no es principalmente la simpatía por uno u otro bando del conflicto mundial, por mucho que Rusia goce de sentimientos favorables en muchos de estos países. Se trata más bien de un pragmatismo: ya no se puede mirar a Moscú como a un "hermano mayor", sino como a un socio en pie de igualdad. Y esto es lo que intenta hacer, sobre todo, Teherán. 

Según el experto, "Estados Unidos y Europa se rinden ante esta situación", como demuestran las visitas de los líderes occidentales a la región. "Sólo piden que no se excedan mucho cuando eluden las sanciones y que eviten ayudar militarmente a Rusia". En todo lo demás, hacen la vista gorda. Según Kožanov, los que más ayudan a Rusia son Emiratos y Arabia Saudita, mientras que Kuwait y Qatar se inclinan más hacia Occidente y apoyan a Ucrania, pero "en esta parte del mundo, todos los equilibrios están en una fase de redefinición".

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