14/02/2023, 14.51
SIRIA - TURQUÍA
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Obispo de Alepo: la flexibilización de las sanciones es una señal positiva en el drama del terremoto

de Dario Salvi

Llegó al aeropuerto un cargamento de ayuda de Arabia Saudita. Es el primer avión de Riyadh que aterriza en Siria en 10 años. Pero algunas regiones, especialmente en Idlib, todavía se sienten abandonadas. Monseñor Audo: además de las necesidades materiales, la población siente la fuerte necesidad de "compartir los sufrimientos y sentirse acogidos". Las mujeres solas, con niños en brazos, son las "primeras víctimas".

 

Milán (AsiaNews) - “Junto con las necesidades materiales” como un techo, un abrigo, algo de comida y agua potable, en este momento “sentimos con fuerza la necesidad de las poblaciones afectadas por el terremoto de compartir su sufrimiento y sentirse acompañadas”, explica el obispo caldeo de Aleppo, monseñor. Antoine Audo, uno de los centros más afectados -junto con la provincia de Idlib, controlada por rebeldes y yihadistas- por el terrible terremoto del 6 de febrero en Turquía y Siria. “Podemos contar con grupos de familias -dice el prelado- que organizan la distribución de las comidas y coordinan las intervenciones, lo que es un elemento muy positivo, junto con la flexibilización de las sanciones” , y se está reforzando “la colaboración entre las Iglesias” en el ecumenismo “de necesidad".

Por primera vez en 10 años, hoy aterrizó en Alepo un avión saudita con ayuda para las víctimas del terremoto. Según reportes de la agencia Sana, el avión proveniente de Riad aterrizó en el aeropuerto internacional con 35 toneladas de alimentos y víveres a bordo. Se esperan otros dos aviones sauditas entre mañana y el 16 de febrero. Este es el último envío de países hostiles al gobierno de Damasco y al presidente Bashar al-Assad, que durante mucho tiempo han apoyado a las facciones rebeldes y los grupos yihadistas en estos años de conflicto.

El terremoto, que acabó con la vida de casi 40.000 personas en toda la zona, según cálculos que todavía son provisorios, está rompiendo -al menos en parte- el aislamiento internacional de diez años en torno a Damasco. Además, el gobierno de EE. UU. ha suavizado, al menos parcialmente, el embargo económico y comercial que, combinado con las sanciones, ha puesto de rodillas a todo el país y a su pueblo. El mundo árabe también está dando muestras de solidaridad, y Egipto y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han prometido su apoyo respondiendo al pedido del subsecretario de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, que ha denunciado la lentitud de la ayuda internacional. Sobre todo en el Noroeste, en manos de los movimientos contrarios a Assad, donde la gente “con razón, se siente abandonada”.

“Poco a poco - dice Mons. Audo - nos estamos organizando, gracias al trabajo de una comisión que comprueba el estado de las casas para facilitar el retorno de los desplazados. Todos los días se realizan encuentros entre los obispos para discutir la situación e implementar las intervenciones más urgentes. Los que puedan, es bueno que vuelvan a casa”, prosigue el obispo caldeo de Aleppo, aunque nosotros “seguimos acogiéndolos. Muchos dan muestras de traumas psicológicos severos y, aunque sus hogares están intactos, se niegan a regresar. Hay una enorme necesidad de consuelo, de escucha, de apoyo moral en medio de la destrucción. Desde la guerra y pasando por el Covid -observa- las dificultades se han sucedido sin interrupción. Lo que más me impresiona es ver a tantas mujeres pobres, sobre todo musulmanas, con niños en brazos y deambulando solas por las calles... son escenas desgarradoras. Yo creo que las mujeres son las primeras víctimas del terremoto".

Muchas personas llaman a la puerta del obispado para pedir ayuda, incluso musulmanes, y “hacemos lo que podemos. En nuestro centro hemos alojado -dice- hasta 150 personas, les servimos la cena y una bebida caliente, y les garantizamos un poco de seguridad y alivio. Necesitan que los escuchen, paso horas hablando con ellos". Uno de los signos positivos es "la apertura tras años de aislamiento" con el levantamiento parcial de las sanciones internacionales y la flexibilización del embargo. “Esperemos que algo cambie -dice el prelado- y que para muchos esto sea una señal del cielo”. “Gracias a un contacto con un general sirio, también conseguimos un camión con 5.000 mantas para repartir”.

"El elemento más significativo de esta tragedia -concluye- es el clima de colaboración entre católicos, ortodoxos y protestantes: cada dos días hay una reunión al nivel de dirigentes para coordinar las intervenciones, orientar las ayudas y repartir lo que llega gracias a las donaciones de ONG como Ayuda a la Iglesia que sufre y L'Œuvre d'Orient, con personas que trabajan en Siria desde hace 12 años” y que conocen bien “el océano de necesidades”.

 

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