09/12/2020, 12.33
HONG KONG
Enviar a un amigo

P. Marazzi: Mi agradecimiento por los 60 años de sacerdocio misionero

de Mario Marazzi

El misionero del PIME es uno de los sacerdotes, religiosos y religiosas que en la diócesis de Hong Kong celebran el jubileo de los 70, 60, 50, 25 años de consagración. Este año, debido a la pandemia, la celebración se realizó en línea.

 

Hong Kong (AsiaNews) - El 5 de diciembre, la diócesis de Hong Kong celebró los jubileos de ordenación y consagración de numerosos religiosos de la diócesis. Junto con tres hermanas que cumplen 70 años de votos perpetuos, hay 35 sacerdotes, religiosos y religiosas que festejaron 60, 50 y 25 años de consagración. Uno de ellos es el P. Mario Marazzi, de 92 años, misionero del PIME, quien celebra sus 60 años de sacerdocio. La fiesta de los jubileos se realiza cerca de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, a la que está dedicada la catedral de Hong Kong. Pero este año, debido a la pandemia, la celebración se realizó solo on line. En Hong Kong se cancelaron todas las celebraciones presenciales desde el 2 de diciembre.

Esta es la carta que escribió el padre Mario Marazzi para agradecer a todos los que contribuyeron a su vocación. Nosotros también queremos darle las gracias, especialmente por los años que fue secretario de AsiaNews en Milán.

Hace sesenta años me convertí en sacerdote y misionero y me enviaron a Hong Kong. En primer lugar, quiero agradecerle a Dios por haberme llamado y agradecerles a ustedes que me han acompañado de tantas formas a lo largo de los años.

Cuando era joven, siempre pensé que me casaría, pero de pronto el curso de mi vida cambió de dirección. Agradezco a mi familia. Papá murió cuando éramos pequeños. Mi madre, quien se hizo cargo de nosotros, nunca nos habló de vocación a los varones, pero su educación fue una buena preparación. Cuando me fui de casa, ayudé un poco a mi familia con mi salario, pero ellos fueron generosos y me dejaron ir. Les estoy agradecido por su continuo apoyo.

Agradezco al mundo del trabajo, donde pasé 10 años antes de entrar al seminario. Fue una escuela de vida. La experiencia de la Resistencia, que viví a raíz de algunos trágicos sucesos que ocurrieron en el pueblo y escuchando las pocas noticias que se podían recibir, me ayudó a comprender el significado, el valor y el amor por la libertad. Agradezco a la Acción Católica que en aquellos años me introdujo en algunos principios de la doctrina social de la Iglesia y me preparó para el compromiso civil en el período posterior de la posguerra.

Agradezco al PIME. Cuando terminé un curso de iniciación laboral de tres años después de la escuela primaria, no había hecho estudios clásicos. Durante un verano en el PIME de Monza comencé mis estudios y los completé al año siguiente en Vigarolo (Lodi). Estoy agradecido a tantos sacerdotes que me ayudaron antes y después de mi ordenación. Evidentemente, no puede faltar un agradecimiento especial a mis hermanos de Hong Kong del pasado y de hoy por todo el bien que he recibido. Estoy agradecido a la gente de Hong Kong y a la gente de Guangzhou. Me refiero a todos los laicos católicos y no católicos, religiosos, sacerdotes y obispos que me hicieron sentir en casa. Agradezco a muchas personas de Italia que de tantas formas, especialmente con la oración, me han acompañado en mi misión.

Mirando hacia atrás estos 60 años, debo decir que todo ha sido gracia, incluida la depresión que sufrí y los 18 años que pasé en el Centro Misionero de Milán. ¿Cuáles fueron los tiempos más hermosos? Los 10 años que pasé ​​en Guangzhou con discapacitados y los que pasé ​​con un seminarista del PIME en el apartamento de un edificio en las afueras de Hong Kong, mientras esperábamos que se construyera la iglesia.

Quisiera recordar un episodio de la vida en ese edificio. Había nacido una hermosa amistad con un pequeño grupo de pastores protestantes que trabajaban en la zona. Tan es así que cuando uno de ellos se casó, me invitó a la boda. Después de la fiesta volví a casa. Era de noche y nuestro apartamento estaba oscuro. El seminarista tenía algún otro compromiso. Por unos momentos me sentí triste y solo, y me asaltó un pensamiento: mi amigo pastor sigue la fiesta con su esposa, pero a mí nadie me espera. Entonces miré por la ventana: allí, en los grandes bloques iluminados, vivía mi gente, la gente para la cual me habían enviado. Y la pequeñísima capilla contigua era el lugar donde, en la oración, encontraba la fuerza para comenzar cada día con alegría. Esa noche no me resultó difícil recuperar la tranquilidad.

Algunos me preguntan: ¿y ahora que tienes una edad avanzada, no te retiras en Italia? De hecho, mi Instituto tiene una hermosa casa de reposo en Lecco para misioneros ancianos o enfermos. Sin embargo, como muchos de mis hermanos, prefiero quedarme en Hong Kong. No porque sea más hermoso aquí que en Italia, sino porque quiero compartir hasta el final la vida de estas personas.

Los sigo en esta época de pandemia, y les deseo que pasen una Navidad en paz en sus hogares. Les pido que oren por los cristianos de China, que sufren restricciones y controles. Ellos están preocupados por la educación religiosa de sus hijos, que hasta los 18 años no pueden asistir a las celebraciones religiosas ni pueden recibir ninguna instrucción cristiana. También les encomiendo a los ciudadanos de Hong Kong, preocupados por las nuevas generaciones cuyo futuro es muy incierto.

 

Mario

 

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Musulmana, ex radical: Riad y el salafismo (wahabí) un peligro para el islam y para el mundo
17/12/2016 13:14
Papa: Dios “ablande un poco el corazón” de quien condena todo aquello que está “fuera de la Ley”
02/05/2017 13:54
Papa: El hombre nos es dueño del tiempo, que pertenece a Dios
26/11/2013
Sacerdote iraquí: la ‘derrota militar’ de Isis no cancela la amenaza yihadista
03/11/2017 14:18
Católico arrestado por cultivar cannabis para tratar a su esposa en fase terminal
08/04/2017 12:24


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”