09/02/2017, 16.32
CHINA - EUROPA
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Para China, Europa es la nueva África

de G. M. Mazzacani*

China de “fábrica del mundo” se convirtió en “mercado del mundo”, gracias a un modelo de desarrollo concentrado sobre la producción a alto valor agregado y en el consumo interno incentivado por el aumento de los salarios. El poder económico está pasando de Occidente a Oriente: podría ser una oportunidad.

Milán (AsiaNews)- Desde hace algunos años a esta parte las inversiones chinas en Italia aumentaron exponencialmente en todos los sectores, desde el fútbol a los motores, de la moda al mercado inmobiliario, del turismo a la energía.

Inter, Milan, Krizia, Grupo Ferretti, Benelli Moto, Terna, Snam, Enel, son sólo algunas entre las grandes marcas del “made in Italy”, pasadas a manos chinas.

El año 2015 fue un año record para Italia que, gracias al acuerdo entre Pirelli y ChemChina, fue la principal destinación de capitales chinos con 7,8 millardos de dólares, delante de Francia (3,6 millardos), del Reino Unido (3,3 millardos), de los Países Bajos (2,5 millardos) y Alemania (1,3 millardos).

En cambio, el 2016 fue el año de Suiza. Protagonista una vez más la ChemChina que compró por 43 millardos de dólares el coloso suizo de la química Syngenta. La mayor compra china de la historia hacia una empresa europea.

Por años nos hemos lamentado porque China nos robaba puestos de trabajo sobre todo el sector manufacturero. Luego nos asustamos frente a una China que, a través de una especie de “campaña neo-colonial”, se apropiaba de materias primas y petróleo en toda África. Hoy, en cambio debemos tratar de aceptar el hecho que China está comprando empresas europeas de todo tipo. China ahora está extrayendo metales y las gemas más preciosas, no más en África sino en Europa: talento, propiedad intelectual, tecnología, marcas históricas, creatividad, innovación.

China compra en Europa. Lo contrario es siempre más raro

Si nuestras multinacionales, atraídas por el costo de trabajo bajísimo, desplazaron la producción a China, hoy las cosas parecen que han cambiado radicalmente. No son más nuestras empresas las que van a China para producir. Los costos de la mano de obra no son más competitivos. (ver: De China a Etiopía, el viaje de Helen y la esperanza de un futuro mejor para África).

China no es más la “fábrica del mundo”. Se convirtió en el “mercado del mundo”. Está tratando de superar aquel modelo de desarrollo basado en la inversión y exportación a bajo costo para adoptar un modelo de desarrollo basado en la producción a un alto valor adjunto y sobre el consumo interno incentivados por el aumento de los salarios. El fenómeno, por lo tanto, se está invirtiendo: las empresas occidentales que van a China para producir son siempre menos, mientras que las empresas chinas, ya bien estructuradas, que van a Europa están en un crecimiento exponencial. Vienen aquí en caza de productos y empresas de calidad de las cuales China necesita para satisfacer las exigencias de una clase media que siempre tiene más recursos para gastar.

En 2016, las inversiones chinas en Europa (par a USD 46 mld con un crecimiento del 90% respecto al 2015) han superado de unas cuatro veces aquellos Europeos en China. El 2016 vio también un record de inversiones chinas en Norteamérica (par a USD 48 mld con un crecimiento del 189% respecto a 2015). Son los datos que emergen del último informe Baker McKenzi hizo público hace pocos días. ¿Las previsiones para el 2017? “El rápido crecimiento de la actividad de inversiones globales de las empresas chinas han puesto nerviosos a los líderes chinos y han provocado un control más estricto administrativo contra ciertos tipos de transacciones”, subrayan los investigadores en el informe. Si de un lado es Beijing que parece querer limitar los capitales en salida, por otro lado los políticos europeos y americanos parecen querer adoptar un cambio de actitud, ciertamente más hostil, en relación con las compras chinas. Por lo tanto, será difícil que tales tendencias de crecimiento se vuelvan a repetir también en 2017.

Zhu Chongyun, la estilista y empresaria china que adquirió la histórica marca Krizia, contó durante una entrevista en la Rai 3. “China se abrió al mundo en 1979 con las reformas de Deng Xiaoping y en estos cuarenta años el desarrollo fue velocísimo. Hoy es la segunda economía mundial después de los EEUU. Pero la población china es cinco veces más que la americana. Nuestro mercado es inconmensurable. Es por esto que decidí comprar Krizia, porque con una marca tan importante yo pongo las bases para entrar en el mercado chino, lo subrayo, las marcas italianas son muy, muy amadas”.

Tian Guolí uno del Bank of China, el banco más antiguo de China y presidente por la parte China (Marco Tronchetti Provera por la parte italiana) del último Business Forum Italia-China, dijo: “Nuestra economía va más lenta, pero camina siempre con un crecimiento del 6,55 y busca calidad. Italia produce calidad, pero tiene un pequeño mercado interno: China es un gran mercado con 200 millones de ciudadanos de clase media que necesitan productos de calidad. Por esto siempre podemos hacer chispas”.

Ciertamente disgusta ver que grandes marcas italianas y europeas pasar, totalmente o parcialmente a manos chinas. Probablemente estamos frente a un cambio de época. El poder económico está pasando de Occidente a Oriente. No nos olvidemos que ¡China fue la más grande potencia económica mundial entre 1100 y 1800! El Dragón está volviendo. Pero esta no es la última palabra.

La pregunta que debemos hacernos es. ¿Cómo debería reaccionar Europa? ¿Riesgo u oportunidad?

Considero sea una oportunidad por dos razones. Muchas empresas europeas y también americanas están todavía atravesando un período difícil. Inyecciones de capital chino podrían ser indispensables para la sobrevivencia no sólo de la empresa sino sobre todo de muchos puestos de trabajo. Pensemos por ejemplo en el caso Volvo que fue comprada por la empresa china Geely. Este pasaje sucede cuando el propietario era Ford. Ford estaba al borde del abismo, casi en quiebra, y por eso quería vender la Volvo, pero no se encontraban compradores. Volvo estaba en dificultades y  habría podido cerrar. Después fue comprada por Geely y resucitó. Creó 10 mil puestos de trabajo en los dos establecimientos en Europa (esto equivale a unos 100 mil puestos de trabajo distribuidos en la lista entre componentes, concesionarios, logística…) Y sobre todo se salvó una de las joyas del sector automovilístico.

Aquellos que ceden nuestras empresas a los chinos reciben grandes capitales que pueden ser reutilizados para comprar y/o desarrollar nuevas empresas. Y así el ciclo puede reiniciar. ¿Qué harán estos empresarios cuando tendrán en mano los capitales? La misma Pirelli, ¿que hará con los 7 millardos que les darán los chinos? Lo que hace grande a Italia no son tanto los productos sino las marcas. En cambio son las mentes brillantes y creativas de los mismos italianos que han creado y continuarán creando productos y marcas excepcionales. Decía Enzo Ferrari: “La mejor Ferrari que haya sido jamás construida es la próxima”.

* Govanni Maria Mazzacani es investigador en la ONU. Ha estudiado en la Fudan University de Shanghai y en la Universidad Bocconi de Milán.

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