13/06/2015, 00.00
IRAK
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Patriarca caldeo: Mirando a María, revivir la vocación a la vida consagrada

de Louis Raphael I Sako*
Mar Sako recordó la continua disminución de sacerdotes y consagrados en Irak. Algunos se van por estar "cansados" de trabajar en condiciones de violencia y terror, otros porque buscan "la seguridad, la comodidad y el dinero" en el extranjero. Su Beatitud exige formación espiritual mayor, alimentando la vocación con la oración y la confianza en el Señor.

Bagdad (AsiaNews) - El 11 de junio en la iglesia caldea de San Jorge en Bagdad los miembros de los grupos consagrados de la capital organizaron una reunión de oración y reflexión con motivo del Año dedicado a la vida consagrada, convocado por el papa Francesco en noviembre 2013. El evento contó con la presencia de los obispos, los sacerdotes y el encargado de negocios de la nunciatura.

Dirigiéndose a la reunión, Mar Sako recordó el número "en continua disminución" de sacerdotes y personas consagradas en el país, mientras que otros dejan parroquias y monasterios, "ya cansados" para trabajar en Irak o porque están buscando "la seguridad, la comodidad y el dinero" en el extranjera. Su Beatitud pide mayor "formación espiritual" y, como María, confiando en el Señor ha mantenido su vocación y nutriéndola con la oración.


Aquí, a continuación, la intervención del patriarca caldeo Raphael Mar Louis Sako, y remitida a AsiaNews:

Queridos hermanos y hermanas,


Los saludo y les doy las gracias de todo corazón por su presencia. Como saben el número de sacerdotes y consagrados hombres y mujeres en Irak sigue cayendo; Pero el mayor peligro es que algunos dejan la parroquia o el monasterio ya cansados de trabajar en Irak, por buscar la seguridad y la comodidad - ¡y quizás aún más dinero! – en el extranjero.

Y los pocos que quedan necesitan una adecuada formación espiritual y profunda, con el fin de llevar la alegría del Evangelio, para convertirse en un signo vivo y lleno de amor, gratuito, gozo y servicio. Todo de lo cual necesita nuestro pueblo hoy y Dios quiere que nosotros demos testimonio hoy, algo diferente a lo que el mundo quiere vivir solo en la actualidad. Propongo, pues, dedicar el resto el resto del año de la vida consagrada a una formación espiritual aggiornada e intensa.

Mis hermanos, queridas hermanas,
escuchar lo que el Salmo 44 dice: "Escucha, hija, escuchad: Olvida tu pueblo y la casa de tu padre; El rey se ha enamorado de tu belleza. Él es tu señor rendidle homenajeadle"(Sal 44 / 11-12). Estas son palabras fuertes y hay que leer entre líneas el mensaje que contiene, no sólo se detienen en la superficie. Si nos detenemos, vamos a perder la oportunidad de entender su significado.

El texto revela una presencia divina llena de amor y llamadas que se ha de escuchar cuidadosamente para encontrar el mensaje de Dios, a pesar de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

Las palabras son proféticas y místicas, llevan el sabor del amor y de la eternidad, porque son pronunciadas por alguien que es "inmortal", dedicado a sentir y escuchar con atención, sabiendo que la escucha requiere silencio, hasta que llega al corazón y fortalece de este modo la incorporación en Aquel que nos llama. ¡Aunque probablemente no estamos acostumbrados a escuchar!

¿No es cierto que a veces le dices a alguien que amas: Te echo de menos, no escucho tu voz? Decimos esto al Señor?


El contenido del texto es una "Carta Magna" para toda la vida. A la luz de lo que oímos (de lo alto) practiquemos el amor y el servicio, y vivimos la unidad y la comunión con entusiasmo y generosidad. Esto es como escuchar a María, que "había mantenido todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc 02,19). Al igual que María, la hermana de Lázaro, que estaba sentada a sus pies "para escuchar sus palabras” (Lc 10/40), es el símbolo del discípulo que escucha ávidamente las palabras del maestro... Escuchar combinando tanto la oración como la meditación. Una oración personal y colectiva, y no prácticas rituales y monótonas. Las oraciones nos llevan al mundo de Dios y permitirme penetrar en su misterio con humildad y esperanza.

Darse de sí al Señor, encomendar la propia vida a su corazón es la fuente de la felicidad, porque vives con el Señor y llevándolo con nosotros día tras día podemos tomar algo de Él y ponerlo dentro de nosotros para estar más unidos a Él.

Es una lástima que hoy no se sienta la fuerte presencia de este espíritu, ¡que es una fuente de entusiasmo y alegría! Siempre encontramos excusas, que las circunstancias han cambiado y nuestra naturaleza es débil, pero el Señor nos da la gracia y la fuerza para hacer frente a nuestras debilidades. Jesús dijo a San Pablo, mi gracia para ti es suficiente; por eso hay que aferrarse a nuestra vocación y nutrirlo con la oración y a través de nuestro servicio, nuestra castidad obediente, nuestra pobreza. Y también tenemos que apreciarlo, para poder decir con María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador".

Queridos hermanos y hermanas,
estamos tomando todos el mismo camino, con coraje, y el Señor nos bendecirá. Propongo que en el próximo encuentro posamos invitar a nuestra gente a presentarse, decir quiénes somos y cómo queremos ser.

* Patriarca de Babilonia de los Caldeos y presidente de la Conferencia Episcopal de Irak

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