Proclamaron santos a Frassati y Acutis. León XIV invitó a los jóvenes a no malgastar la vida y hacer de ella una obra maestra
Una "fiesta hermosísima" en la plaza de San Pedro para la canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis. Dos jóvenes laicos de diferentes épocas y contextos, pero ambos "enamorados de Jesús y dispuestos a darlo todo por Él". Prevost dijo a los 80.000 fieles presentes: "¡Todos ustedes, todos nosotros, estamos llamados a ser santos!". En el Ángelus invocó la paz en Tierra Santa y Ucrania: "A los gobernantes: ¡escuchen la voz de la conciencia!".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Finalmente, Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis han sido proclamados santos. "Una invitación dirigida a todos nosotros, especialmente a los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de ella una obra maestra", dijo hoy el papa León XIV. Hoy en la plaza de San Pedro hay una "fiesta hermosísima", un momento de alegría "para toda Italia, para toda la Iglesia, para todo el mundo", afirmó Prevost de forma espontánea, al presentar el primer Rito de Canonización de su pontificado. Unos 80.000 fieles de todo el mundo escucharon la declaración de santidad de los dos jóvenes laicos italianos. Frassati y Acutis son diferentes por su época, sus instrumentos y su formación, pero tienen una cosa en común: estaban "enamorados de Jesús y dispuestos a darlo todo por Él", afirmó el pontífice en la homilía.
Un día soleado, un ambiente festivo, colmado de jóvenes; varios cientos pasaron la noche al aire libre, para asegurarse un buen lugar, cerca de la entrada a San Pedro en la Via di Porta Angelica. Numerosa la presencia de la Acción Católica italiana para Pier Giorgio Frassati, "su" santo, que participaba en diferentes grupos eclesiales. Estuvieron presentes los familiares de los dos nuevos santos, así como delegaciones oficiales de Italia, Gran Bretaña, Polonia y la Orden de Malta. Antes de comenzar la ceremonia, Prevost salió al atrio vestido de blanco, y de pie se dirigió a los presentes: "porque, si bien la celebración es muy solemne, también es un día de gran alegría", dijo. Nos preparemos para "sentir en el corazón lo mismo que vivieron Pier Giorgio y Carlo: este amor por Jesucristo, sobre todo en la Eucaristía, pero también en los pobres, en los hermanos y hermanas. También ustedes, todos nosotros, estamos llamados a ser santos.".
En la homilía, el Papa León XIV reflexionó sobre el significado de la santidad, que a menudo nace de la inquietud y de preguntas que aparentemente no tienen respuesta. Es el ejemplo de Salomón, que disponía "de muchas cosas", y se pregunta: "¿Qué debo hacer para que nada se pierda?". También de Francisco de Asís, que comenzó a escribir "la maravillosa historia de santidad que todos conocemos, despojándose de todo para seguir al Señor". "El riesgo más grande de la vida es malgastarla fuera del proyecto de Dios", afirmó Prevost. "[Dios] Nos llama [...] a lanzarnos sin vacilar a la aventura que Él nos propone, con la inteligencia y la fuerza que vienen de su Espíritu y que podemos acoger en la medida en que nos despojamos de nosotros mismos, de las cosas y de las ideas a las que estamos apegados, para ponernos a la escucha de su palabra". Es lo que hicieron los jóvenes santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, ante una decisiva "encrucijada en la vida".
El Papa recordó que también se podrían enumerar muchos otros santos y santas. "A veces nosotros los representamos como grandes personajes, olvidando que para ellos todo comenzó cuando, aún jóvenes, respondieron “sí” a Dios y se entregaron a Él plenamente, sin guardar nada para sí", dijo. A Pier Giorgio Frassati (1901-1925), lo definió como "una luz para la espiritualidad laical". "Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se entregó con ardor al servicio de los pobres", añadió el pontífice en la homilía.
De Carlo Acutis (1991-2006) recordó las frases que amaba repetir. "Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos". Y también: "La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos". "Creció integrando naturalmente en sus jornadas de niño y de adolescente la oración, el deporte, el estudio y la caridad". Ambos santos impregnaron de "caridad" su intensa existencia. La ejercitaron "sobre todo por medio de pequeños gestos concretos, a menudo escondidos, viviendo lo que el Papa Francisco ha llamado «la santidad “de la puerta de al lado'", afirmó León XIV.
Los dos jóvenes italianos son santos desde el momento en que León XIV pronuncia la fórmula de canonización. "Después de haber reflexionado largamente - dice el Papa en latín - invocado varias veces la ayuda divina y escuchado la opinión de muchos de nuestros hermanos del episcopado, declaramos y definimos santos a los beatos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis". El complemento de esta "fiesta bellísima". Al final, el Papa hizo un largo recorrido en el papamóvil para saludar a los 80.000 presentes, incluso a aquellos ubicados lejos del atrio, a quienes, cuando introdujo la celebración, había pedido "un poco de paciencia".
Concluyendo la celebración "tan esperada", el papa León XIV recordó en el Ángelus que ayer la Iglesia también reconoció a dos nuevos beatos. En Tallin, capital de Estonia, el arzobispo jesuita Edoardo Profittlich, "asesinado en 1942 durante la persecución del régimen soviético contra la Iglesia", explicó. Y en Verszprém, Hungría, María Magdalena Bódi, "una joven laica, asesinada en 1945 porque se resistió a unos soldados que querían violarla".
Por último, el Pontífice pidió por la paz, que tanto falta en el mundo, "especialmente en Tierra Santa y en Ucrania, y en todas las otras tierras ensangrentadas por la guerra", dijo. "A los gobernantes les repito: ¡escuchen la voz de la conciencia!", insistió. "Las aparentes victorias obtenidas con las armas, sembrando muerte y destrucción, son en realidad derrotas y nunca traen paz ni seguridad. Dios no quiere la guerra, quiere la paz, y apoya a quienes se comprometen a salir de la espiral del odio y a recorrer el camino del diálogo".
11/10/2020 14:52