27/05/2025, 15.15
MYANMAR - INDIA
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Rohingya entre dos fuegos: represión en Myanmar y rechazo en la India

En Rakhine, el Arakan Army —además de la junta militar— recluta por la fuerza a hombres y mujeres, lo que agrava el conflicto civil y la crisis humanitaria. Por otro lado, cuando huyen al extranjero los rohingya se enfrentan a continuos abusos: el gobierno indio es acusado de rechazos ilegales en el mar y detenciones arbitrarias, lo que alimenta un creciente estigma contra los refugiados musulmanes.

 

Rangún (AsiaNews/Agencias) - No solo la Junta golpista recluta jóvenes combatientes para utilizarlos en la guerra civil que desde 2021 se libra Myanmar; recientemente el Arakan Army (AA), una de las principales milicias étnicas del Estado de Rakhine, ha decidido impedir los desplazamientos de la población para favorecer su incorporación a las filas del grupo armado.

La Liga Unida de Arakan (United League of Arakan, ULA), el ala política del AA que controla algunos territorios de Rakhine, ha prohibido a los hombres de 18 a 45 años y a las mujeres de 18 a 25 años abandonar la región, y sólo permite los desplazamientos a quienes padecen enfermedades graves. La ULA ha justificado la medida afirmando que sirve para proteger a la población del riesgo de ser capturada por la junta militar, pisar minas antipersona o ser víctima de traficantes. En realidad, ya en marzo la ULA había emitido una orden de emergencia para permitir que la AA reclutara adultos de hasta 45 años, en un intento de proteger al pueblo arakan, había especificado la organización. Por este motivo, seguía diciendo la ULA, las restricciones a los desplazamientos terminarán cuando el Estado de Rakhine esté pacificado.

Se trata de afirmaciones controvertidas: desde hace tiempo está documentado que el Arakan Army, al igual que el ejército, también ha cometido graves violencias contra la población rohingya, un grupo étnico apátrida cuyos miembros profesan en su mayoría la religión islámica. Varios testigos han relatado que los militares y la milicia étnica están combatiendo para tomar posesión de sus tierras, lo que ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en la región.

Aunque el AA ahora controla 14 de 17 municipios, miles de rohingya todavía intentan abandonar Rakhine para ponerse a salvo fuera del país, donde, sin embargo, no les resulta fácil que los acojan. Se estima que en 2017, durante las persecuciones del ejército, unos 700.000 rohingya abandonaron Myanmar para refugiarse en Bangladés. Sin embargo aún hoy en el campo de refugiados de Cox's Bazar, los rohingya que piden el fin de la violencia en Rakhine a menudo son blanco de grupos islámicos extremistas que luchan contra el Arakan Army. Los que intentan huir por mar arriesgan su vida: a principios de mes, al menos tres embarcaciones que intentaban llegar a Cox's Bazar volcaron y se hundieron, causando la muerte de cientos de refugiados. Aunque en Bangladés hay más de un millón de refugiados rohingya, los datos de las Naciones Unidas indican que otras grandes comunidades se encuentran en Malasia (con 177.000 personas), la India (83.400), e incluso en Tailandia (81.000).

Sin embargo el gobierno indio, que desde hace años aplica políticas discriminatorias contra los musulmanes, también se muestra cada vez más hostil con los refugiados rohingya. A principios de mes algunos refugiados fueron obligados a abandonar un barco de la marina india y dirigirse hacia el mar de Andamán, denunció la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que ha pedido una investigación sobre el episodio. "Estoy profundamente preocupado por lo que parece un flagrante desprecio por la vida y la seguridad de quienes necesitan protección internacional", declaró Tom Andrews, relator especial para los derechos humanos en Myanmar. "Tales acciones son una afrenta a la decencia humana y constituyen una grave violación del principio de no devolución, un principio fundamental del derecho internacional que prohíbe a los Estados devolver individuos a un territorio donde su vida o su libertad estén amenazadas".

Según las diversas reconstrucciones de los medios internacionales, decenas de rohingya que vivían en Delhi con un permiso regular de refugiados fueron reunidos y transportados en avión hasta las islas Andamán y Nicobar. Desde allí habrían sido trasladados a un barco de la marina india, pero, una vez que cruzaron el mar de Andamán, se les habrían proporcionado chalecos salvavidas para llegar nadando a algunas islas pertenecientes a Myanmar. Los refugiados habrían sobrevivido a la travesía a nado hasta la orilla, pero se desconoce su paradero actual y sus condiciones, refirieron las agencias de la ONU.

En el mismo período, entre el 6 y el 9 de mayo, mientras la atención internacional se centraba en el intercambio de misiles entre la India y Pakistán, otros 100 refugiados, entre ellos al menos 50 rohingya, que se encontraban en un centro de detención en el Estado de Assam, fueron trasladados a la frontera con Bangladés para ser expulsados. También se desconoce la ubicación y las condiciones de este grupo. Aunque la India no es signataria de la Convención de Ginebra sobre los refugiados, permite que el ACNUR opere en su territorio. La mayoría de los refugiados rohingya en la India se concentran en los suburbios pobres de Delhi. Desde hace meses, los activistas que se ocupan de su defensa denuncian un aumento de las acciones violentas contra ellos. "Durante el acoso policial, se lanzan insultos racistas, se interroga a los refugiados para saber si son inmigrantes de Bangladés y se los detiene arbitrariamente", relató a Strait Times la responsable de una organización sin fines de lucro que ofrece cursos de formación.

Los analistas sostienen que las recientes expulsiones de la India están en consonancia con las políticas ultra hinduistas promovidas por el partido en el poder, el Bharatiya Janata Party (BJP), al que pertenece el primer ministro Narendra Modi: "El relato político del gobierno indio equipara a los refugiados rohingya de Myanmar con los inmigrantes indocumentados de Bangladés, que tienen similitudes religiosas y lingüísticas pero poco más, en un solo subgrupo de inmigrantes no deseados", explicó Angshuman Choudhury, doctor en investigación en la Universidad Nacional de Singapur y el King's College de Londres.

En Myanmar los rohingya también son llamados "bengalíes" por la junta militar en el poder y por el Arakan Army, un término que pone de relieve su no pertenencia al Estado a pesar de que se encuentran en su territorio desde hace generaciones. Entre finales de abril y principios de mayo, en la zona del lago Chandola en Gujarat, donde más de 8.000 familias fueron desalojadas sin previo aviso, las autoridades indias definieron a los residentes como "extranjeros" o "rohingya", dice The Wire (medio al que el gobierno de Delhi había bloqueado el acceso en la India durante los enfrentamientos con Pakistán): el término "rohingya" se asocia cada vez con mayor frecuencia en la India a genéricas amenazas a la seguridad, y por lo tanto se utiliza para estigmatizar y marginar a las comunidades musulmanas, especialmente a las que viven en asentamientos informales, para justificar la demolición arbitraria de sus viviendas por parte de las autoridades.

Foto: ACNUR/Amanda Jufrian

 

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