22/08/2023, 10.14
RUSIA-GEORGIA
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Rusia no logra someter a Abjasia

de Vladimir Rozanskij

Otra hospitalización más del presidente de la república caucásica durante una visita al Kremlin. En los últimos tres años, desde Moscú se han propuesto a Sujumi varios "planes de armonización" de leyes y sistemas político-económicos. Hasta ahora, los abjasios han puesto buena cara, entre otras cosas para no perder los fondos asignados por el gobierno ruso, pero siempre manteniendo cierta distancia y autonomía.

Sujumi (AsiaNews) - El presidente de la república independentista caucásica de Abjasia, Aslan Bžanja, ha salido del hospital donde había sido ingresado durante una visita a Moscú para conmemorar el 15º aniversario del reconocimiento ruso de la "independencia" de la república. Algunos malintencionados habían hablado de envenenamiento, una práctica cada vez más frecuente y variada por parte de los servicios secretos rusos; después de todo, no era la primera vez que Bžanja acababa en una clínica tras reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin.

El problema es que, aunque Abjasia siempre ha mantenido que considera a Rusia "un Estado vecino con lazos de sangre", también ha descartado siempre la idea de unirse a la Federación Rusa, o a uno de los muchos proyectos de "Estado unitario" propuestos por el Kremlin para sus ex súbditos soviéticos, desde Georgia a Kazajistán, pasando por Bielorrusia y ahora Ucrania. En el contexto de la "operación militar especial" cuyo final no se vislumbra, el orgullo de la pequeña región georgiana despierta el resentimiento de Putin.

Las dos repúblicas que quedaron bajo el control de Moscú tras la guerra de 2008-2011, Abjasia y Osetia del Sur, enviaron no obstante un par de miles de voluntarios a la guerra rusa en Ucrania, aunque la mayoría regresó pronto a casa muerta. Los osetios, en particular, quedaron horrorizados por la carga de muertos que volvieron del frente: ahora descansan en un campo especial en el cementerio de Tsjinvali. Incluso en Sujumi, la capital de Abjasia, se enterraron los cuerpos de 800 soldados, algo menos que sus primos de Osetia, cuya población es una décima parte de la de Abjasia.

Tras esta primera desafortunada expedición, ambas repúblicas declararon que no irían más hombres a Ucrania: "por si acaso Georgia intenta reconquistarnos", como dijo en repetidas ocasiones el propio Bžanja. Y en general, las exigencias de Moscú por aquí ya no son muy escuchadas, especialmente por los abjasios. Uno de los primeros líderes de Sujumi, en 2004, fue un fiel a Moscú, Raul Khadžimba, un funcionario de bajo nivel de la KGB en la época soviética, cuya campaña electoral fue financiada directamente por Moscú, con conciertos de estrellas rusas del pop. Uno de ellos, Oleg Gazmanov, había gritado jubiloso "¡Salve, Adžaria!" a la multitud, confundiendo una república con otra, y los abjasios nunca lo olvidaron. En lugar de Khadžimba fue elegido Sergei Bagaš, a quien Rusia consideraba "progeorgiano", ya que tenía esposa e hijos georgianos en Tiflis.

En represalia, Rusia detectó terribles sustancias nocivas en las mandarinas locales, prohibiendo su importación y privando a Abjasia de su principal producto de mercado. Bagaš aceptó entonces nombrar vicepresidente a Khadžimba, y se superó la crisis. En 2008, los abjasios participaron en la guerra rusa contra Georgia, para "liberar" también a Osetia del Sur, y así Rusia (junto con Venezuela) reconoció la independencia de Abjasia. Al año siguiente, Bagaš fue reelegido y comenzó a establecer contactos con Turquía, con la intención declarada de "ocuparse de la diáspora abjasia".

Bagaš se hizo a un lado unos años más tarde debido a una enfermedad, cuyos detalles nunca se han explicado, y en 2019 Khadžimba se volvió a presentar como candidato presidencial, que en su lugar acabó recayendo en Aslan Bžanja, que tampoco era del agrado del Kremlin. Todavía durante la campaña electoral visitó a Vladimir Putin en Soči, y tuvo su primera enfermedad repentina con síntomas típicos de Novičok, el veneno inyectado al año siguiente a Aleksej Navalšnyj. El futuro presidente de Abjasia tuvo que recibir tratamiento durante unos seis meses antes de recuperarse, pero nunca quiso abrir una investigación, para no ser considerado "antirruso". El incidente se repitió en marzo de 2020, de nuevo durante una reunión en Soči. Durante estos episodios, Khadžimba había obtenido la presidencia de la república, pero el Tribunal Constitucional de Sujumi anuló los resultados y Bžanja fue finalmente elegido presidente.

En los últimos tres años, desde Moscú se han propuesto a Sujumi varios "planes de armonización" de leyes y sistemas político-económicos, tratando de establecer también en Abjasia las cada vez más estrictas normas del autoritarismo de Putin. Hasta ahora, los abjasios han puesto buena cara, también para no perder los fondos asignados por el gobierno ruso, pero siempre conservando cierta distancia y autonomía, castigados por el Kremlin con otra "enfermedad del presidente". Si no se puede someter a los campesinos del Cáucaso, piensan los rusos, será bastante improbable someter a los cosacos de Ucrania.

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