Trabajo infantil: Asia-Pacífico lidera el descenso global, pero los objetivos de la ONU siguen lejos
Nuevos datos de la Organización Internacional del Trabajo y Unicef revelan una disminución de 22 millones de niños que trabajan en cuatro años. Sin embargo, 138 millones de menores siguen atrapados en esta lacra, especialmente en la agricultura y la economía informal. El experto Insaf Nizam señala a AsiaNews la influencia del crecimiento económico, pero advierte sobre los peligros de las desigualdades y las responsabilidades familiares.
Ginebra (AsiaNews) – Todavía hay 138 millones de niños involucrados en el trabajo infantil a nivel mundial. Una cifra dramática, lejos de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, pero que también indica un avance positivo: en cuatro años ha disminuido en 22 millones, revirtiendo un preocupante aumento que se había registrado entre 2016 y 2020, cuando el trabajo infantil afectaba a 160 millones de niños. La región de Asia-Pacífico es la que ha logrado la reducción más significativa, con una tasa que descendió del 5,6% al 3,1% (de 49 millones a 28 millones de niños).
Los datos se encuentran en un nuevo informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF, titulado “Child Labour: Global estimates 2024, trends and the road forward”, que se publicó hoy con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el 12 de junio. Las organizaciones de la ONU observan que se puede hablar de un progreso significativo: a pesar de que la población infantil ha aumentado 230 millones desde el año 2000, se contabilizan aproximadamente 108 millones menos de niños que trabajan, lo que equivale a una reducción del 44% a nivel global.
“Los resultados de nuestro informe ofrecen esperanza y demuestran que el progreso es posible. Los niños deben estar en la escuela, no trabajando”, declaró Gilbert F. Houngbo, director de la OIT. El trabajo infantil, en efecto, aumenta la probabilidad de quedar excluido del ciclo escolar: el 59% de los niños de entre 5 y 14 años que trabajan no asiste a la escuela. Entre quienes no están involucrados en el trabajo infantil, en cambio, la cifra se reduce al 8%.
Insaf Nizam, experto de la OIT para el sur de Asia, explicó a AsiaNews que “hay diversos factores que influyen en el trabajo infantil en cualquier país o región, como la pobreza, la ausencia de una educación accesible para todos y la falta de oportunidades de trabajo digno para los adultos”. En el caso de Asia-Pacífico, aunque los programas específicos y las medidas políticas para reducir el trabajo infantil han ayudado mucho, fue sobre todo el crecimiento económico lo que permitió los avances registrados en el informe: “La tendencia ha sido más pronunciada en Asia y el Pacífico, con un descenso de más del 80% en las tasas de pobreza entre 2008 y 2024”, explicó Nizam.
El África subsahariana es la que soporta la mayor carga de trabajo infantil, y representa casi dos tercios de todos los niños que trabajan, una cifra de aproximadamente 87 millones. El informe también señala que la agricultura sigue siendo el sector predominante para el trabajo infantil y abarca el 61% de todos los casos, seguido por los servicios (27%), como el trabajo doméstico y la venta de bienes en los mercados, y la industria (13%), que incluye la minería y la manufactura.
Estos porcentajes también son válidos para Asia-Pacífico: "Abordar el trabajo infantil en la agricultura plantea desafíos particulares, porque es un sector rural, difícil de monitorear, de base familiar y a menudo informal", explicó Insaf Nizam. Sin embargo, la atención a la cadena de suministro agrícola ha demostrado ser un éxito para contrarrestar el fenómeno: "Muchos productos están vinculados a cadenas de suministro globales que son cada vez más conscientes de las violaciones de los derechos humanos, como el trabajo infantil, por eso los requisitos legales y la preocupación por la propia reputación han contribuido a reducir el problema de manera efectiva, porque, como se dijo, el sector sigue siendo en gran medida informal y difícil de contactar para las autoridades policiales".
El informe también muestra una disparidad de género: los niños tienen más probabilidades que las niñas de verse involucrados en el trabajo infantil a cualquier edad. Sin embargo, cuando se incluyen los trabajos domésticos no remunerados de 21 o más horas a la semana, la brecha de género se invierte, con una proporción ligeramente mayor de niñas que de niños. "Para Asia-Pacífico puedo señalar dos factores clave que contribuyen a esto", comenta el experto de la OIT. "En primer lugar, las normas de género en la región siguen siendo muy conservadoras e imponen una carga desproporcionada a las niñas y mujeres en cuanto a las responsabilidades domésticas. Existe una expectativa social según la cual 'las niñas tienen el deber de participar en las tareas domésticas'. En segundo lugar, la definición social de 'trabajo' se refiere a las actividades realizadas fuera del hogar o que generan valor económico, por lo que en muchos casos, mientras las niñas trabajan muchas horas realizando tareas domésticas, esto no es reconocido por la sociedad, y se mantiene como un fenómeno oculto tras las puertas del hogar".
Si bien el trabajo infantil se ha reducido casi a la mitad desde el año 2000, el ritmo actual sigue siendo demasiado lento para lograr la eliminación completa, como esperan los objetivos de desarrollo sostenible. Para erradicar el trabajo infantil en los próximos cinco años, la tasa de progreso debería ser 11 veces más rápida.
“Un alto nivel de informalidad, especialmente en los sectores rurales y agrícolas, un crecimiento desigual o que no ha llegado a todos los segmentos de la población, y la enorme carga de cuidados que todavía recae sobre las mujeres y los niños, siguen siendo los principales desafíos en la lucha contra el trabajo infantil”, destacó Nizam. “La informalidad es un desafío importante, ya que no solo aumenta la vulnerabilidad de los niños al trabajo infantil, sino que también lo oculta a la vista. Las inspecciones son mucho más complicadas cuando se trata de la economía informal. También reduce las posibilidades de las familias de acceder a la protección social, lo que aumenta aún más su vulnerabilidad”.
El progresivo envejecimiento de la población asiática podría ralentizar aún más los progresos que se han logrado hasta ahora: “Significa que hay una carga de cuidados cada vez mayor para las familias, que recaerá desproporcionadamente sobre niños y mujeres. Hacen falta medidas políticas con visión de futuro para abordar estos problemas y garantizar que el trabajo infantil no se convierta en una estrategia de supervivencia de las familias que deben afrontar estas cargas crecientes”.
13/06/2020 08:00