Ulan Bator: las reformas inconclusas de Oyun-Erdene

El primer ministro destituido por el Parlamento había llevado adelante una "Nueva política de recuperación" para independizar a Mongolia de las grandes élites de la industria minera. A pesar del crecimiento económico y la reducción de la deuda pública, su gobierno tuvo que enfrentar crecientes acusaciones, provocadas por el lujo del que hacía alarde su hijo en las redes sociales. Ahora se ha abierto una nueva fase de incertidumbre política para el país enclavado entre Rusia y China.

Ulán Bator (AsiaNews) – Después de algunos años de estabilidad, se ha abierto una nueva fase de incertidumbre política en Mongolia. El 3 de junio renunció el primer ministro Luvsannamsrain Oyun-Erdene como resultado de una moción de censura parlamentaria, que a su vez fue consecuencia de semanas de protestas. Las manifestaciones, en las que participaron sobre todo jóvenes, habían comenzado tras la publicación de algunos videos que mostraban al hijo del primer ministro llevando un estilo de vida lujoso. Un tema delicado en Mongolia, donde unas pocas élites empresariales controlan la mayor parte de la riqueza mientras que un tercio de la población vive en la pobreza.

Sin embargo, el ascenso de Oyun-Erdene, que solo tiene 45 años, había sido paradójicamente favorecido por su reputación de reformador y político contrario a la corrupción, y asumió el cargo de primer ministro a raíz de otras protestas que habían involucrado al entonces primer ministro Ukhnaagiin Khürelsükh, el actual presidente.

El mandato de Oyun-Erdene, comenzó en enero de 2021 y se ha caracterizado por iniciativas destinadas a diversificar la economía. Su agenda política fue resumida en la "Nueva política de recuperación" (New Recovery Policy), que comenzó en diciembre de 2021 como parte de un proyecto a largo plazo denominado "Visión 2050". El objetivo era reducir la dependencia de Mongolia del sector minero, que tradicionalmente es el motor de la economía, por medio de una serie de inversiones en sectores estratégicos. Gracias a este impulso, en 2022 la economía registró un crecimiento del 4%, superando las previsiones.

Oyun-Erdene promovió la digitalización de la administración pública con el proyecto "E-Mongolia", e impulsó una serie de modificaciones constitucionales para ampliar el Parlamento y hacerlo más representativo. También inició una ambiciosa campaña para promover el turismo, simplificando la concesión de visas (con exenciones para ciudadanos de 34 países) y abriendo nuevas rutas aéreas. Favoreció asimismo el desarrollo de infraestructuras, como la inauguración de la conexión ferroviaria Zuunbayan-Khangi en 2022, y redujo la deuda pública, logrando saldar el "Chinggis bond" de 1.500 millones de dólares en diciembre de 2022.

Con el propósito de gestionar de manera más equitativa los recursos mineros del país, había propuesto la creación de un fondo soberano que debía reinvertir las ganancias derivadas de la extracción en sectores como la salud, la educación, la vivienda y el apoyo financiero directo a los ciudadanos.

A pesar de estos esfuerzos, no mejoró la percepción de la corrupción en el país, que según algunos informes internacionales es "endémica". El año pasado, por ejemplo, los fiscales estadounidenses solicitaron la incautación de dos departamentos en Nueva York del ex primer ministro Batbold Sükhbaatar, quien los había adquirido con las ganancias de "contratos mineros asignados ilegalmente". Las protestas que condujeron a la renuncia de Oyun-Erdene también hacían referencia a la inflación, el aumento de precios, el creciente desempleo y la pobreza, como razones de descontento, además de los gastos excesivos del hijo del primer ministro.

Oyun-Erdene siempre rechazó las acusaciones de corrupción, calificándolas como una "campaña difamatoria" orquestada por "intereses poderosos y ocultos", mientras que los manifestantes ampliaron sus demandas y pidieron el fin del gobierno de coalición y el compromiso de no modificar la Constitución. Esta última exigencia, en particular, parece estar dirigida al presidente Ukhnaagiin Khürelsükh, quien podría estar interesado en consolidar su propio poder a pesar de que proviene del Partido Popular Mongol (MPP), el mismo que Oyun-Erdene .

A principios de año Oyun-Erdene había declarado que quería formar un gobierno de coalición para superar la inercia de Mongolia debido a la excesiva politización, involucrando también al Partido Democrático y al partido HUN. Ahora no está claro si el MPP, que tiene 68 escaños, logrará formar un nuevo Ejecutivo. El primer ministro saliente mantendrá el cargo durante 30 días, dentro de los cuales deberá ser elegido un nuevo jefe de gobierno.

"Ha sido un honor servir a mi país y a mi pueblo durante algunos de los períodos más difíciles de la historia reciente, incluyendo la pandemia global, las tensiones geopolíticas y las guerras comerciales", declaró Oyun-Erdene al presentar su dimisión. Solo 44 de 126 diputados votaron a favor de su gobierno en la moción de confianza. "Por más compleja que sea, una red de intereses personales nunca puede prevalecer sobre la voluntad del pueblo", añadió.