11/07/2017, 15.59
CHINA
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Xi Jinping y la restauración del tradicionalismo en China

de Zi Yang (*)

Está en curso una nueva campaña, orientada a redescubrir e implementar la cultura tradicional china. El promotor es el Estado y el mismísimo secretario general del Partido comunista. El marxismo ya ha perdido todo atractivo. La campaña responde al vacío espiritual sentido por muchos chinos, al tiempo que aleja de la fascinación que la cultura y la democracia occidentales ejercen sobre los intelectuales y el pueblo. El confucianismo, que en otro tiempo fuera despreciado por el partido y por Mao, ahora se convierte en un modelo educativo. Por gentil concesión de la Jamestown Foundation

Beijing (AsiaNews) -  En 1934, en vista del creciente surgimiento de sentimientos pro-comunistas en su país, Chiang Kai-shek, líder del Partido Nacionalista Chino, lanzó el Movimiento de la Nueva vida (新生活运动), neo-tradicionalista,  como parte de un programa comprehensivo anti-comunista, que buscaba valerse de los valores tradicionales para contrarrestar el peso de las ideas revolucionarias de inspiración bolchevique.  Yendo hacia adelante en la historia, y situándonos en la China de hoy, vemos que el Partido Comunista de China se encuentra promoviendo activamente una ola de neo-tradicionalismo. El secretario general del Partido Comunista Xi Jinping ha enfatizado reiteradamente la necesidad de “llevar adelante y enriquecer la destacada cultura tradicional china (中华优秀传统文化)” (CCP News, Julio 22, 2015). ¿Por qué Xi está siguiendo esta estrategia, y cuáles son sus objetivos, en última instancia? Sumado a los intereses políticos más inmediatos, la política neo-tradicionalista de Xi forma parte de una visión a largo plazo que apunta a una reelaboración de la Cultura y la sociedad chinas, hilando juntos y entramando ciertos valores tradicionales precisos, con una conciencia nacional contemporánea.   

 

El Neo-tradicionalismo de Xi Jinping

En el ámbito político, se entiende por neo-tradicionalismo “el rescate deliberado, en una versión modernizada, de antiguas culturas, prácticas e instituciones para ser utilizadas en nuevos contextos políticos y estrategias” (Encyclopedia Britannica). Luego de asumir la presidencia, Xi ha promocionado públicamente la cultura tradicional china en reiteradas oportunidades. El énfasis puesto por Xi en la cultura refleja la estrategia utilizada por su rival Bo Xilai, caído en desgracia,  cuyo sello de campaña como secretario del partido en Chongqing fue el lema neo-Maoísta: “Elogia el Rojo, pero Golpea sobre el Negro (唱红打黑),” un revival de la cultura de la era de Mao y la supresión de la criminalidad. Si bien comparable a Bo en lo que concierne al frente de “golpear sobre el negro”, la política cultural de Xi apunta mucho menos a “elogiar el rojo”, y sin embargo recurre a una base mucho más amplia de conservadores chinos en lugar de focalizarse estrictamente en la extrema Izquierda.

Si bien Xi ha imitado el arte de gobernar de Mao en muchos sentidos, su neo-tradicionalismo se aparta del sendero Maoísta (China Brief, Marzo 6, 2015). En agudo contraste con el iconoclasta Mao, quien miraba a la “antigua sociedad” (旧社会) con desdén, Xi declaró la cultura y el pensamiento tradicionales como el “alma (灵魂)” de la nación (Xinhua, Agosto 8, 2016). “La cultura tradicional destacada es la base para la continuación y el desarrollo de una nación y de un país. Perderla equivale a romper el vínculo con la línea de vida de un país y de una nación” (Phoenix News, Septiembre 5, 2016). Por lo tanto, “El poder y la prosperidad de un país y de una nación siempre deben estar respaldados por una cultura floreciente. El desarrollo próspero de la cultura china es el prerrequisito para el grandioso rejuvenecimiento de la nación de China” (Phoenix News, Septiembre 5, 2016).

Xi va mucho más allá de su predecesor Hu Jinato, quien también se valió de la retórica Confuciana. Xi cree que la cultura tradicional más destacada es el “fundamento” para la cultura del Partido y la  “fuente vital” de los valores socialistas centrales postulados por el Partido (社会主义核心价值观)— una declaración sorprendente, que ha posicionado a la cultura tradicional como la base para el código de conducta por el cual se rigen todos los miembros del partido (Guangming Online, Junio 21; Qiushi, Septiembre 13, 2016). En un discurso dirigido a escritores y artistas, pronunciado el 16 de noviembre de 2016, Xi los exhorta a “dedicar el mayor esfuerzo posible a propagar la cultura tradicional…Extraer la esencia y la energía de este tesoro que es la cultura China… [Y] no blasfemar a los antepasados” (Xinhua, Noviembre 30, 2016).

El texto de Xi, análogo al “pequeño libro rojo”, titulado Aforismos clásicos por Xi Jinping (习近平用典) fue publicado en 2015. El prefacio, “Extraer el Poder de la Cultura China”, tira flores a Xi en su rol modélico, en cuanto concierne a la enseñanza y aplicación de la ética tradicional, y hace un llamado a la nación, a construir el presente y el futuro teniendo en mente esos valores.  Algo inusual en el caso de los libros dedicados a los discursos y escritos del secretario general del Partido Comunista, el volumen no contiene ninguna cita de Marx ni de Mao. En cambio, a modo de un manual de bolsillo de un emperador, está dividido en capítulos centrados en varios aspectos de la tarea de gobernar, donde abundan las máximas clásicas favoritas de Xi.

 

La Restauración Tradicionalista

Siguiendo este espíritu, el Comité central del Partido y el Consejo estatal publicaron los lineamientos del proyecto destinado a revivir la cultura china en enero de 2017, con el título “Opiniones acerca de la Implementación del Desarrollo de la excepcional Cultura China tradicional” (Xinhua, Enero 25). Un dato que resulta interesante es que el servicio de idioma inglés de Xinhua sólo publicó una breve sinopsis de este documento, quizás para minimizar la atención internacional sobre el tema (Xinhua, Enero 26).

Esta es la primera vez que la plana de líderes central se ve directamente involucrada en una obra relacionada con la cultura tradicional (Xinhua, Febrero 6). El Partido llevará adelante este proyecto con la participación de la sociedad entera. El revival cultural será selectivo, dependiendo de la visión del Partido, y afectará todas las esferas de la vida, incluyendo la educación, las artes, la arquitectura, las vacaciones y feriados, la preservación de la historia e incluso el planeamiento urbano. Además de contrarrestar la xenofilia cultural que se percibe, los objetivos del proyecto abarcan la tarea de asegurar la continuación de la cultura tradicional, fomentar la concientización cultural del público, salvaguardar la seguridad en términos culturales, fortalecer el poder “blando” detentado por China así como la modernización de la gestión pública nacional (Xinhua, Enero 25).

También se ha implementado una campaña destinada a movilizar a la opinión pública, El 7 de febrero de 2017 el Diario del Pueblo publicó un editorial titulado “Demos la Bienvenida a nuestras  Tradiciones Culturales”, donde se arguye que una China floreciente necesita de la autoconfianza afirmada en la cultura tradicional (People’s Daily, Febrero 7). Dos semanas después, otro artículo sugiere asignar un mayor valor a la “educación de la cultura tradicional” (People’s Daily, Febrero 23). Un artículo de marzo de 2017  reclama a un mayor empeño en la educación tradicional entre la juventud china, caracterizándolo como un “proyecto para forjar el alma (铸魂工程)” (People’s Daily, Marzo 23).

En junio, la provincia de Shandong fue la primera de China en instituir clases de Cultura China tradicional para todos los estudiantes de escuela primaria y secundaria. La currícula de contenidos estará basada en los Cuatro Libros y Cinco Clásicos (四书五经) que conforman el núcleo de la enseñanza confuciana (China News Online, Junio 26). Los docentes chinos ahora pueden obtener una certificación en educación de cultura tradicional. El programa de estudios incluye filosofía antigua, conocimientos básicos del idioma Chino clásico, artes tradicionales, métodos pedagógicos, y temas de estudio especiales a un nivel más elevado. (Sina News, Junio 13).

Fuera del ámbito escolar, hay nuevos programas televisivos que están experimentando maneras de popularizar la cultura tradicional (China Economic Net, Abril 12). Se están llevando a cabo simposios en todo el territorio de la nación, orientados a discutir acerca de las formas locales que puede asumir este revival cultural (China Finance Online, Abril 19). A los hombres que están en servicio en el Ejército de la Liberación del Pueblo, se los ha instado a beber del coraje y la devoción de la cultura tradicional, tomando como modelo a los valientes héroes de la antigua China (PLA Daily, Febrero 9). En el ámbito de los negocios, los emprendedores están evaluando métodos a fin de promover los valores chinos universales a través de la iniciativa del “One Belt, One Road” (Mingcheng News Online, Abril 16). En rincones tan remotos como el condado de Hutubi y en la ciudad de Wusu en Xinjiang, vemos a cuadros marxistas declarados convertirse en aplicados y entusiastas alumnos abocados al aprendizaje de los tratados confucianos y legalistas  (Sina News, Mayo 16; Sina News, Mayo 19). Hay incluso prisiones que están organizando espectáculos artísticos tradicionales y lecciones de Confucianismo con el propósito de “despertar” la buena conciencia de los reclusos (Red Net, Mayo 19; Xinhua, Mayo 8, 2016). Un revival de los valores de la cultura tradicional está perfilándose a escala nacional.

 

¿Por qué Xi está tan fijamente enfocado en el Neo-tradicionalismo?

El Neo-tradicionalismo de Xi no es algo que haya sido acuñado de la noche a la mañana, en lo que concierne a su figura pública. La costumbre de Xi, de utilizar alegorías y proverbios en la comunicación pública, se remonta a sus más tempranos años, cuando se desempeñaba como administrador del condado. [1] En tanto su interés personal en la China tradicional puede deberse a la crianza de su familia –su padre, Xi Zhongxun era de la región noroccidental, conservadora— el empleo del neo-tradicionalismo en política aporta beneficios a Xi y al Partido, tanto en lo inmediato como a largo plazo.

El Marxismo y las diversas formas en las que éste se ha encarnado han perdido todo atractivo para la población china promedio. Para empezar, el lenguaje y los conceptos arcanos del Marxismo jamás gozaron de popularidad. Incluso en la época de mayor apogeo del socialismo, entre 1949 y 1978, la gente fue impulsada a leer lo ensayos de Mao en lengua vernácula, más que abordar la obra de Marx o Lenin.  Los agregados chinos al Marxismo –el pensamiento de Mao Zedong, la  Teoría de  Deng Xiaoping, la Triple Representatividad, y el Concepto de Desarrollo Científico- a pesar de ser las ideologías sobre las cuales se basa el Partido para sus lineamientos, resultan de mínimo interés para la gente común.

El profundamente arraigado temor que alberga el Partido por las revoluciones teñidas de color (颜色革命) implica la necesidad de valerse de un bagaje de valores culturales conservadores para contrarrestar la atracción que puedan ejercer la occidentalización y la liberalización (Huffington Post, Agosto 27, 2016). Es más, de acuerdo al ya veterano observador de China Willy Lam, uno de los ítems de la agenda que Xi no ha hecho pública es convertir al Partido Comunista Chino en un “partido gobernante perenne” (YouTube, Julio 16, 2015). Para que esto pueda ocurrir, se requiere de una ideología perenne. Siendo que el liberalismo está completamente descartado como opción, el único recurso que queda es volver al trillado sendero de la China tradicional, donde emperadores y mandarines reinaron por centurias basados en la filosofía clásica.  

La crisis de moralidad (道德) es un tema que preocupa a muchos chinos. Según una investigación realizada por China Youth Daily, el 89.3 % de los encuestados afirma creer que hay una “deficiencia cultural” en la sociedad china actual, del cual un 45.7% piensa que la “deficiencia” es “muy seria” (Guangming Online, Marzo 7). La mayoría de los chinos siente que ya no hay limitaciones de tipo moral en la conducta de nadie. Incluso el ex premier Wen Jiabao, caracterizado por la suavidad en el tono de sus declaraciones, llegó a remarcar: “la decadencia que se registra a nivel moral ha alcanzado un punto muy serio” (Sina News, Abril 18, 2011). En tanto este “vacío espiritual” tiene múltiples orígenes, el anhelo por la restauración de las virtudes tradicionales es algo que se ha vuelto común. Las investigaciones muestran que el conservadurismo cultural (文化保守主义) está de regreso.  En respuesta a la pregunta “¿Cómo calificaría el rol de la cultura tradicional china en la vida cotidiana”, el 28.9% de las 2,976 participantes encuestados optó por “muy importante”, un 47.4% por “importante”, y sólo el 3.5% eligió la opción “sin importancia”.   [2] En una época caracterizada por el materialismo y la vanidad, son muchos los que están a la búsqueda de una plenitud espiritual (PRI, Mayo 5).

Como conservador y crítico manifiesto de la decadencia, Xi tiene un interés personal en hacer que China se cure de las enfermedades sociales que atraviesa, trayéndola nuevamente a los valores que han logrado perdurar a lo largo del tiempo (Xinhua, Enero 16, 2014). [3] Sin embargo, desde el punto de vista político, la inversión que Xi lleva a cabo en el “mercado espiritual” lo posiciona como defensor de la China tradicional, en una kulturkampf, una lucha cultural los contra vicios socialmente corrosivos y las culturas foráneas  —a las cuales uno de cada tres chinos (28.9%) atribuyen “un efecto adverso sobre la cultura china tradicional”  (Guangming Online, Marzo 7). El hecho de posicionarse como defensor de los valores tradicionales fortalece el culto a su personalidad, dándole mayor sustancia y atractivo. Ésta es una jugada bien calculada por Xi, puesto que realza sus popularidad,  como el cruzado que se bate por aspiraciones conservadoras, a la vez que desvía las críticas, dirigiéndolas contra la desastrosas políticas culturales que el Partido ha adoptado en el pasado, que son las mayormente responsables de la crisis espiritual que se atraviesa hoy.  

 

Conclusión

La China de Xi Jinping está asistiendo al despliegue de una campaña de revival cultural. Si bien el revival cultural que promueve el Estado es una estrategia ganadora para con los chinos más conservadores, la posición de liderazgo que asume el Partido en dicha campaña significa que el mismo tiene todo el poder para determinar qué elemento es “relevante (优秀)” en la cultura tradicional. Por lo tanto, es bastante improbable que China realmente logre un renacimiento cultural basado en el principio de “dejar que una centena de escuelas de pensamiento compitan (百家争鸣)”. Sin embargo, puede que esta campaña abra foros de debate centrados en la cultura de la China contemporánea – y entonces la posibilidad puede llegar a no tener fin. En los próximos meses, hemos de esperar más del frente cultural planteado por los neo-tradicionalistas del más alto rango. 

 

(*) Zi Yang es investigador y consultor en temas referidos a China. Cubre noticias de la política china, de seguridad, y de mercados emergentes. Zi posee un Máster de la Georgetown University y un BA de la  George Mason University. Síguelo en Twitter @MrZiYang.

 Notas

  1. 知之深 爱之切 (Zhizhishen, aizhiqie, Diciembre 1, 2015, pp. 35–57. (Douban Books).
  2. Liu Shaojie (刘少杰), Ideological Shifts in Contemporary China (当代中国意识形态变迁), Central Translation Agency (中央编译局), 2015 (Google Books).
  3. Liu Wei (刘伟), “论习近平传统文化观的形成根据与实践要求,” Theory and Reform (理论与改革), Septiembre 14, 2016, pp. 44–45. < http://oversea.cnki.net/kcms/detail/detail.aspx?recid=&FileName=LLGG201605012&DbName=CJFD2016&DbCode=CJFD>

 

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