10/07/2025, 17.19
ISRAEL - PALESTINA
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Yisca Harani: 'Nosotros, judíos israelíes, denunciamos la violencia contra los cristianos'

de Dario Salvi

La fundadora del Religious Freedom Data Center habla de una "evolución inquietante" en los ataques de colonos. Considera "preocupante" la "legitimación" por parte de ministros y policías. Ha "echado raíces" una ideología de supremacía judía, pero los derechos de las minorías no son una "cuestión marginal". El 14 de julio, patriarcas y líderes de las Iglesias de Jerusalén visitan Taybeh en señal de "solidaridad".

 

Milán (AsiaNews) - "Hablar de paz y coexistencia puede parecer ingenuo o lejano en este momento", pero es "la única manera de conservar aunque sea una mínima esperanza de una vida futura compartida entre judíos y palestinos, y entre judíos, cristianos y musulmanes", y "por eso seguimos trabajando", dice a AsiaNews la activista israelí Yisca Harani. En junio de 2023 ella fundó el Religious Freedom Data Center (RFDC), un organismo independiente que documenta la escalada de incidentes en Israel, con especial atención a Jerusalén. "El 90% de estos hechos —explica la experta judía con estudios en historia cristiana y diálogo interreligioso— habrían pasado desapercibidos si no fuera por nosotros, ciudadanos judíos israelíes, que los monitoreamos y presentamos denuncias a la policía". "Hemos asumido la responsabilidad", prosigue, y "esto es especialmente importante aquí en Oriente Medio, donde en muchos países vecinos se silencia a la gente cuando habla contra sus gobiernos. Este es un problema nuestro" y por eso "somos nosotros quienes debemos exponerlo, definirlo, mirarlo a los ojos y afrontarlo".

En relación con el 7 de octubre (2023), fecha que marcó la historia reciente de toda la región con el ataque de Hamás a Israel, la activista explica que hay "heridas que siguen siendo profundamente visibles" en una sociedad que ya estaba "fracturada". El RFDC, nacido por iniciativa de Harani, documenta sobre todo los incidentes dentro del territorio israelí, sin considerar Cisjordania. En realidad, explica, "las fronteras psicológicas y políticas entre ambas realidades son precarias" y lo que está ocurriendo en los últimos tiempos, incluso en Taybeh, es el reflejo de una "completa erosión de la moderación, la legalidad y la responsabilidad, con un claro apoyo del gobierno".

Esto constituye, advierte la experta y estudiosa, "una evolución inquietante" no sólo para la oposición, sino "también para colonos alarmados por la anarquía y el extremismo ideológico de los jóvenes de las colinas" quienes "no gozan de amplio apoyo ni siquiera entre los propios colonos". "Pero lo más preocupante es que este comportamiento está legitimado por el apoyo de algunas figuras políticas clave", comenzando por el "ministro de Seguridad Nacional [Itamar Ben-Gvir], el primer ministro [Benjamín Netanyahu] y, por extensión, el ejército: este es el núcleo del problema".

En los últimos días se produjo una escalada de ataques en la aldea de Taybeh, en Cisjordania, que tiene cerca de 1500 habitantes y tres iglesias, situado a 30 km al norte de Jerusalén y al este de Ramala, famoso por ser la única aldea habitada íntegramente por cristianos. El incidente más reciente y emblemático ocurrió el 7 de julio, cuando fanáticos partidarios de la ocupación prendieron fuego cerca del cementerio y de la histórica iglesia de San Jorge (Al-Khadr) del siglo V, uno de los sitios religiosos más antiguos de Palestina. Entre los residentes —más de 600 son latinos, mientras que el resto son greco-ortodoxos y católicos greco-melquitas— existe una gran preocupación por el futuro de una comunidad, conocida desde los tiempos del Evangelio con el nombre de "Efraín", el lugar donde Jesús se retiró antes de la Pasión.

En respuesta a la violencia, los párrocos greco-ortodoxo, greco-católico y latino difundieron un comunicado condenando los incidentes que "amenazan la seguridad y la estabilidad" de los cristianos, además de socavar "la dignidad de los habitantes" e incluso la "sacralidad" de Tierra Santa. El P. Daoud Khoury, el P. Jack-Nobel Abed y el P. Bashar Fawadleh se proponían levantar el velo de silencio e impunidad en el que se está consumando la violencia de los colonos judíos en los Territorios Ocupados y en Israel contra los árabes, comunidades beduinas y minorías religiosas.

Los ataques empezaron mucho antes del 7 de octubre de 2023 cuando comenzó el conflicto en Gaza. Sin embargo, las atrocidades en la Franja —que no han perdonado a civiles, incluidos niños— y la "Guerra de los 12 días" con Irán dejaron en segundo plano lo que estaba ocurriendo y dieron vía libre a colonos y extremistas con el beneplácito de las autoridades judías. Estas violaciones, afirman los párrocos, no constituyen sólo una "provocación", porque causan "daños directos" a los olivares, que son una "fuente esencial de ingresos", además de impedir a los agricultores "acceder a sus tierras". El grito de alarma ha sido recogido en estas horas por los patriarcas y los referentes de las Iglesias de Jerusalén que, el 14 de julio, efectuarán una visita de solidaridad a Taybeh y Ramala. En la iniciativa también participarán diplomáticos y concluirá con una conferencia de prensa en la iglesia de San Jorge.

El RFDC de Yisca Harani también confirma el panorama de violencia, y ha documentado más de 50 casos entre abril y junio de este año en el informe "Incidentes contra cristianos en Israel" que se publicó en los últimos días. En la ciudad santa en particular, al menos el 50% de los episodios ocurrieron en el barrio armenio y tuvieron como objetivo a religiosos, sacerdotes y laicos. Otros puntos críticos son la Puerta de Jaffa, David Street (25%), y la Vía Dolorosa (13%). La gran mayoría (78%) consistió en escupitajos, luego abusos verbales (8%), vandalismo (4%), allanamiento de morada y profanación de lugares sagrados. Entre las víctimas se encuentran religiosos armenios, franciscanos, ortodoxos y católicos, así como civiles, mientras que los ataques ocurren durante las procesiones y las funciones religiosas, contra personas que visten sotana y contra objetos de culto.

Con respecto a la sociedad israelí, la activista describe una realidad "profundamente dividida, no necesariamente entre religiosos y laicos, sino en el plano político entre 'derecha' y 'centro-izquierda'", tras las últimas elecciones que "excluyeron" del poder al 'centro'. Sin embargo, los "excluidos" están convencidos de que "representan aproximadamente la mitad de la población", mientras que quienes están en el gobierno creen que constituyen "la verdadera mayoría y que su victoria es el resultado de un proceso democrático legítimo". "Esa doble percepción", prosigue, "alimenta la tensión y la alienación, y en esta crisis de confianza es donde debe intervenir la sociedad civil". Existe además un "proceso psicosocial" interno a la sociedad israelí durante los últimos 30 años, explica Harani, favorecido por Netanyahu y la derecha, que ha potenciado "el discurso judeocéntrico". Se ha puesto tanto énfasis en "los valores y la identidad judía", advierte, que han hecho emerger "una ideología de supremacía judía que ya ha echado raíces".

En cuanto a los recientes ataques en Taybeh, no observa "una agenda anti-cristiana", porque "los colonos que cometen tales violencias se mueven por una visión más amplia de dominio territorial y de nacionalismo mesiánico" y no "por una hostilidad específica" contra la minoría religiosa. "Dicho esto - prosigue - el impacto en la comunidad cristiana es real y alarmante" y responde a un "peligroso patrón de ilegalidad y agresión ideológica en Cisjordania". La violencia no es "aislada y espontánea", sino que está "claramente alentada, si no directamente apoyada, por las políticas del gobierno y los ministros que dan cobertura ideológica a las ideas supremacistas". Estamos asistiendo — confirma — a un esfuerzo por crear un monopolio judío sobre la tierra, y cualquier cosa — o persona — que se interponga se convierte en un objetivo, ya sea beduino, palestino o cristiano".

Yisca Harani dedica una reflexión final al Religious Freedom Data Center y otras entidades, cuya presencia hoy es "esencial". "Para los judíos israelíes, este es un momento histórico: recordamos, de manera dolorosa y vívida, lo que significa ser una minoría perseguida". "Ahora, como mayoría, tenemos la posibilidad —y la responsabilidad— de actuar de manera diferente", explica la activista, aunque "décadas de educación moldeada por narrativas exclusivistas" han llevado a "un creciente extremismo, presentando a los judíos como perpetuamente amenazados, incluso cuando están en el poder". "Nací en Jerusalén — recuerda — hace más de 60 años. Siempre hubo tensión, pero también coexistencia. Lo que vemos hoy es un dramático aumento de la intolerancia, arraigado en la incapacidad — o el rechazo — de enseñar los valores del pluralismo". "Creo que la mayoría de los judíos israelíes, quizás el 90%, desconocen estos incidentes. Y es precisamente por eso —concluye — que organizaciones como el RFDC son tan vitales. No nos limitamos a documentar las violaciones, sino que sensibilizamos a la sociedad israelí y a la opinión pública internacional, insistiendo en que los derechos de las minorías, incluidos los cristianos, no son una cuestión marginal, sino una medida de lo que somos como sociedad".

 

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