Para frenar la propaganda en la frontera, Seúl pide “disculpas” a Pyongyang por las minas anti-hombres
Seúl (AsiaNew/Agencias)- Corea del Sur, continuará las transmisiones de propaganda a los largo de la frontera con el Norte hasta cuando Pyongyan no se disculpará por haber colocado minas anti-hombre que han herido a dos soldados de Seúl. La declaración hecha por el presidente sudcoreano, Park Geung-hye es la respuesta a la amenaza de Ki Jong-un de usar la fuerza para hacer callar las noticias que decenas de alto-parlantes (en la foto), transmiten a los largo de la frontera desmilitarizada que divide ambas Coreas.
Reiniciadas hace un mes, después de 11 años de interrupción, aparentemente en respuesta a las heridas provocadas a dos soldados, las transmisiones tiene como finalidad el dar informaciones a los militares de Corea del Norte que están colocados a los largo de la frontera y a aquellos que viven en la zona.
La reacción de Pyongyang, se concretizó el 20 de agosto en un bombardeo y el sucesivo 21 de agosto con el anuncio de Kim Jong-un de declarar casi un estado de “casi guerra” a las Fuerzas Armadas. El dictador nord-coreano, además intimó a Seúl a desmantelar “dentro de 48 horas del mismo ultimátum” los auto-parlantes.
Si bien, Corea del Norte niega haber colocado minas que han herido a dos militares sudcoreanos, la Park pidió “disculpas y medidas claras para evitar el repetirse estas provocaciones y situaciones de tensión”. “En caso contrario- agregó- este gobierno tomará medidas adecuadas y continuará las transmisiones a través de los auto-parlantes.
No obstante la retórica guerrera y la noticia, difundida por el ejército de Seúl, que la mayor parte de los submarinos del Norte abandonó las bases y que los medios de desembarque fueron colocados cerca de la frontera, coloquios de alto nivel entre ambas partes se están desarrollando en Panmunjon, el “pueblo de la tregua”, que surge dentro de la zona desmilitarizada. Corea del Sur está representada por un consejero para la seguridad nacional, Kim Kwan-jin y por el ministro de la Unificación Hong Yong-Pyo, mientras que el Norte envió también a Hwang Pyong-so, considerado por muchos analistas como el segundo en el mando después de Kim Jong-un.
