02/12/2017, 11.28
BANGLADESH-VATICANO
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Tejgaon, hermanas de Madre Teresa: la compasión de Dios a los minusválidos y a los pobres de la calle

de Anna Chiara Filice

En la casa de Tejgaon trabajan 6 misioneras. La estructura acoge temporalmente hombres y mujeres enfermos que viven en las favelas. En Dacca hay 8 hermanas, 99 en todo Bangladés. Reciben a los pobres musulmanes, hindúes, budistas, cristianos. “No nos interesa que los necesitados se conviertan, queremos sólo servirlos”. De nuestra enviada.

Dacca (AsiaNews)- Llevar el amor y la compasión de dios a los niños, discapacitados y pobres de la calle. Es lo que hacen las Misioneras de la caridad, más conocidas como las hermanas de Madre Teresa, en la “Casa de la Compasión” de Dacca, en el barrio de Tejgaon. Sor M. Ávila Therese, la superiora de la casa, nos cuenta todo lo que hacen por “los pobres, por aquellos que necesitan ayuda”.

En Dacca trabajan 8 hermanas de Madre Teresa, mientras que en todo Bangladés son 99 y 1 misionero de la Caridad. Los centros de acogida para enfermos, pobres, discapacitados, mujeres emarginadas en todo el país son 12, además de uno dirigido por la rama masculina de la congregación.

Por el momento, la estructura recibe a 12 niños discapacitados y pobres de la calle, “a menudo huérfanos o abandonados por las familias que no quieren ocuparse más de ellos”. Las hermanas se preocupan de todas sus necesidades, desde las abluciones cotidianas, a la comida, en los momentos de juego. En la habitación reservada para ellos, se ven juguetes esparcidos por todos lados, caballitos de madera, marcadores. Todo lo que sirve para tener una infancia serena, lejos de los peligros de la calle.

Otros niños juegan alrededor de la estructura: “Son aquellos que viene  aquí cada día para estudiar con un maestro. O aquellos que todos los sábados viene para recibir un plato de comida gratis. En total unos 200-300 niños”.

Las hermanas reciben también a hombres y mujeres que viven en la calle, por lo general pobres y enfermos. Aquí reciben un tratamiento sanitario y curaciones amorosas. “Una vez curados. Continúa sor Ávila- se van dejando el lugar para otros nuevos necesitados. No tenemos mucho espacio en la estructura, por esto están sólo de paso”. En este momento hay 28 hombres y 49 mujeres.

El servicio para los necesitados prescinde de toda pertenencia religiosa o de fe. “Hay huéspedes de toda religión. La mayor parte es musulmana, pero también hay budistas, hindúes y cristianos. Nosotras aceptamos a todo pobre. Y no nos interesa convertirlos, queremos sólo servirlos. Respetamos toda religión y creemos que cada uno deba tener la libertad de profesar la propia”. El trabajo de las misioneras se desarrolla en modo gratuito, “no aceptamos dinero y no recibimos un sueldo por los que hacemos”.

La contribución de las hermanas “es reconocido por todos y jamás hemos recibido amenazas (de los fundamentalistas islámicos) o temido por nuestras vidas. Las personas nos respetan, nos consideran uno de ellos”.

No obstante el trabajo cotidiano, “los momentos de oración no faltan nunca: cuatro durante la mañana antes del almuerzo y otros tres en la tarde y durante la noche”.

La visita del Papa, que hoy estuvo aquí en forma privada y se recogió en oración en la vecina iglesia del Santo Rosario, “es una bendición. Él bendijo a nuestros niños”.

 

    

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