Beijing inaugura en Xinjiang un mega túnel vial para el comercio con Asia Central
China acaba de abrir al tráfico el Tianshan Shengli Tunnel, que tiene más de 22 kilómetros de largo, y de esa manera completa una infraestructura clave de la autopista que conecta la ciudad de Urumqi con Yuli. La obra reduce drásticamente los tiempos de viaje entre el norte y el sur de Xinjiang y refuerza las conexiones hacia Asia Central, en el marco de la Belt and Road Initiative. El proyecto forma parte de la estrategia de desarrollo de las regiones fronterizas, pero atraviesa un territorio marcado por fuertes tensiones políticas debido a las violaciones de los derechos humanos contra los uigures.
Urumqi (AsiaNews) - China ha abierto al tráfico el túnel vial más largo del mundo en la región autónoma de Xinjiang, completando así un proyecto de infraestructura estratégico destinado a fortalecer las conexiones internas y con Asia Central. El Tianshan Shengli Tunnel, de 22,13 kilómetros de longitud, forma parte de la nueva autopista Urumqi-Yuli. Permite atravesar en unos 20 minutos la cadena de las "Montañas celestiales", que se extienden entre Xinjiang y Kirguistán.
Según los medios chinos, el túnel reducirá a la mitad el tiempo de viaje entre Urumqi, capital de la región, y la ciudad de Korla, pasando de más de siete horas a unas tres horas y media. El túnel fue oficialmente inaugurado el viernes tras cinco años de obras, que comenzaron en abril de 2020.
Song Hailiang, presidente de la China Communications Construction Company (CCCC), declaró a la emisora estatal CCTV que el proyecto “ha establecido dos récords mundiales”. “Es el túnel vial más largo del mundo e incluye el pozo vertical más profundo jamás excavado para un túnel de carretera”, afirmó.
La infraestructura atraviesa las montañas a casi 3.000 metros de altura, lo que ha planteado importantes desafíos de ingeniería. Los medios locales informaron que, durante la construcción, los equipos operaron en condiciones climáticas adversas, con temperaturas inferiores a los 42 grados. Miao Baodong, ingeniero jefe de la división de transportes de Xinjiang de CCCC, explicó que con los métodos tradicionales la obra habría requerido al menos diez años. Para acelerar los tiempos, los ingenieros adoptaron una estrategia de “tres túneles más cuatro pozos”, utilizando una perforadora mecánica diseñada para roca dura.
Según las autoridades, la nueva conexión facilitará la circulación de recursos dentro de la región autónoma, permitiendo un flujo más rápido de energía y productos manufacturados desde el norte y de productos agrícolas desde el sur. La autopista también está destinada a reforzar las conexiones con Asia Central y del Sur en el marco de la Belt and Road Initiative, y servirá como “puente estratégico para la apertura hacia Occidente”, explicó CCTV.
Xinjiang limita con ocho países, entre ellos Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Pakistán, y Beijing la considera una región clave para el comercio. Guo Sheng, vicedirector del departamento de transportes de la región, afirmó que la nueva arteria conecta diversos corredores económicos, reforzando el papel de Xinjiang como “centro estratégico” en la política de la “doble circulación”, que aspira a integrar más el mercado interno con el comercio exterior a través de infraestructuras terrestres.
Pero Xinjiang también es la región donde vive la minoría uigur, que desde hace tiempo sufre la persecución del régimen chino. El territorio sigue en el centro de fuertes tensiones entre Beijing y los países occidentales. Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones y restricciones comerciales en respuesta a las acusaciones de violaciones de los derechos humanos en la región, acusaciones que el gobierno chino siempre ha rechazado.
El túnel de Tianshan forma parte de una estrategia más amplia de grandes obras en las regiones fronterizas. Beijing, en efecto, también está construyendo una línea ferroviaria de 1.980 kilómetros entre Hotan, en el sur de Xinjiang, y Lhasa, en la región autónoma del Tíbet, un proyecto que las autoridades consideran la “obra del siglo”, y presenta desafíos de ingeniería similares, pero que, según el gobierno, debería favorecer la integración regional, el transporte y la seguridad nacional. El Tíbet también es una región ocupada desde hace décadas por Beijing y en tiempos recientes se han construido varias presas hidroeléctricas para alimentar las necesidades energéticas de China.
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