11/09/2025, 14.02
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Beijing: dos nuevas leyes para la represión lingüística de las minorías

La Comisión Permanente de la Asamblea Nacional Popular ha estudiado un nuevo marco normativo que impone el uso del mandarín en todos los sectores. Se corre el riesgo de que desaparezca la posibilidad del bilingüismo, sobre todo en Tíbet y Xinjiang, dos regiones donde se invita cada vez a cada vez más influencers internacionales para difundir una visión positiva que contrarreste los informes de las organizaciones internacionales que critican las violaciones de los derechos humanos.

 

Beijing (AsiaNews) - A principios de semana la Comisión Permanente de la Asamblea Nacional Popular, el órgano legislativo chino, examinó dos propuestas de ley con el objetivo declarado de reforzar la integración de las minorías étnicas a través de la promoción de la lengua nacional, tanto hablada como escrita.

El primer texto es un borrador de la “Ley para la promoción de la unidad y el progreso étnico”, que se considera un “requisito urgente para construir una fuerte conciencia comunitaria de la nación china y avanzar en la construcción de una identidad nacional unificada”, dice la agencia oficial de noticias Xinhua. Dividida en siete capítulos, la ley abarca aspectos como la identidad cultural, la integración social y el desarrollo económico con una atención especial a los intercambios interétnicos mediante iniciativas culturales, educativas y turísticas.

La segunda intervención legislativa se refiere a la revisión de la “Ley sobre la lengua china estándar hablada y escrita” que fue aprobada en 2001. El nuevo borrador introduce 32 artículos para ampliar y regular el uso del mandarín en todos los sectores: desde los servicios públicos hasta la educación, pasando por la comunicación internacional y los espacios digitales. Según Xinhua, el idioma nacional es “un elemento fundamental de la cultura china y un símbolo de la nación, al igual que la bandera, el himno y el escudo”. Además, el aprendizaje del mandarín se convierte no solo en una obligación política sino también en un derecho de la población china.

Aunque algunos comentaristas sostienen que las dos iniciativas no parecen excluir completamente la posibilidad de que se mantengan formas de bilingüismo cuando sea necesario, estas se inscriben claramente en la estrategia más amplia del presidente Xi Jinping, según la cual la “construcción de una comunidad nacional china” debe ser el principio rector de las políticas respecto de las minorías étnicas. El tercer plenario del pasado julio y una reunión del Politburó del 29 de agosto ya habían reiterado la necesidad de un marco legislativo más estricto para consolidar la unidad nacional y fortalecer el liderazgo del Partido.

La revisión de la ley sobre la lengua, en particular, tiene como objetivo asegurar que, por ejemplo, todos los documentos y las señalizaciones se escriban en chino mandarín. Si bien más del 80% de la población habla actualmente este idioma y más del 95% conoce los caracteres, el gobierno considera que en algunos ámbitos la promoción sigue siendo “dispar” y la regulación “escasa”.

Las nuevas leyes llegan también después de años de críticas internacionales por las políticas chinas en Tíbet y Xinjiang, donde la asimilación cultural y lingüística ha provocado la erosión de las tradiciones locales. En Mongolia Interior también se han implementado medidas como la obligatoriedad del mandarín como lengua de enseñanza, la censura de obras artísticas y la abrogación de normativas locales no alineadas.

Varias asociaciones de derechos humanos han señalado las contradicciones entre las garantías previstas por la Constitución, que reconoce 56 minorías étnicas, y la aplicación de las políticas lingüísticas. En el Tíbet, el sistema educativo tradicional fue desmantelado tras la ocupación china, mientras que desde mediados de los años 90 las lenguas minoritarias empezaron a enseñarse como asignaturas extracurriculares. En los últimos años, sin embargo, la represión lingüística ha aumentado aún más: según el Instituto de Política del Tíbet, por ejemplo, se ha prohibido a los estudiantes locales recibir clases privadas de idioma tibetano durante las vacaciones y se les ha invitado a concentrarse exclusivamente en mejorar su mandarín. Las autoridades chinas también han bloqueado numerosos sitios web en lengua tibetana y la versión china de Tik Tok (Doujin) ha eliminado completamente su versión en lengua tibetana.

En los últimos años el Partido Comunista Chino también ha contratado cada vez más a influencers para contrarrestar la narrativa occidental que desde hace tiempo hace hincapié en las violaciones de los derechos humanos en el Tíbet (al que Beijing se refiere en documentos oficiales como “Xizang”, utilizando el nombre en mandarín de la región) y en Xinjiang, donde vive la minoría uigur. La comunicación de China busca por el contrario promover los supuestos “desarrollos positivos” que se han producido en estas regiones, como el aumento del ingreso per cápita de la población. En Lhasa, capital del Tíbet, se creó el año pasado un “centro de comunicación internacional” para una “comunicación internacional más eficaz sobre las cuestiones relacionadas con el Tíbet”.

El Global Times, el diario que controla el Partido Comunista Chino, ha hecho referencia en numerosas oportunidades a que los visitantes extranjeros han podido enterarse de “los últimos éxitos económicos de Xinjiang, la libertad religiosa y la integración étnica”. A las personas que visitan estas regiones se les imponen directrices rigurosas para controlar que los contenidos que difunden en línea correspondan a la narrativa promovida por Beijing, a pesar de que diversos informes documentan el internamiento masivo de los uigures, el trabajo forzado impuesto a los miembros de las minorías o los restrictivos programas de control de la natalidad. Varios comentaristas explican que las imágenes difundidas por los influencers están dirigidas principalmente al público joven de las redes sociales, que a menudo no tiene memoria de las grandes campañas internacionales de denuncia sobre Xinjiang y especialmente sobre el Tíbet.

 

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