16/05/2023, 14.13
CHINA
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Cachiporras y gafas de visión nocturna: nueva fuerza de Beijing para controlar los campos

Desde hace unos meses, un nuevo grupo apodado "nongguan", como sus homólogos "chengguan" de las ciudades, vigila las actividades de los campesinos del país. Las operaciones suscitaron una fuerte polémica, empezando por el equipamiento (represivo) con el que van armados. Según algunos observadores, es una señal del temor de los dirigentes chinos por la seguridad alimentaria.

Beijing (AsiaNews) - Beijing estableció una nueva fuerza especializada en el control de las actividades en el campo, dotada de un equipamiento al menos singular, compuesto por gafas de visión nocturna, inhibidores de señales, chalecos a prueba de puñales y cachiporras eléctricas. Se trata de un equipo con el que ya ha demostrado su fuerza y el uso generalizado de la violencia, como denunciaron agricultores y campesinos que han sido objeto de ataques e "intimidaciones" por parte de las escuadras del nuevo departamento vinculado al Ministerio de Agricultura. En realidad, según algunos expertos, detrás de esta nueva fuerza de control y coacción están las políticas de seguridad alimentaria aplicadas por la dirección comunista, que persiguen -incluso por la fuerza- la producción de arroz y trigo a expensas de otros cultivos o producciones.

Los organismos chinos encargados de hacer cumplir la ley en las zonas rurales (más conocidos como nongguan, los "gerentes de los campos", en contraposición a los chengguan, de las ciudades) se instituyeron en enero y ya suscitaron polémicas y críticas feroces, incluso entre los internautas. Vídeos y filmaciones en los que los "agentes" emplean la fuerza e interfieren directamente en las decisiones de los agricultores recibieron múltiples comentarios y se compartieron mucho en las redes sociales. 

En abril, los internautas volvieron a publicar vídeos que se hicieron virales sobre las intromisiones de estos equipos, entre ellos el de un agricultor de la provincia nororiental de Heilongjiang al que le pidieron que retirara el maíz que tenía plantado alrededor de su estanque de peces porque era "antiestético". También se vio a un equipo de la prefectura de Jian, provincia de Jiangxi, capturando gallinas que no estaban enjauladas para impedir que defecaran en cualquier sitio; y un agricultor de Jiangsu se quejó de que los nongguan le habían prohibido colgar una cuerda entre dos de sus árboles para tender la ropa.

También hay un video de agricultores de Yanshi, provincia de Henan, que tienen que pasar un examen de conocimientos agrícolas básicos, como rociar insecticida. Estos videos, muchos de los cuales ya han sido censurados y retirados de sitios web y plataformas de redes sociales, han recibido miles de comentarios, en los que los usuarios califican las acciones de "ridículas" y excesivamente invasivas. Las críticas se extienden también al equipamiento, ya que no se entiende la necesidad de chalecos de defensa, gafas de visión nocturna y cachiporras, teniendo en cuenta el servicio que prestan. 

La preocupación también está relacionada con las políticas represivas impuestas por Beijing en los últimos tres años en la lucha contra el Covid-19. Según Alfred Wu, profesor asociado de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad de Singapur, "la gente vio cómo las unidades de base se hicieron extremadamente poderosas durante el confinamiento", al punto de que un guardia decidía "si podías salir de tu complejo". Por último, otro factor que no ayuda a la imagen de las nuevas fuerzas rurales del orden es su uniforme, muy similar al de la policía urbana.

Ante el fuerte sentimiento negativo que se extendió entre la población, el Ministerio de Agricultura chino intervino delimitando las tareas y garantizando menos intervencionismo o libertad de acción a los equipos. El gobierno aseguró que ya no se verán decenas de nongguan arrancando plantas de tabaco como ocurrió en Guangxi, destruyendo plantas de pimienta en flor para poner trigo en su lugar, o arrancando plantines de jengibre (en la foto) para plantar arroz. Medidas que, según explicaron algunos astutos observadores, muestran en realidad toda la ansiedad de China por la seguridad alimentaria, sobre todo teniendo en cuenta la guerra de Ucrania y la crisis del trigo. 

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