23/12/2022, 12.34
LÍBANO
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Crisis económica, política y del Covid-19: el desafío educativo de las escuelas católicas libanesas

El estancamiento político y la economía de rodillas también están hundiendo la educación. En el sector público los docentes hacen huelga porque no reciben sus salarios. A pesar de las dificultades, crece el número de estudiantes en instituciones vinculadas a la Iglesia. Padre Youssef Nasr: la pandemia supuso una "pérdida educativa y pedagógica" que "debemos recuperar".

 

Beirut (AsiaNews) - A un año de la campaña de AsiaNews para ayudar a las escuelas católicas libanesas, la emergencia educativa sigue vigente y va unida a la crisis política e institucional que vive el país, sin presidente de la República y con un ejecutivo interino. Se trata de un gobierno con poderes reducidos, incapaz de hacer frente a los múltiples factores de crisis, y demasiada injerencia externa. Así lo explica el secretario general de los institutos católicos, padre Youssef Nasr, quien también ocupa el cargo de coordinador de todas las escuelas privadas y conoce bien la realidad educativa. “En los últimos meses -explica- ha aumentado el número de alumnos privados, porque no hay confianza en las escuelas públicas. A pesar de la crisis y la escasez de recursos”, añade, los padres tratan de invertir en la educación de sus hijos “y en este momento hay más de 200.000 alumnos” en 330 instituciones católicas de distintos niveles y grados.

La crisis económica, política e institucional libanesa pone cada vez más en peligro el sistema educativo y la centenaria red de colegios católicos, que no solo brindan un excelente nivel educativo sino que también son un lugar de encuentro privilegiado entre jóvenes cristianos y musulmanes. Desde los costos de funcionamiento hasta los salarios de los maestros, el aumentos de precios relacionado con la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de la lira están vaciando las arcas de las instituciones. Con la pandemia de Covid-19, los cierres y la educación a distancia, también se registró por primera vez el fenómeno de la deserción escolar.

La crisis libanesa, señala a AsiaNews el padre Nasr, tiene "dos caras: política y económica" y se debe a que las diferentes facciones, tanto cristianas como musulmanas, están "en posiciones muy alejadas entre sí". “El sistema en su totalidad -advierte- no funciona porque no se toman decisiones, incluso las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional están estancadas, y es urgente tomar medidas para poner en marcha la recuperación”. En este momento "resulta imposible" saber cuánto tiempo llevará elegir un jefe de Estado, que es "la clave" de los problemas, "pero esa clave no está en manos de los libaneses". Algo tenemos que hacer nosotros, aunque las decisiones se tomen fuera del país".

Mientras tanto, el año escolar comenzó hace tres meses y por ahora las clases se dictan de manera regular. Por lo menos en las escuelas católicas (y privadas), porque los docentes de las escuelas públicas han convocado un paro para protestar porque no reciben sus salarios, al menos en lo que respecta a la parte en dólares. “Nosotros dictamos clases normalmente - dice el secretario general - pero no sabemos hasta cuándo podremos hacerlo. Tenemos dos desafíos: los costos operativos en dólares y los salarios de los profesores, mientras que los costos de calefacción son cada vez más elevados. Existe una posibilidad real -continúa- de de vernos obligados a cerrar o de que los profesores hagan huelgo también en el sector privado, porque el salario de los docentes no es suficiente para llevar una vida digna". Y los mismos problemas críticos tienen las familias cuando deben pagar la matrícula escolar: “Una parte -explica- es en libras libanesas y otra en dólares, y no todos pueden pagar la de dólares”.

Las escuelas han recibido durante mucho tiempo financiación en moneda local, pero no en dólares, que están bloqueados en los bancos. El temor, explica el p. Youssef Nasr, es que “el sistema llegue a colapsar”, por eso “buscamos ayuda de ONG y asociaciones internacionales” para recaudar las sumas que necesitamos para los sueldos de los profesores y para comprar combustible. “Es un círculo vicioso -añade- que une la emergencia educativa con la crisis económica y política, con graves consecuencias para los jóvenes".

Al problema financiero se suman los daños causados ​​por la pandemia de Covid-19. “Hemos vivido dos años difíciles -cuenta el sacerdote- teniendo que recurrir a la educación a distancia” y otras formas mixtas de enseñanza. Hemos constatado, prosigue, “una pérdida educativa y pedagógica, una pobreza” que nos empuja a “redoblar los esfuerzos para darles a los alumnos la posibilidad de recuperarse”. Por eso se ha decidido implementar un programa de recuperación simultáneamente con la enseñanza tradicional, aunque eso requiere "mayores esfuerzos" en un momento en que contamos con recursos limitados. Por último, una reflexión sobre las próximas fiestas, que “estamos tratando de vivir con normalidad”, dejando de lado lujos y derroches para hacer una celebración viva, “con humildad. Ese es el mensaje de la Navidad -concluye- en un tiempo de crisis, somos como Cristo que nació en una gruta”, pero llenos de “amor y esperanza”.

 

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