08/01/2024, 18.08
VATICANO
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El Papa a los diplomáticos: las víctimas civiles no son "daños colaterales" de las guerras

En su discurso de inicio de año ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede, Francisco hizo un fuerte llamamiento a respetar el derecho humanitario en los conflictos. "La comunidad internacional debería prohibir universalmente la maternidad subrogada". Preocupación del pontífice por los ataques contra la libertad religiosa "con formas de control tecnológico y la proliferación de leyes anticonversión".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En el mundo de hoy, desgarrado por los conflictos, es urgente "un mayor compromiso de la Comunidad internacional para la salvaguardia y la implementación del derecho humanitario, que parece ser el único camino para la tutela de la dignidad humana en situaciones de enfrentamiento bélico", dijo hoy el Papa Francisco en el tradicional discurso de inicio de año a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

“En un contexto en el que ya no parece observarse una distinción entre los objetivos militares y civiles - dijo Francisco - no hay conflicto que no termine de algún modo por golpear indiscriminadamente a la población civil. Los sucesos de Ucrania y Gaza son una prueba evidente de esto. No debemos olvidarnos de que las violaciones graves del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y que no es suficiente con evidenciarlos, sino que es necesario prevenirlos".

Incluso cuando se trata del ejercicio del derecho a la legítima defensa – prosiguió el pontífice – es fundamental respetar un uso proporcionado de la fuerza. "Puede que no caigamos en la cuenta de que las víctimas civiles no son “daños colaterales”; son hombres y mujeres con nombre y apellido que pierden la vida. Son niños que quedan huérfanos y privados de un futuro. Son personas que sufren hambre, sed y frío, o que quedan mutiladas a causa de la potencia de las armas modernas. Si fuésemos capaces de mirar a cada uno de ellos a los ojos, de llamarlos por su nombre y de evocar su historia personal, miraríamos la guerra por lo que es: tan sólo una inmensa tragedia y “una inútil masacre”[3], que golpea la dignidad de cada persona sobre esta tierra".

Después de hacer un cuidadoso reconocimiento de los numerosos escenarios bélicos abiertos en el mundo, el Papa ha querido hacer un llamamiento. Citó las palabras de Pío XII en el mensaje radiofónico de Navidad de 1944, cuando dijo que percibía que la humanidad había sacado una lección de la trágica experiencia de la guerra mundial que estaba a punto de terminar, y sentía la necesidad de una "profunda renovación" de las relaciones entre los pueblos. A continuación observó con amargura que "este impulso parece haberse agotado y el mundo está siendo atravesado por un creciente número de conflictos que lentamente conforman lo que he definido muchas veces como 'tercera guerra mundial en pedazos'”. Reiteró luego su preocupación por lo que está sucediendo en Israel y Palestina desde el 7 de octubre y volvió a pedir la liberación de los rehenes y un alto el fuego en todos los frentes, "incluido el Líbano". “Confío en que la Comunidad internacional promueva con determinación la solución de dos Estados, uno israelí y uno palestino –añadió– ​​así como también un estatuto especial internacionalmente garantizado para la Ciudad de Jerusalén, de modo que israelíes y palestinos puedan por fin vivir en paz y con seguridad" .

En cuanto a la "guerra a gran escala de la Federación Rusa contra Ucrania", el Papa afirmó que "no se puede dejar que se prolongue un conflicto que se va gangrenando cada vez más, en perjuicio de millones de personas, sino que es necesario que se ponga fin a la tragedia en curso a través de las negociaciones, respetando el derecho internacional". Pero el pontífice instó también a no olvidar los otros conflictos que tiñen de sangre al mundo. Comenzando por lo que ocurre en Myanmar: Hay que hacer todos los esfuerzos posibles - pidió - "para dar esperanza a aquella tierra y un futuro digno a las jóvenes generaciones, sin olvidar la emergencia humanitaria que todavía golpea a los rohinyás". Exhortó asimismo a Armenia y Azerbaiyán a firmar un tratado de paz y pidió soluciones para la dramática situación humanitaria de los habitantes de Nagorno Karabaj: "Es urgente favorecer el regreso de los desplazados a sus hogares de forma legal y segura, así como respetar los lugares de culto de las distintas confesiones religiosas presentes en la zona”, advirtió.

Francisco volvió a denunciar la enorme disponibilidad de armas y calificó como "ilusoria" la idea de que puedan constituir un elemento disuasorio de los conflictos. “La disponibilidad de armas incentiva su uso e incrementa su producción. Las armas crean desconfianza y desvían recursos. ¿Cuántas vidas se podrían salvar con los recursos que hoy se destinan a los armamentos?”. Y siguiendo la misma lógica del desarme, pidió asimismo que se reanuden las negociaciones sobre el programa nuclear iraní.

El Papa recordó también que "el camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial. En este sentido -añadió-, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño, y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica". Advirtió luego contra las "colonizaciones ideológicas", entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos. Tales colonizaciones ideológicas provocan heridas y divisiones entre los Estados, en lugar de favorecer la construcción de la paz". 

Con respecto al tema de la violación de la libertad religiosa, el pontífice expresó su dolor porque cada vez más países adoptan modelos de control centralizado de la libertad religiosa, con el uso masivo de la tecnología", y el encarnizamiento contra las minorías por medio de "atentados contra el patrimonio cultural y medidas más solapadas, como la proliferación de leyes anticonversión, la manipulación de las normas electorales y las restricciones financieras". Expresó su preocupación por el aumento de los incidentes de antisemitismo y por los "más de 360 millones de cristianos en todo el mundo sufren un alto grado de persecución y discriminación a causa de su fe".

Por último, el Papa volvió a plantear ante los diplomáticos la cuestión del uso de la inteligencia artificial, que fue un tema central de su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año: "Se impone, pues, una atenta reflexión a todos los niveles, nacional e internacional, político y social, para que el desarrollo de la inteligencia artificial permanezca al servicio del hombre, fomentando y no obstaculizando —sobre todo en los jóvenes— las relaciones interpersonales, un sano espíritu de fraternidad y un pensamiento crítico capaz de discernimiento".

 

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